¿Qué aspectos discute la teoría crítica? ¿Cuál es su posición frente a las posturas positivistas? ¿Cómo analiza las relaciones de poder entre los individuos?
Entre las contradicciones ideológicas del capitalismo, están
el fortalecimiento de las luchas de los/as oprimidos/as contra los/as
opresores, la búsqueda de liberación-emancipación de toda forma de dominación
y, el impulso de procesos profundos de concientización, que llevaría
inexorablemente a la superación de las desigualdades por medios electorales
para la asunción del poder político de parte de las grandes mayorías, siempre
en beneficio de todo el pueblo o a través de caminos revolucionarios. Negar
este objetivo, explícito o implícito, básico de la Teoría Crítica,
significa negar los principios marxistas que sirven de sustento a la misma.
La
Teoría Crítica también discute, entre otros aspectos propios
de las tendencias conservadoras, la producción de conocimientos desde la forma
única positivista de las ciencias y su implicancia respecto al impulso de los
procesos de transformación. Este es, sin duda, un aporte fundamental de la Teoría Crítica en
cuanto al papel de la ciencia, la tecnología y el conocimiento en general en nuestras
sociedades. Identifica la existencia de ciertas tendencias dogmáticas
conservadoras, dogmáticas desde la perspectiva científica, reproductoras de las
prácticas metodológicas científicas del capitalismo que niegan la posibilidad
de superar la maquinaria metódica de la ideología enraizada en el capital, en
contradicción con la prédica de su superación y eliminación en un momento
histórico futuro.
La
Teoría Crítica intenta superar, las posiciones positivistas
impuestas por las tendencias convencionales de la ciencia y las formas de
producción de conocimientos a partir de orientaciones únicas de interpretación,
comprensión y transformación del mundo social y natural. Una de estas críticas,
está dirigida a considerar la unicidad de la ciencia, y su generalización y
aplicación, olvidándose de la existencia de situaciones contextuales concretas
y específicas. Éstas pueden develarse y transformarse por los propios
principios de la Teoría
Crítica, que supera la esencia de las tendencias positivistas
y neopositivistas tanto del método como de la misma producción de
conocimientos. De ahí que sea importante establecer, además, las estrechas
relaciones entre la teoría y la práctica, propias de la corriente crítica aquí
expuesta y una estrecha relación dialéctica entre el sujeto y la sociedad, lo
que Carr y Kemmis denominan la doble dialéctica:
El enfoque dialéctico de la racionalidad utilizado por los
investigadores activos subraya especialmente las relaciones dialécticas entre
pares de términos que por lo común se juzgan opuestos y mutuamente excluyentes:
lo teórico y lo práctico, el individuo y la sociedad. Hemos
comentado ya la relación dialéctica entre lo teórico y lo práctico. La relación
dialéctica entre el individuo y la sociedad guarda una relación estrecha con la
discusión anterior: lo teórico y lo práctico, o el pensamiento y la acción, se
construyen en lo social y se incorporan en lo histórico. El pensamiento y la
acción individuales adquieren su sentido y su significado en un contexto social
e histórico, pero al propio tiempo contribuyen ellos mismos a la formación de
contextos sociales e históricos. Esta doble dialéctica de lo teórico y lo
práctico, por una parte, y el individuo y la sociedad, por otra, se halla en el
núcleo de la investigación- acción como proceso participativo y colaborativo de
autorreflexión. La investigación-acción admite que el pensamiento y la acción
se desprenden de las prácticas en situaciones particulares y que las
situaciones mismas pueden ser transformadas mediante la transformación de las
prácticas que las constituyen, así como los entendimientos que les confieren
sentido. Ello implica transformaciones de las prácticas, los entendimientos y
las situaciones individuales así como transformaciones de las prácticas, los
entendimientos y las situaciones que los grupos de personas constituyen a
través de su interacción. La doble dialéctica del pensamiento y la acción y del
individuo y la sociedad se resuelve, para la investigación-acción, en la noción
de una comunidad autocrítica de investigadores activos comprometidos con el
mejoramiento de la educación, que son investigadores para la educación.
