Analfabetismo en el lenguaje freireano
Acertadamente, se observa que en las obras de
Paulo Freire, los educandos “nunca son llamados analfabetos sino
alfabetizandos” (WEFFORT in FREIRE, 2001a, p. 13). ¿Por qué entonces introducir
una ficha sobre analfabetismo en Freire? Por la importancia teórica, política y
específicamente pedagógica que tiene la crítica severa movida por Freire contra
los diversos sentidos atribuidos al término “analfabetismo” en los años 60.
Esos sentidos en realidad, se originan de los debates entablados en la Cámara y
en el Senado al final del Imperio, en ocasión de la reforma electoral que
introdujo el voto directo en Brasil excluyendo a los analfabetos del derecho al
voto (LEY SARAIVA, 1881).
El mejor inventario de esos diferentes
sentidos, que Freire reúne bajo la denominación de concepción “limitada” y
“distorsionada” del analfabetismo, puede ser encontrado en el texto producido
por el autor en su exilio en Chile en el año 1968, que coincidió con el año del
Acto Institucional no. 5 de la dictadura militar en Brasil, de tan triste
memoria. Ese primer inventario reúne seis significados atribuidos al término
analfabetismo (yerba dañina, enfermedad, llaga, incapacidad, poca inteligencia
y pereza): En la mejor de las hipótesis, en la concepción ingenua de
analfabetismo lo encara sea como “hierba dañina” —de ahí la expresión
corriente: “erradicación del analfabetismo”—, sea como una “enfermedad” que
pasa de uno a otro, casi por contagio, sea como una “llaga” deprimente que debe
ser “curada” y cuyos índices, estampados en las estadísticas de los organismos
internacionales, no expresan correctamente los niveles de “civilización” de
ciertas sociedades. Aún más, el analfabetismo aparece también, en esta visión
ingenua o astuta, como la manifestación de la “incapacidad” del pueblo, de su
“poca inteligencia”, de su “proverbial pereza”. (FREIRE, 2001b, p. 15)
A ese inventario inicial Freire agrega, en la
continuación del texto, la visión mesiánica según la cual el analfabeto sería
un “hombre perdido”, que necesitaría ser salvado y cuya “salvación” consistiría
“en que (él) consienta que sea “llenado” por estas palabras, meros sonidos
milagrosos, que le son regaladas o impuestas por el alfabetizador que a veces
es un agente inconsciente de los responsables por la política de la campaña (de
alfabetización)”.
Finalmente, en un texto de 1969, publicado
originalmente en 1970 en los Estados Unidos, reunido en la obra ya citada
(2001b, pp. 49-76), Freire denuncia otras tres distorsiones sobre el
analfabetismo. La primera es la visión nutricionista, según la cual el
analfabetismo sería una situación de hambre o de sed, y los analfabetos, seres
sedientos o hambrientos.
Esto explicaría inclusive el carácter
humanitario de ciertas campañas latinoamericanas de alfabetización. El autor
observa que, en esta visión, los analfabetos son considerados subnutridos, “no
en el sentido en el que muchos lo son, sino porque les falta(ría) el “pan del
espíritu” (…) Y agrega que, en esta visión, “si millones de hombres y mujeres
están analfabetos, “hambrientos de letras”, “sedientos de palabras”, la palabra
debe ser llevada a ellos y ellas para calmar su “hambre” y su “sed”. La segunda
distorsión denunciada por Freire es aquella que ve el estado de analfabetismo
como vergüenza. No para el país sino 54 para el analfabeto, como aclara Freire:
“Pedro no sabía leer. Pedro vivía avergonzado (…) Pedro ahora sabe leer. Pedro
está sonriendo”.
La tercera distorsión acrecentada en este texto
de 1969 está en la supuesta “inferioridad natural” de los analfabetos. En
palabras del autor, ellos, de acuerdo a esta concepción, “sometidos a los mitos
de la cultura dominante, entre ellos el de su “natural inferioridad”, casi
siempre no se dan cuenta de la significación real de su acción transformadora
sobre el mundo” (p. 59). Esa enorme variedad de concepciones distorsionadas
respecto al fenómeno del analfabetismo, también llamada de desconceptos
(FERRARO, 2004), tiene, según Freire un “carácter ideológico” que mascara la
realidad; son “mitos de la cultura dominante” que desempeñan una función de
dominación sobre los analfabetos (p. 59). Es por eso que Freire no se contenta
con denunciar tales concepciones. Él les contrapone una concepción crítica del
analfabetismo.
Para él, “(…) el analfabetismo no es ni una
“llaga”, ni una “hierba dañina que debe ser erradicada”, ni tampoco una
enfermedad, sino una de las expresiones concretas de una situación social
injusta”. En la época del escrito de Freire, esa forma de injusticia social
denominada analfabetismo alcanzaba seguramente a 1/3 de la población de 10 años
o más en Brasil (32,9% de analfabetos en 1970). Para poner fin a esa situación
de dominación ideológica sobre los analfabetos, que es legitimada y reforzada a
través de esa plétora de desconceptos, se requiere mucho más que la acción
pedagógica de la alfabetización. En el texto de 1968, Freire no deja dudas
sobre el alcance de las transformaciones que debían ser buscadas. “Analfabetos
o no” —decía él en la época— “los oprimidos como clase, no superarán su
situación de explotados a no ser con la transformación radical, revolucionaria,
de la sociedad de clases en que se encuentran los explotados”. En la
Introducción a los diálogos de Paulo Freire y Donaldo Macedo, Henry Giroux
destaca el carácter ideológico del concepto analfabeto: “El concepto de
analfabeto, en este sentido, da muchas veces una cobertura ideológica para que
los grupos poderosos simplemente silencien a los pobres, los grupos
minoritarios, las mujeres o las personas de color.”
En resumen, se puede decir que todas esas
representaciones del analfabetismo criticadas por Freire y reunidas por él bajo
la expresión “concepción distorsionada” no son ni errores ni simples equívocos.
Son construcciones ideológicas que desempeñan una función doble en el juego
político: por un lado, la de ocultar o disimular la realidad social; por otro,
la de silenciar y dominar a las personas explotadas o víctimas de la
injusticia.
Por Alceu Ravanello Ferraro
Extraído de
DICCIONARIO Paulo Freire
Danilo R. Streck, Euclides Redin, Jaime José
Zitkoski (Orgs.)
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