miércoles, 15 de octubre de 2014

La educación formal como legitimadora de las asimetrías


Una de las funciones de la Educación formal es la de legitimar diferencias sociales, los siguientes párrafos remiten a una experiencia de educación popular realizada en el marco de un proceso sindical de organización y capacitación con trabajadores, llevada a cabo bajo las premisas de la pedagogía crítica.



La educación formal según la pedagogía crítica mantiene una relación estrecha con la intencionalidad de las clases dominantes, pues los elementos que se establecen en el curriculum de la educación formal obedecen a estos intereses de clase. Además, las asimetrías entre trabajadores con educación profesional y aquellos que sólo ostentan un oficio resultan de utilidad para la división social del trabajo del sistema capitalista (Gadotti).

En el proceso realizado, se analizó que existía en los miembros del sindicato una noción de minusvalía en relación con las personas que sí tenían algún nivel de escolaridad universitaria; y que ello se reforzaba en la relación con los patrones, quienes hacían uso de este tránsito académico para minar los derechos de estos trabajadores y desacreditar las demandas que ellos les planteaban.

Este es un elemento importante, pues la educación formal brinda estatus y poder a quien la tiene, por lo que genera fuertes asimetrías y problemas de autopercepción en los colectivos populares. Por ejemplo, cuando los trabajadores debían plantear su problemática en una reunión con funcionarios de instituciones, lo hacían con gran temor, no sólo por la relación de poder desigual con sus patrones y la eventual represión, sino por la forma y el lenguaje con que era socialmente correcto expresarse.

Uno de los ejercicios que se realizó en el proceso era evidenciarles a los trabajadores que, al ser ellos quienes vivían las injusticias, eran ellos quienes debían plantearlas en las reuniones con instituciones. Ello se hacía para contrarrestar una tendencia a delegar en la promotora sindical la representación en actividades públicas.

La presión que genera la ausencia de la educación formal en el desenvolvimiento de los colectivos populares privilegia socialmente la noción de la educación formal, lo que implica a su vez privilegiar la cultura oficial, evidentemente vinculada a los intereses de las clases dominantes.
Tal como lo plantea José Eustáquio Romão: A lo largo de la historia de las sociedades estratificadas, las producciones y expresiones de las clases hegemónicas o por ellas controladas han constituido la denominada “cultura erudita”.

Y, por ella ser la expresión de los que tienen poder, casi siempre, aparece como la única que debe ser transmitida a las futuras generaciones, como si tuviese la garantía de la elevación de los seres de la especie a niveles superiores de actualización de sus potencialidades específicas.

A partir de esto, resulta notorio el papel que cumple la educación en la autoafirmación o no de los colectivos, y cómo esta es utilizada por parte de algunos sectores –en este caso, los patrones– para desacreditar a los otros no escolarizados.

Esto debe entenderse como reflejo de una sociedad en la que se define que el conocimiento válido es el conocimiento de los opresores, por lo que se aprende, por ejemplo, la historia oficial de los opresores, sus presidentes, sus logros, sus referentes de identidad nacional.

Lo perverso de la situación es que, en tanto un oprimido conozca sólo la historia y el saber generado por los opresores que es plasmado en el curriculum educativo, y desconozca su propia historia, le es más difícil comprender su situación y emprender acciones de cambio.

Esta omisión de la historia y el conocimiento generados desde los oprimidos en la educación oficial implica una forma profunda de desacreditar y negar la experiencia de vida y el conocimiento generados desde estos sectores, por lo que tiene una intencionalidad claramente ideológica en tanto falsa conciencia.


Autora
Priscilla Carballo Villagra*
Una experiencia de educación popular según premisas de la pedagogía crítica
Docente e investigadora de la carrera de Trabajo Social, Sede de Occidente de la Universidad de Costa Rica. Ha desarrollado experiencia de trabajo sindical y trabajo con jóvenes de sectores populares en el área urbana de ese país.
En
Paulo Freire, Contribuciones para la pedagogía
Moacir Gadotti, Margarita Victoria Gomez, Jason Mafra, Anderson Fernandes de Alencar [compiladores]

1 comentario:

RosaMaNM dijo...

Se ha mentalizado demsiado que para ser alguien hay que tener estudios universitarios, y se ha hecho de una manera muy poco cierta. Conozco licenciados en múltiples materias, que sól oson eso, y no se les pude sacar de su ámbito porqué es cuando se detectan sus graves carencias; porqué vagan perdidos , en cambio personas con menos acceso a estudos, tiene una universidad que es de lacance mundial y es la de la vida. se exige y se dice que si no tienes unos estudios universitarios, es cómo si no tuvieses nada, cuando si se dejasen de estudiar los oficios de toda la vida, que haríamos sin esos profesionales? el fontanero, el crislatero... y muchísimas profesiones que no pueden ser sustituidas por máquinas, por suerte!!! Hay que alentar en lugar de prejuzgar.
Un estudio muy interesante, Alberto!
Saludos!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Busca en mis blogs