martes, 11 de octubre de 2011

Educación para la socialización

Hace poco, un “Experto” afirmaba en la televisión que la Educación era necesaria para “Mejorar los niveles de seguridad”. Tenía por argumento que la casi totalidad de las personas que producían “actos de inseguridad”, no habían terminado los estudios secundarios. En síntesis, algo así como “Educar para la seguridad”. Me pregunto ¿Para eso es necesaria la Educación? De ser así, no me hubiese dedicado a la docencia. Hay otros fines, y lo expresa Julia Alba en los siguientes párrafos.

Hija de MAESTRO y rodeada de hermanos, tíos y tías, primos y primas, amigos y amigas que constituían una amplia familia de MAESTROS, escuché desde muy niña que la docencia era una vocación y que llevaba a responsabilizarse de enseñar a niños, adolescentes y jóvenes cómo vivir con los otros, en una sociedad que implicaba derechos que había que reconocer, deberes que se tenían que cumplir. Claro que para hacerlo había que DESCUBRIR AL OTRO y APRENDER A DIALOGAR CON EL.

No recuerdo que se hablara de EDUCACION DE CALIDAD. Descubrir al otro y dialogar con él era lo fundamental, era ya la calidad que hoy reclamamos. Leyendo el artículo de José Rivero, las reacciones, y el diálogo suscitado entre tantos Maestros con vocación para una educación de calidad, me animo a compartir con ustedes unas reflexiones desde el punto de vista de socióloga. Tengo la esperanza de suscitar con estas reflexiones un diálogo interdisciplinario sobre la temática y problemática EDUCATIVA.

La Educación es un proceso de socialización, es decir, de ingreso paulatino a la Sociedad en que vivimos. Es más, la Sociedad en que vivimos necesita y exige ese proceso como garante de su existencia. La educación, desde este punto de vista, está orientada a reproducir la Sociedad. Esta la “programa” para que los nuevos miembros asimilen, lo más eficientemente, lo que la Sociedad es y se integren sin conflictos o con los conflictos mínimos posibles de ser manejados y resueltos dentro de las reglas establecidas.

Esta visión de la Educación como proceso de socialización nos lleva a examinar algunas premisas. Entre ellas y en calidad de preguntas: ¿Cómo es esta sociedad que intenta perpetuarse a través de la Educación? ¿Cómo y quien la regula? ¿Quién manda y quienes obedecen? ¿Cómo viven sus miembros? ¿Cómo se reproducen? Atravesando estas sencillas y a la vez complejas preguntas, aparecen conceptos como poder, como producción y reproducción, como propiedad. Les siguen los de libertad, derechos, y deberes, normatividad, valores, ética, intereses, solidaridad etc. etc.

Para llegar a los puntos de reflexión y diálogo partimos de la constatación de la forma cómo se muestran y responden en nuestra Sociedad las preguntas y los supuestos planteados. Podemos decir, con seguridad, que se constata la existencia de sectores o clases con una diversidad de intereses y con un ejercicio desigual del poder entre quienes tienen bases de apoyo sea en la propiedad, en la dominación política y económica e inclusive en la división cultural y racial, en el ejercicio de la justicia etc. etc. y quienes, las grandes mayorías, carecen de estas bases.

No pretendemos un análisis exhaustivo de nuestra Sociedad. Tampoco consideramos que sea necesario. Enfoquémonos en la realidad que vivimos y en su influencia en la educación, en nuestro proceso de socialización. Constatamos dos tendencias muy marcadas: una que predomina y que pretende que el estado de cosas se perpetúe en provecho de los centros de poder y en desmedro de las grandes mayorías “excluidas de ese poder”. La otra que plantea y se esfuerza en cambiar el “status quo”, reclamando igualdad y equidad.

Una primera conclusión: los grupos de poder que manejan los procesos sociales con el fin de que ese poder que ostentan se perpetúe, no permitirán, mientras tengan el poder, que la educación se de para todos con igualdad y equidad. Hay pues que tomar conciencia de que, para lograr lo que queremos hay, por lo menos, que tener una participación significativa en el poder.

