lunes, 29 de noviembre de 2010

Desigualdad y falta de calidad las deudas de la educación en el país

Esta nota fue publicada en Argentina, por el “diario opositor”, que es vocero de la derecha, y seguramente no está interesado en la Educación, pero mediante una operación mediática, trata de incomodar al gobierno. También es cierto el panorama que describe.

Los expertos afirman que no se logró bajar la brecha digital entre alumnos ricos y pobres. Tampoco se pudo extender la enseñanza del segundo idioma y la doble jornada.
En la madrugada del 22 de diciembre de 2005, la Cámara de Diputados convertía en ley el Financiamiento Educativo. El ex presidente Néstor Kirchner conseguía así la que sería su carta más importante en educación. Con esa jugada, prometía llevar el presupuesto educativo hasta donde nadie lo había llevado, y se aseguraba de su lado a buena parte de los combativos gremios docentes.

Su esposa, Cristina Fernández, no se quedó atrás. “Me siento la Sarmiento del Bicentenario”, dijo la Presidenta en abril, al lanzar por segunda vez, el plan que llevará computadoras a todos los chicos de escuelas secundarias públicas. Cinco años después de la sanción de aquella ley, la calidad y la inequidad siguen siendo las deudas de un sistema educativo que, sin embargo, cada año recibe nuevas inyecciones de dinero.

Segundo idioma
Sólo en dos años, descendió en 27 puntos el porcentaje de chicos que no estudiaba ningún idioma. Pero casi el cuarenta por ciento de los alumnos primarios de todo el país continúa sin aprender otra lengua. Pero esa diferencia es mucho mayor cuando se mide lo que ocurre en escuelas privadas y públicas. Mientras que en las primeras este déficit se atenuó en un 52 por ciento, en las escuelas estatales fue de 21 por ciento.

Los datos fueron proporcionados por el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, de la UCA. Ianina Tuñón, coordinadora del área de Educación, explica: “A partir de la sanción de la ley se está avanzando pero con mucha inequidad, los más beneficiados son los chicos de las clases más acomodadas y aunque hay mayor presupuesto esto no promueve una distribución más equitativa de los recursos”.

Brecha digital
Algo similar a la enseñanza de una segunda lengua ocurre con computación, música, plástica o educación física. En 2005, el gobierno anunció que cada alumno secundario recibiría una computadora. Pero el reparto comenzó recién este año, el precio de las netbooks se triplicó y muchas escuelas del interior del país no están preparadas para poder utilizarlas.

Doble jornada
Pero quizás una de las mayores deudas de esta ley fue la promesa de llevar al 30 por ciento el acceso a escuelas de jornada completa. Hoy sólo va a colegios doble turno el 6 por ciento de los chicos.
La ampliación de la jornada escolar fue fijada por la ley de Financiamiento Educativo. Pero su importancia es tal, que fue ratificada al año siguiente con una nueva ley, la de Educación Nacional. Según la Unesco, un niño debería asistir un mímino de 825 a 1.000 horas de clase por año. Pero en Argentina, las escuelas primarias estatales apenas pueden garantizar 720.
Desde la sanción de la ley, hubo avances. Este año por primera vez se llegó a la meta prometida de llevar el presupuesto educativo al 6 por ciento del PBI, se garantizó casi el 100 por ciento de acceso al jardín de infantes para los chicos de 5 años, y los salarios docentes subieron 47 por ciento. La ley obligó a las provincias a sentarse a dialogar con la Nación políticas educativas.

El traspaso a las privadas
Pero nada de todo aquello alcanzó para frenar la caída en la calidad educativa —arrastrada durante décadas de desinversión— y evitar el traspaso de las escuelas públicas a las privadas. Así, uno de cada cuatro chicos asiste hoy a un colegio privado.
De acuerdo al Barómetro, en 2009, el 30 por ciento de los padres consultados deseaba cambiar de escuela a sus hijos. Sólo este año, la matrícula en los privados bonaerenses subió 4 por ciento.

Notas bajas
Los niveles de calidad, medidos por el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), colocan a la Argentina entre los países con peor rendimiento. De acuerdo a un informe elaborado por el Programa de Educación de Cippec, una ONG que controla el cumplimiento de la ley, “los resultados de calidad están muy por debajo del promedio, incluso claramente debajo de Chile y Uruguay”. En 2006, en la Argentina, la capacidad lectora de los alumnos descendió 11 por ciento. Guillermina Tiramonti, de Flacso, sostiene que “la escuela ya no cumple con la relación entre educación y trabajo, esa idea de que la educación garantiza el ingreso al mundo laboral. Tampoco se está planteando un diálogo con la cultura, las aulas están ancladas en un momento cultural pasado donde no hay diálogo con la modernidad”.

Más de seis horas duró el debate en el que se aprobó la ley de financiamiento. El oficialismo la aprobó por mayoría: 204 votos a favor, 37 en contra. Tras la sanción, el entonces ministro, Daniel Filmus, habló de reveer una “política de abandono”. Cinco años después, la revisión sigue pendiente.

Lo que dice la Ley
La ley de Financiamiento Educativo fue sancionada en diciembre de 2005. Su principal objetivo fue llevar de 4,2 por ciento al 6 del PBI el presupuesto educativo y fijó como meta el año 2010. Hoy es del 6,1 por ciento.

También ampliaba al 30 por ciento el acceso a las escuelas de doble jornada, dando prioridad a los sectores sociales más desprotegidos. Hoy es del 6 por ciento.

Se aseguraba además que el 100 por ciento de los chicos de cinco años pudieran asistir a un jardín de infantes. Hoy está en el 98 por ciento.

Se extendía también la enseñanza de la informática y de una segunda lengua.

La ley también buscó garantizar mejoras en las condiciones laborales y salariales de los maestros para jerarquizar la carrera docente.

http://www.clarin.com/

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