lunes, 4 de abril de 2016

Perspectivas ante los medios de comunicación

¿Qué función cumplen hoy los medios de comunicación? ¿Qué podemos intentar desde la escuela? ¿Qué perspectiva se nos plantea?


Todo el mundo sabe que las comunicaciones breves y fugaces deben percibirse rápidamente, pero que sólo se pueden reconocer paulatinamente pidiendo más información y haciendo preguntas. El público al que le está permitido oír y ver pero que no puede leer ve limitada su emancipación. Lo que se tiene en negro sobre blanco y se puede llevar tranquilamente a casa sólo es el principio de la comunicación. Proclamar lo leído, publicarlo, es el segundo paso, sin el que el primero carece de sentido. Es la palabra la que hace vivir las letras muertas. La emancipación no se demuestra apretando un botón de la radio o la televisión, ni cambiando de canal cada dos por tres, sino única y exclusivamente tomando la palabra y pronunciando el mundo como es (P. Freire).

El reduccionismo actual del discurso periodístico conduce a la despolitización de la sociedad, efectuada a través del reclamo consumista, lo que equivale a la debilitación del estado. Este se reduce entonces a acciones simbólicas.

Este mecanismo apunta a un orden económico que ya no pretende satisfacer necesidades, sino crearlas. Los mensajes de los medios de masas, acoplados a la industria de la sugestión del reclamo comercial, despiertan en los receptores falsas expectativas. Deben buscar la salvación donde no puede estar: en el consumo de los milagrosos mundos de los medios. Como afirma Pross, tal vez la explotación de la tierra, de los tesoros de la naturaleza, haya llegado tan lejos que la industria tenga que recurrir ahora a la explotación del alma de los hombres y mujeres. Los esfuerzos se dirigen ahora no tanto a explotar de la fuerza de trabajo como a estimularla fisiológica y psicológicamente para crear las necesidades que hacen girar esta rueda de la denominada “sociedad libre de mercado” o sea, del capitalismo.

Cierto, el público sólo puede alcanzarse a través de los medios. La “sociedad global” carece de actitud, como tampoco es seguro que los “medios” o “la prensa” estén en condiciones de adoptar una postura. En la actualidad, como el público debe aceptar los nuevos medios electrónicos a fin de sufragar el gasto enorme de los inventores y propietarios, apelar a los legisladores es tan fútil como apelar a la responsabilidad de periodistas y editores.

Habría que partir, más bien, desde abajo. Se podría intentar:
•          Crear público con medios alternativos que no funcionen con criterios comerciales, y denunciar los intereses de la industria medial.
•          Realizar un trabajo de ilustración en las escuelas, establecer el estudio de los medios como asignatura.
•          Fomentar la competencia comunicativa. No basta con ser un receptor “crítico”. Hay que ser consciente del papel que uno juega en el proceso de la comunicación de masas y de las posibilidades que tiene para articular, expresar y satisfacer las múltiples y variadas necesidades.

La reflexión sobre el futuro del periodismo no debe olvidar su origen ni sus características profesionales: los periodistas investigan, producen y publican bajo las condiciones materiales existentes. Las nuevas tecnologías aumentan la fascinación por lo lúdico cuando se dominan las viejas artes de la investigación, la formulación y la publicación. Uno no se las puede arreglar sin alfabeto, sin el dominio de la configuración artesanal y sin la fantasía propia.

Descubrir las contradicciones, analizarlas y comentarlas sigue siendo el gran cometido. La receta consiste en mantener la debida distancia ante los temas y el compromiso con el público, esto es, con el pueblo.

Si la capacidad diferenciadora de los grandes medios y de la comunicación institucional, académica, no puede o no quiere plantearse preguntas en el sentido ilustrador aquí expuesto, la inteligencia humana tiene que utilizar otros medios para hacerlas. La magnitud decisiva es siempre la sociedad polifacética de la población, el mundo multicolor de los movimientos populares, de los lectores y no lectores, negros y rojos, hombres y mujeres, etc.

Si la comunicación organizada de los grandes medios periódicos y de las instituciones no indagan los conflictos ni se los cuestionan, éstos estallarán de una manera o de otra. Los medios de comunicación son útiles mientras verbalicen los conflictos latentes antes de que empiecen a volar las piedras y la fuerza bruta desplace a la dialéctica de pregunta y respuesta. Plantear ahora preguntas incómodas, provocadoras, significa hallar las respuestas de mañana. Omitirlas equivale a no cumplir debidamente la profesión de comunicador o de formador de comunicadores.




Extraído de
La Intoxicación Lingüística
El uso perverso de la lengua
Vicente Romano
Colección TILDE


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