domingo, 23 de octubre de 2016

ACCIÓN-REFLEXIÓN

Acción-reflexión en el pensamiento de Paulo Freire


Acción-reflexión es una expresión recurrente en la obra de Freire. Ella designa el binomio de la unidad dialéctica de la praxis, suponiendo que ésta sea el hacer y el saber reflexivo de la acción. El saber que realimenta críticamente al hacer, cuyo resultado incide nuevamente sobre el saber y así, ambos se rehacen continuamente. La expresión incorpora todo el esfuerzo de la tradición dialéctica en la tentativa del personalismo, en un ensayo de evitar la separación entre las manos y el cerebro, el hacer y el saber, el lenguaje del mundo. Ese esfuerzo puede ser ejemplificado con la cita de títulos como: Penser avec les mains (Denis de Rougemont); Travail et parole (Paul Ricouer); Filosofía da praxis (Sanchez Vazquez), pero tuvo su inicio en las Teses sobre Feuerbach (Marx) y en los posteriores escritos de Marx, en los que, junto con Friedrich Engels, desarrolla la teoría del materialismo histórico.
Por otro lado, asume rasgos de personalismo, que asimila este concepto de praxis, dándole una connotación antropológica más radical, como impulso para superar el dualismo entre reflexión y acción, que en la sociedad capitalista asume una forma de antinomia capital-trabajo. Paulo Freire ensaya materializar esa junción en la práctica, sin eliminar los polos que se encuentran en constante proceso dialéctico.
Específicamente en Ação cultural para a liberdade. E outros escritos (p. 49), él afirma que la palabra humana es más que un mero vocablo, es palabra-acción. Así como no puede haber pensamiento-lenguaje sin un mundo referente, colocando nuevamente la cuestión del movimiento dialéctico entre la práctica productiva, el producto cultural y el conocimiento. En esa perspectiva va siendo comprendida, en términos correctos, la “unidad dialéctica entre teoría y práctica, acción y reflexión, subjetividad y objetividad, en el análisis de aquella relación a la que nos referimos antes”.
Parafraseando el título del Prefacio de Pedagogía do oprimido, “Aprender a decir su palabra” (FIORI, 1970, pp. 9-21), Freire afirma que en esa perspectiva de la dialéctica, “aprender a leer y escribir da la oportunidad de entender la implicación del poder de “decir su palabra”: comportamiento humano en el mundo que comprende acción-reflexión. Derecho de expresarse expresando al mundo, de decidir, de optar y de crear y recrear el mundo en el doble sentido del binomio dialéctico. A más de esta praxis, de esta forma especial de dialéctica acción-reflexión, el conocimiento resulta idealista y el hacer se convierte en un simple acto mecánico e irreflexivo, porque “el acto de conocer comprende un movimiento dialéctico que va de la acción a la reflexión sobre ella” y de ella hacia una nueva acción. Es la misma dialéctica que se desarrolla entre el hacer y el saber, entre el lenguaje y la acción, la palabra y el trabajo, porque no puede haber pronunciación del mundo sin la acción transformadora consciente sobre éste (p. 50). Para Freire existen siempre dos contextos inseparables: por un lado el contexto teórico, de los sujetos del conocimiento, y por otro, el contexto práctico concreto de la realidad social (p. 51).
En este contexto teórico, la alfabetización/concientización es un acto del conocimiento, pues presupone una epistemología dialéctica y un método que le corresponde, esto es, un diálogo entre los sujetos que, juntos, van elaborando el conocimiento y el mundo: hacer-saber, palabra-acción, acción-reflexión.
Sin embargo, esto significa que la praxis educativa que se mueve en ese binomio es continuamente la práctica de una concepción antropológica y epistemológica: es la práctica consciente de seres humanos, que implica reflexión, intencionalidad, temporalidad o trascendencia, a diferencia de los meros contactos de los animales con el medio que los rodea. Los seres humanos pueden reflexionar sobre sus limitaciones y pueden proyectar la acción para transformar la realidad que los condiciona. Debido a la dialéctica acción-reflexión, se afirman como sujetos, seres de relación en el mundo, con el mundo, y con los otros, por la mediación del mundo-lenguaje. Los seres humanos actúan sobre la realidad objetiva y saben que actúan: pueden objetivar tanto la realidad como la acción y pueden comunicar eso en la forma de lenguaje. Así, “aprender a leer es aprender a decir su palabra. Y la palabra humana imita la palabra divina: es creadora”. Palabra-acción, es la significación producida en la praxis, que dice y transforma al mundo (FIORI, 1970, p. 20).



Por: Luiz Gilberto Kronbauer
Extraído de
DICCIONARIO Paulo Freire

Danilo R. Streck, Euclides Redin, Jaime José Zitkoski (Orgs.)

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