Otro de los aspectos de la Teoría Crítica,
concierne al análisis minucioso de las relaciones de poder entre los sujetos de
un determinado grupo social, de cualquier naturaleza, entre ellos/as mismos/as
y, claro está, de este grupo con otros de similares o diferentes
características. Este análisis es histórico, contextual, global, local y
temporal. Estudia las realidades concretas y específicas, sin olvidar sus
interrelaciones complejas influyentes en cortes temporales específicos. El
análisis no olvida, las formas de producción y reproducción del capital y con
ello las contradicciones que lo determinan. Aquí entra en juego las maneras de
dominio, necesarias para la conservación del sistema, su permanencia en el
tiempo y su purificación. La habilidad del sistema capitalista, consiste en
lograr una supuesta separación entre las formas de producción y dominación del
capital, imprimiéndole suficientes elementos de neutralidad. Este logro del
sistema capitalista, se aprecia muy bien cuando caemos en la trampa de aceptar
o creer, en la actualidad, que algunas categorías marxistas no son actuales
porque (supuestamente) no existen, fábricas o industrias, sindicatos u
organizaciones sociales que luchen por la superación de las injusticias. Hemos
caído en la trampa de que no podemos hablar de lucha de clases, porque sólo un
grupo pequeño de trabajadores posee carácter proletario. Olvidamos el papel que
cumple el capital y la dominación de unos/os sobre otros/as, independientemente
de la existencia de la fábrica y el sindicato, en caso de que la posibilidad
sea cierta en el futuro.
La construcción y conformación, lograda por los iniciadores
de la Teoría Crítica,
propuesta a partir de los principios marxistas originales, permitió el
posterior desarrollo del marxismo como teoría científica del análisis de la
sociedad, sus contradicciones, relaciones de poder-producción, condiciones
materiales de existencia socio-histórica, etc. Lo más importante es que la Teoría Crítica, no
pretende superar el marxismo o sustituirlo; por el contrario, se transforma en
refuerzo teórico-operativo, aplicable al análisis del papel de la ciencia en
cada sociedad y su producción-reproducción. No se trata de un catecismo de
acción revolucionaria; sino más bien, y sin negar este objetivo, pretende
complementar la propia acción revolucionaria con el estudio científico de las
causas, posibilidades científicas concretas y consecuencias de la misma, a
través de un método apropiado: la
Investigación-Acción Participativa. La fortaleza de la Teoría Crítica
también nos permite, sin pretensiones de ninguna naturaleza, analizar las
actuales coyunturas sociopolíticas y la búsqueda incansable, lamentablemente
alejadas del marxismo, de propuestas prospectivas de transformación social y
superación de las contradicciones intrínsecas del capitalismo. Bernstein
advierte, sobre las identidades prospectivas que pretenden analizar las
contradicciones de la idea básica del capitalismo mediante otras categorías,
iguales o peores que el mismo sistema capitalista:
Estas identidades están esencialmente orientadas hacia el
futuro en contraste con el pasado de las retrospectivas y el presente de las
identidades descentradas. Se sustentan, como las identidades retrospectivas,
sobre narrativas, pero estos recursos narrativos arraigan la identidad no en el
pasado sino en el futuro. Estas son narrativas de “lo que va a ser”, pero de
aquello nuevo “que va a ser”, de una categoría no individual sino social, como
la raza, el género o la
región. Los recursos narrativos de las identidades
des-centradas anuncian una distancia de la base colectiva y social, por esto
son construcciones individualizadas. Pero las narrativas que construyen “lo que
va a ser” de las identidades prospectivas, crean una nueva base para las
relaciones sociales, para las solidaridades y para las oposiciones. De esta
manera, las identidades prospectivas incluyen un resentimiento. Las identidades
prospectivas son frecuentemente impulsadas por movimientos sociales como por
ejemplo, el género, la raza y la
región. En su Estado inicial son evangélicas y
confrontacionales, y veremos más tarde que tienen fuertes tendencias
cismáticas. Las identidades prospectivas comparten con los fundamentalistas la
culminación del sí mismo y por lo tanto, las manifestaciones implican la
totalidad del sí mismo en el nuevo “llegar a ser”. Los procedimientos de
de-socialización son necesarios para borrar la identidad previa. Nuevos apoyos
de grupo facilitan este proceso, protegen vulnerabilidades y orientan el
re-centramiento. Las identidades prospectivas, como las fundamentalistas, están
comprometidas con la actividad económica y política para mantener el desarrollo
de su potencial. En U.S.A. los movimientos islámicos han creado una nueva base
de identidad negra, para una política revitalizada y un nuevo
“empresarialismo”. Esto es el ejemplo de identidad prospectiva que surge fuera
de una recontextualización de una narrativa retrospectiva
Extraído de:
Pedagogía y Didáctica Crítica para una Educación Liberadora
Dr. David Mora
Director Ejecutivo del Instituto Internacional de
Investigación Educativa para la Integración.
En Integra Educativa Nº 4 / Vol. II No. 1
No hay comentarios:
Publicar un comentario