¿Qué significa "citicidad" en la obra de P Freire?
Para Freire la criticidad es la capacidad del educando
y del educador de reflexionar críticamente la realidad en la que se encuentran
insertos, posibilitando la constatación, el conocimiento y la intervención,
para transformarla. Esa capacidad exige un rigor
metodológico, que combine el “saber de la pura experiencia” con el
“conocimiento organizado”, pero sistematizado. Su principal objetivo es hacer
que las personas y las clases oprimidas, que aceptan ese desafío, puedan pensar cierto y se constituyan como
sujetos históricos y sociales que piensan, critican, opinan, tienen sueños, se
comunican y dan sugerencias (FREIRE).
En Pedagogia do oprimido (1987), Paulo
Freire concibe pensar cierto como la condición primera para superar la curiosidad ingenua y construir un
conocimiento crítico como base de la praxis transformadora. En ese sentido,
acción y reflexión son dos polos del movimiento dialéctico del pensar cierto que, juntas, dan oportunidad al diálogo y al
debate sobre el mundo. Por lo tanto, pensar cierto es el pensar crítico que debe dar fundamento
a una pedagogía de la liberación, que,
al problematizar las condiciones de la existencia humana en el mundo, desafía
para la lucha y la búsqueda de superación de las condiciones de vida
deshumanizante. Según Freire, esa lucha sólo puede partir de los oprimidos y
necesita ser reforzada con los auténticos humanistas que, al solidarizarse con
ellos, luchan juntos por un mundo más justo.
El
educador necesario para este proyecto debe poseer una posición de sujeto, y no de simple objeto de su historia. Y defender
de forma coherente, un proceso de liberación que favorezca la vocación
ontológica del ser humano de ser más, como una forma ética de comportarse y dar
testimonio: “a quien sea (…) que los hechos sociales, económicos, históricos no
se dan de tal o cual manera porque así deberían darse. Además, no están inmunes
a nuestra acción sobre ellos” (FREIRE, 2000, p. 60). El educador también debe
reflexionar y perfeccionar permanentemente la práctica educativa mediante un
diálogo intenso y abierto con los educandos y un análisis crítico de la propia
realidad, a favor de la autonomía de los educandos y del propio educador.
En ese
proceso de reflexión crítica de la curiosidad
ingenua, para que se convierta en curiosidad
epistemológica, de acuerdo con lo que Freire desarrolla también en el libro
Pedagogia da autonomía (1977), el
educador debe crear condiciones para la construcción del conocimiento por los
educandos, a partir de la definición conjunta de los contenidos a ser
trabajados y del establecimiento de un diálogo crítico-problematizador,
buscando formar “personas críticas, de raciocinio rápido, con sentido de
riesgo, curiosas, indagadoras” (FREIRE, 2000, p. 100). Esos educandos deben ser
capaces de realizar una lectura del mundo
que les permita comprender y denunciar la realidad opresora y anunciar su
superación, efectivizado por la acción política.
Según
Zitoski (2006), en el libro Pedagogia do
oprimido (1987), Paulo Freire desarrolla los dos momentos de la llamada “revolución cultural”
que construye ese “nuevo mundo”, que en último análisis surge del ejercicio de
la crítica reflexiva de las personas y de las clases oprimidas. En un primer
momento, los oprimidos son desafiados al “parto doloroso” de retirar al
“opresor de sí”, a través de un proceso de concientización como un acto de conocimiento de una educación como práctica de la libertad. La concientización se da “en la relación sujeto-objeto (…). El
sujeto se convierte en un ser capaz de entender en términos críticos, la unidad
dialéctica entre él y el objeto”. O sea, “no hay concientización fuera de la
unidad teoría-práctica, reflexión-acción” (FREIRE, 1981, p. 139). En un segundo
momento Paulo Freire defiende una nueva pedagogía de la lucha política, que se
opone a la teoría de la acción anti
dialógica de los dominadores, dirigida a conquistar a los oprimidos,
dividirlos para mantener la opresión, manipularlos e invadirlos culturalmente.
Al contrario, Freire defiende una nueva pedagogía de la lucha política, que se
opone a la teoría de la acción anti
dialógica para superar la opresión y la dominación social, fundada en la
colaboración, unión, organización y síntesis cultural.
De esa
forma, la acción transformadora de la realidad, como un ejercicio de criticidad
en dirección a la praxis política, se conforma a partir de prácticas educativas
que despiertan la curiosidad
epistemológica de los educandos y contribuyen a la construcción de un nuevo
proyecto, de un nuevo sueño de sociedad y mundo a favor de las personas y de
las clases oprimidas.
Autor
Carlos Eduardo
Moreira
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