El presente documento es el resultado de un conjunto de
discusiones (inacabadas) del grupo organizador del Primer Encuentro
Internacional de Experiencias de Pedagogía Crítica en América Latina 2015.
Consideramos que, la Pedagogía Crítica, al ser un campo en disputa necesita de
las discusiones teóricas de quienes participan en ella, por lo tanto,
pretendemos problematizar la educación, la pedagogía crítica y su contexto
actual para lanzar a debate estos tópicos con todos los y las interesadas en el
tema. Esta discusión también pretende ser un ejercicio rumbo al Segundo
Encuentro del año 2016, donde esperamos lanzarla a debate colectivo para
construir caminos y puentes que nos ayuden a ampliar y enriquecer el campo de
lo educativo.
Esperamos que las ideas aquí presentadas sirvan como
provocación-invitación a nutrir el crisol pedagógico latinoamericano y escuchar
las voces desde donde se teje de distintos colores.
BLOQUE
I. El tiempo que vivimos y su transformación a la educación.
I.
Vivimos en la era de dominio del capital. El
modo de producción capitalista subsume todas las áreas de la actividad humana a
su lógica y materialidad.
II.
El capitalismo es el modo de producción, que
basado en la incesante producción de mercancías, tiene como objetivo la
obtención de ganancias para aquellos que detentan la propiedad privada de los
medios de producción y distribución, en un ciclo incesante de proporciones cada
vez mayores, con tendencias claras al monopolio, la tecnificación y la crisis.
(Numeral -agregado). Sin embargo, el capitalismo contiene,
como una parte inherente de si, las propias contradicciones que pueden llevar a
su superación.
III.
El capitalismo divide a la sociedad en dos
estamentos básicos, los que viven de vender su fuerza de trabajo y los que se
apropian del valor del trabajo ajeno.
IV.
América Latina es una región conformada por
varios países y más naciones, con características compartidas de origen,
características, realidad actual y posibilidades de futuro; en relación directa
con el papel que juega en la reproducción mundial del capital como economías
dependientes y de ubicarse hacia el extremo inferior de la cadena imperialista.
Mercantilización
V.
Ante la “caída tendencia de la tasa de
ganancia” (característica del capitalismo donde para ganar más se mecaniza la
producción para en un primer lugar tener una ganancia extraordinaria sobre
otras producciones, pero que posteriormente deviene en una baja de la
ganancia), el capitalismo expande sus horizontes productivos, principalmente a
los más rentables.
VI.
Uno de los sectores más rentables en
términos de valor, es la educación escolarizada. Sin embargo, la iniciativa
privada se encuentra ante un “mercado” ocupado por la escolarización estatal.
Ante ello, la gran burguesía ataca a la educación pública con la intención de
participar en la educación escolarizada en términos productivos y obtener
plusvalía a partir de vender educación escolarizada. Esto se manifiesta incluso
por la presión de los Organismos Financieros Internacionales para liberar el
sector educativo a la empresa privada.
VII.
La educación es una fuente de acumulación de
capital dinámica y de gran crecimiento en los años recientes.
VIII.
En este sentido y en otros más amplios como
la compra, el costo y beneficio que tiene la educación, sobretodo la escolarizada,
el capitalismo convierte en mercancía a la educación. El mercado de la
educación es promovido y ensanchado para beneficio de aquellos que detentan su
“producción”.
IX.
La producción de educación escolarizada como
un negocio toma características particulares que se alejan del carácter básico
de la educación y el conocimiento en pos de la ganancia que caracteriza al
capitalismo (edunegocio).
X.
En este contexto y dado que el siglo pasado,
el Estado asumió en América Latina, la responsabilidad de la educación
escolarizada (aunque la proporción de educación escolarizada público/privada
sea distinta en los diferentes países de la región, aún en los países con más
“educación privada”, nominalmente son grandes cantidades de jóvenes atendidos
por el la educación escolarizada estatal), el momento actual de la educación
escolar en América Latina es de carácter privatizador.
Lucha de clases
XI.
Ante la privatización de la educación
escolarizada y la restricción a la información y el conocimiento se han
presentado oposiciones populares en varios países de la región, de las cuales
se hace necesario evidenciarlas para aprender de ellas. Los casos más sonados y
masivos en coyunturas específicas son los de México, Chile y Colombia; aunque
no se limitan a esos países y encuentran distintas formas en cada una de
nuestras naciones.
XI.
Los mecanismos de privatización son
variados: cobro de cuotas escolares, participación de la iniciativa privada en
escuelas públicas, incremento de la proporción de escuelas privadas, creación
de becas crédito, disminución en el financiamiento de la educación, entre
otros.
XII.
Para la privatización de la educación se
hace indispensable el ataque a la educación pública.
XIII.
Los mecanismos usados para el ataque y
privatización de la educación escolarizada varían conforme al nivel educativo.
XIV.
La división social del trabajo (siglos de
desarrollo) ha separado formalmente la educación formal o escolarizada de la de
otros tipos que son igual, o incluso más influyentemente e importantes,
educación. Esto provoca confusiones comunes al sentar que educación es
solamente lo que pasa en la escuela.
BLOQUE
II. Educación.
XV.
La educación —en su sentido más amplio— es
el proceso mediante el cual la sociedad forma a los sujetos para su producción
y reproducción, en contextos históricos específicos, siendo así,
XVI.