Cuando hablamos de Educación de Calidad, no podemos afirmar que esa no existe en el país. La tienen los que la pueden pagar porque tienen el poder. Es más, el poder se permite “incorporar” a las capas emergentes en los Colegios y Universidades tipo A…. Se aseguran así que esas capas emergentes se socialicen en sus valores e intereses, que los hagan suyos sin discutirlos, justificándolos con el discurso “oficial”.

Esos mismos sectores de poder, permiten que las mayorías que no tienen acceso a una educación de calidad, sean instruidos para respetar los intereses y valores de quienes ostentan el poder.

El proceso de socialización se orienta así a dos tipos de educación: la que se da a los que mandan y aquella que corresponde a los que obedecen. Un aspecto que “hermana” a ambos grupos es el que nuestra Educación pone el acento en “instruir” no en formar. La educación que forma es la que reclamamos como educación de calidad. No conviene a los intereses dominantes que sean muchos los que se educan para dominar. Esta educación debe darse a los pocos que el sistema requiere para continuar dominando.
Frente a esta situación es, por decir lo menos, ingenuo pretender una revolución educativa. Las estructuras de dominación se “las arreglan” para instruir a los dominados y mantenerlos como objetos, imposibilitando que actúen como sujetos.

Si hemos seguido la argumentación llegamos al dilema, no resuelto en la acción, que pretende contraponer acciones orientadas a la reforma de estructuras a los procesos de socialización liberadora. Se dice que primero hay que educar, despertar la conciencia crítica permitiendo que se descubran como sujetos y actúen como tales. Se afirma, al mismo tiempo, que hay que reformar primero las estructuras de dominación creando las condiciones objetivas que hagan posible la toma de conciencia crítica. Ante estas afirmaciones, cabría preguntarse ¿Quiénes reforman las estructuras y se oponen a la dominación si están alienados por esas estructuras? La otra pregunta sería ¿Hasta qué limite se puede soportar sin cuestionarlas las estructuras de dominación? El eterno dilema de “quien es primero, el huevo o la gallina”.

En mi larga experiencia en procesos formativos, se discutía la frase clásica:
“son pobres porque son ignorantes”. Lo real es que “son ignorantes porque son pobres”.
Lo expuesto tiene base en el imaginario social, en la expresión de una cultura que se basa en los intereses y valores de quienes ostentan el poder que les da su posición dominante que, repetimos, se apoya en estructuras (organización de intereses) que les permiten orientar en su provecho la economía, la política, la justicia etc., en resumen la Sociedad. Tienen, como hemos visto, la posibilidad de someter y convertir en objetos a quienes no ostentan ese poder. Para concluir, los dominadores (minorías organizadas) tienen como “aliado” al proceso de socialización; orientan éste a la permanencia de las estructuras de dominación, dictan las reglas que, interiorizadas por los dominados, los mantienen como objetos útiles a los intereses del poder.

Quienes, lamentablemente minorías críticas, apuestan por una transformación, proponen formar sujetos que se rebelen y luchen por la transformación de las estructuras de dominación. Creo que tenemos que tomar conciencia de que para los dominados salir –porque ya han entrado—de esta situación colectiva de “no poder” y “de no comprensión”, entre otras, a las que cabe calificar de “alienación”, para ellos, salir, repito, es casi imposible. Por y para ello, sería necesario que las hoy “minorías críticas” alcancen niveles significativos de organización y de práctica formativa para iniciar consciente y responsablemente la tarea de FORMAR SUJETOS (proceso de desalienación) que estén en condiciones de tomar en sus manos la transformación de las estructuras de dominación en la sociedad. Tareas ambas que debemos emprender, como fundamentales, quienes nos consideramos EDUCADORES.

Sólo unas reflexiones más sobre esta tarea imprescindible y de una urgencia de vida o muerte. Creo que no es necesario, a estas alturas del diálogo, incidir en la importancia de centrar la formación en uno o más niveles. Opino que todos tienen importancia: el nivel inicial que hoy no se prioriza y que es puerta de entrada –ya iniciada en el hogar—al proceso de socialización; se da así lugar a un desnivel en la educación básica que tiene que comenzar sin haber dado los primeros pasos y sin que esté prevista la necesidad de éstos. Lo mismo pasa en la relación, no siempre considerada, entre la educación básica con los niveles superiores, sean escuelas superiores o universidades. Esta no es una afirmación nueva para quienes tienen la responsabilidad educativa en todos y cada uno de los niveles.