La educación debe asumirse como un proceso
complejo, que es inherente a la condición humana, por ende,
XVII. Implica
la transmisión de conocimientos, creencias o acciones reproducibles, pero al
mismo tiempo,
XVIII. Sienta
el terreno para que emerjan las posibilidades de transformación de dichas
creencias, conocimientos o acciones, y por ende, la creación de conocimiento
nuevo.
XIX.
Reconocemos que existe una diferencia entre
educación, escuela y escolarización; no obstante, pensamos que en la escuela se
llevan a cabo procesos educativos relevantes para la perpetuación de las
relaciones de dominación, pero también para construir posibilidades de
transformación.
XX.
La sociedad moderna capitalista ha acotado a
los marcos de la escuela, el monopolio de la educación y de la producción de
conocimiento —en sentido amplio—, desconociendo que éstas exceden
necesariamente los límites de la institución, y deslegitimando a cualquier
espacio en el que se produzcan y generen formas educativas que escapen al
control del interés hegemónico.
XXI.
En la sociedad capitalista, la educación
escolarizada o no escolarizada, se encuentra diferenciada según los intereses
de la clase dominante, es decir, tiene un carácter clasista.
XXII.
En este contexto, es la clase hegemónica la
que logra imponer su proyecto educativo, como proyecto general al resto de la
sociedad, en función de intereses particulares de clase.
XXIII. La
negación de la educación escolarizada fue, y sigue siendo, origen y manifestación
de opresión. Sin embargo, es necesario asumir que su universalización, como
figura de liberación, es incompleta en tanto persistan las desigualdades
sociales que la alimentan y perpetúan.
XXIV. Una
educación dividida en clases genera disputas por los contenidos y la rectoría
de la escuela, dado el papel que juega en la actividad educativa.
XV.
Reconocemos que América Latina tiene una
tradición propia de educación emancipadora. Los diferentes pueblos que
conforman la región, al tener materialidades e historias compartidas, en
diferentes momentos y circunstancias han generado experiencias de educación
liberadora de las cuales podemos aprender; entendiendo las especificidades de
cada una en sus propios contextos y horizontes de transformación.
XVI.
La disputa por la educación encuentra varias
expresiones y se da desde varias trincheras. Queda pendiente explorarlas y
pensarlas en sus posibilidades y límites, en el marco de una lucha amplia por
la construcción de formas de educación liberadoras.
BLOQUE III.
Pedagogía Crítica.
XXVII. La
Pedagogía Crítica, como actividad formativa de construcción de subjetividades
rebeldes*, cuestiona de forma sistemática las nuevas y viejas certezas de la
“realidad”, es decir, busca formar sujetos que indaguen en la raíces últimas de
lo supuestamente establecido, en un ejercicio epistémico radical.
XXVIII. Esta
búsqueda de constitución de una curiosidad epistémica, busca des-velar las
relaciones de poder en la elaboración del conocimiento científico y los saberes
considerados como válidos. La búsqueda de formación de pensamientos de ruptura,
lleva a los terrenos de diálogo/confrontación/construcción/disenso a todas las
instituciones educativas que históricamente han monopolizado la construcción y
difusión del conocimiento, como las universidades, las cuales se reconocen a sí
mismas como espacios neutralmente políticos, donde existe una amplitud de
interpretaciones sobre la “realidad”. De esta forma, la Pedagogía Crítica
reconoce que toda producción de conocimiento responde (o ha respondido)
históricamente a intereses que no siempre se han clarificado.
XXIX. La
Pedagogía Crítica no debe ser tomada como mera especulación. Es decir, aunque
reconoce la utilidad de las herramientas analíticas, no teme fijar sus propias
posturas políticas y epistémicas en favor de la transformación radical de las
condiciones de desigualdad en las sociedades actuales.
XXX. La
Pedagogía Crítica reivindica a los saberes y conocimientos que emergen de la
experiencia humana, entre ellos, los conocimientos forjados en la resistencia
social, en la defensa del territorio y de los recursos, de las lenguas
maternas, genéricas y disensogenéricas, entre otras. Es decir, busca que el
conocimiento científico dialogue en pie de igualdad con todos los productos de
la inventiva cultural.
XXXI. La
Pedagogía Crítica, como teoría crítica de la educación, busca evidenciar las
relaciones de poder, implícitas en todos los discursos y prácticas pedagógicas.
XXXII. La
Pedagogía Crítica, como teoría crítica de la educación, es una pedagogía
situada en un contexto histórico. Es decir, esta perspectiva que está marcada
por la necesidad de descubrirse como una ciencia social, considera que los
análisis en torno al fenómeno educativo se encuentran mediados por un conjunto
de referentes históricos, que influyen en la comprensión de las actividades de
dicho campo.
XXXIII. De
esta forma, la Pedagogía Crítica declara que toda práctica pedagógica tiene un
trasfondo político. Las prácticas educativas más peligrosas son aquellas que,
detrás del discurso de la neutralidad, la objetividad o la asepsia, ocultan los
intereses políticos reales de las clases dominantes.
XXXIV. Reconocemos
que hay diferentes niveles de radicalidad en el discurso, análisis y práctica
de los quehaceres de la educación liberadora, los cuales tienen un impacto
directo en la naturaleza misma de las prácticas pedagógicas.
XXXV. La
Pedagogía Crítica es necesariamente una actividad autorreflexiva. Como tal, no
pretende ser un discurso homogeneizante, que generalice, ni dogmatice sus
premisas y prácticas. La autocrítica es una actividad formativa necesaria para
la transformación y consolidación de todos los proyectos político-pedagógicos.