Me atrevo a plantear sí, el por qué en mi práctica profesional considero imprescindible la formación de adultos y digo formación y no educación porque esta palabra está prostituida por la práctica. Generalmente se habla de educación únicamente como la tarea de instruir, es decir, de proporcionar al “educando” una suma de conocimientos e información que le exigen esfuerzos de memorización sin discernimiento alguno. Pablo Freire hablaba de una educación bancaria que sostenía una conciencia ingenua y que no permitía recorrer el camino hacia una conciencia crítica. Generalmente es ese el concepto y la práctica de la educación en general y de la educación de adultos en particular.

Mi generación ha estado influenciada por grandes educadores como Freire y sabemos lo que esto significa como impedimento a una educación liberadora que se contrapone al adoctrinamiento que persiste en la educación a sus diversos niveles.
Los adultos, hasta ahora, construyen la sociedad en base a la educación que adoctrina y luego se pretende que los niños, educados en ese presente, arreglen en el futuro la sociedad. ¿No es éste un contrasentido?

La idea de estos últimos párrafos es dar a los adultos –comprendidos los adolescentes y jóvenes- una formación que los haga descubrirse como sujetos, es decir, como seres portadores de una conciencia crítica y con una práctica autónoma, a partir del descubrimiento del OTRO como interlocutor dialogante, con quien puede y debe construir una sociedad de sujetos.

En esta era en que la tecnología ofrece información en cantidades impresionantes, la Escuela y la Universidad deben convertirse en centros de formación que posibiliten a los usuarios de esta información –aunque fuera, en el supuesto negado, de calidad y veracidad—los criterios imprescindibles para procesar esa información. De lo contrario, serán los profesores de aula los que, a partir de la educación bancaria que constituye su práctica, afirmen la calidad de objetos que los grupos de poder requieren para sostener las estructuras de dominación.

El adulto formado, al adquirir la condición de sujeto, se sabe creador de conocimiento y capaz de transformar las estructuras de dominación que son también creación humana. Es preciso tener en cuenta el rol que, como eje, juega la investigación y la apropiación de la tecnología en que se traduce la ciencia que es, lo sabemos, una creación social. Formar para el trabajo de calidad es formar para la transformación de la naturaleza y la creación de cultura, es decir para la vida en común. Esa formación debe posibilitar una lectura de las relaciones sociales, creadas por los hombres y por lo mismo, susceptibles de ser transformadas por ellos como sujetos.

Concluyo. Formar sujetos exige sujetos que formen. Ojalá que la docencia se transforme en vehículo de liberación y que, sin abdicar de la defensa de sus derechos, los educadores vuelvan a considerarla como una vocación al servicio de la liberación de la sociedad. En ello nos va la vida y el derecho y la responsabilidad de crear una sociedad formada con sujetos autónomos que reconocen al y se reconocen en el OTRO y comparten la tarea colectiva de buscar la felicidad.

1 comentario:

Ricardo Seivald seivaldr@hotmaal.com dijo...

Hola, concuerdo que la educación ayuda a loa socialización, no hay dudas, pero una educación donde los valores se perdieron, no en las aulas sino en las herramientas que nos quitaron para poder poner limites. Yo tengo varios alumnos que se didican a delinquir todos los viernes para ir a bailar. Eloos sin impunidad lo dicen como el consumo de diferentes adicciónes, ¿cuales son las obligaciones de la escuela, y que herramientas tenemo? Yo la tengo clara muy clara, "EL SILENCIO" Si por error,citas a un padre, te rompen la dirección con violencia, con el fundamento que el docente se mete en temas privados, porque la droga se la da el padre...La escuela ya no educa es un arrinconamiento como en la decada de la colonización, los mantienen en un lugar donde ahora es obligatorio, todos al rincon buenos malos quenes quiera, y quienes no les interesa. que puede hacer un docente, ENSEÑAR, donde 70% de la asistencia van solo por los planes sociales. "ESCUELA quedo de nombre a igual que educación" Son solo frases políticas.

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