La
constitución y consolidación de los sistemas escolares latinoamericanos hacia
fines del siglo XIX puede entenderse como la constitución de un dispositivo en
el sentido foucaultiano, como "un conjunto resueltamente heterogéneo"
(1)
formado por "discursos, instituciones, disposiciones arquitectónicas,
decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados
científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas"
(2),
surgió con la "función principal: la de responder a una urgencia",
tuvo una "función estratégica dominante"
(3), y se
instituyó en procesos largos, conflictivos, dolorosos y hasta traumáticos para
las poblaciones y grupos sociales subalternos (Rodríguez, Marín, Moreno y
Rubano, 2007).
Bajo esta
concepción, los discursos predominantes de la globalización y el dominio de la
lógica del mercado actúan como dispositivos hacia la retórica del capital
humano, en donde en un escenario hipotético, sin conflictos ideológicos ni
utopías significativas, y caracterizado por la lucha de fuerzas y capacidades
por el progreso material mediante las competencias en los mercados, se asigna a
la escuela “el papel de habilitar a los individuos para que obtuvieran ingresos
compatibles con un nivel de vida ‘civilizado’, de modo que el resultado agregado
de la suma de esas conductas fuese economías local e internacionalmente
sostenibles” (Libero, 2006) .
Hay dos
elementos que llaman poderosamente la atención de esta nueva retórica: la
eliminación de la movilidad social como objetivo y la propuesta de subordinar
los procesos educativos a las necesidades económicas Es en este panorama donde
la pedagogía crítica recobra importancia en la recuperación de prácticas
pedagógicas que se constituyan desde la ética y, por consiguiente, también
desde la política, generando condiciones para su participación en la lucha
sindical y en espacios de movilización educativa y política, es necesario
reafirmar las prácticas pedagógicas que se agencian en la escuela desde
comunidades de sentido, inscritas en saberes, relaciones, tensiones,
dispositivos y condiciones de posibilidad (Valencia, 2009).
Por otra
parte, la superación de la desigualdad y exclusión, planteada por (UNESCO,
2008) como uno de los retos más apremiantes de estos tiempos de globalización,
sugiere la necesidad de escenarios educativos basados en políticas de inclusión
y estrategias para ampliar el acceso orientadas a eliminar barreras y
obstáculos que desde la pedagogía crítica Freireina, ha sido solo la adaptación
de la diversidad en lugar de “la igualdad de las diferencias” (Freire, 1997).
Ahora
bien, considerando que la educación en América Latina tuvo un progreso muy
lento en comparación con el resto del mundo (Rivero, 2000), se podría decir que
la superación de esta desigualdad es quizás una de las razones por las cuales
la pedagogía crítica se mantiene vigente en la actualidad.
Es el
momento de un cambio educativo, según Rivero (2000), antes se trataba de formar
personas con conocimientos que sirvieran para toda la vida y ahora se buscan
mecanismos flexibles que permitan a las personas aprender permanentemente.
Antes se dio demasiada importancia a lo que se enseñaba; hoy se trata de
descubrir qué tipo de profesionales y de ciudadanos necesita una sociedad. El
desarrollo de estrategias pedagógicas acordes con las transformaciones
propuestas, el establecimiento de mecanismos jurídicos que posibiliten la
reestructuración parcial o en algunos casos total de los sistemas educativos,
el aumento en la asignación de recursos y la opción por préstamos internacionales
para poner en marcha y sostener estos procesos, son otras de las
características del actual cambio educativo. La pedagogía crítica como una
instancia de formación y aprendizaje ético y político que incide en las formas
de producción de subjetividades, valores y prácticas sociales (Valencia, 2009),
se considera indispensable para el éxito de este cambio educativo.
En el
contexto de Colombia, la situación no es diferente, Torres (2015) considera que
en actualmente en Colombia en los procesos de formación de nuevos maestros,
poco se conoce sobre la vida y obra de personajes que históricamente
representaron hitos de importancia para el desarrollo de la educación
colombiana. Este autor retoma aspectos de lo pensado y elaborado por el
pedagogo Nieto Caballero quien consideró emprender el desarrollo de la reforma,
en el conjunto del sistema educativo colombiano, extracto de los maestros
innovaciones y fundamentos educativos como “instruir educando, educar antes que
instruir” idea plasmada por Iriarte en el 2003 como también lo expuesto por
Vallejo en el mismo año refiriéndose a “Enseñar a pensar”, “la escuela es un
gimnasio del cuerpo y del espíritu, disciplina de la confianza, vida, alegría y
escuela”, “escuela en la vida y para la vida”, “el enseñar con el ejemplo,
nunca con palabras solamente”.
Continuando
con Torres (2015) destaca que las ideas promovidas por el maestro Nieto
Caballero se hicieron realidad a inicios del siglo XX, periodo en el cual el
mundo y el país transitaban por transformaciones en lo concerniente a la
globalización y en el país imperaba la “pedagogía católica, inquisidora y
dogmática denominada “tradicional, antigua o anti moderna” términos
descriptores utilizados por Saldarriaga en el año 2003. Nieto Caballero
demostró ser el adalid del enfoque Escuela Nueva en Colombia y demás países de
la región, haciendo sentir la necesidad de realizar innovaciones educativas,
tomando distancia entre la escuela y el fanatismo político, buscando relaciones
con organismos internacionales, y difundiendo su propuesta educativa a nivel de
Hispanoamérica e influyendo de manera determinante en la instauración de las
escuelas nuevas en los demás países del continente.
Se
reconoce que la pedagogía crítica en Colombia tiene unas condiciones de
existencia expresadas en procesos de institucionalización, en las múltiples
prácticas que agencia, en sus vínculos con colectivos y movilizaciones
sociales. Su particularidad histórica se centra en los desarrollos de la
educación popular como movimiento en torno al aporte fecundo de Paulo Freire,
desde el cual se ha generado una serie de planteamientos y prácticas
pedagógicas intencionalmente emancipadoras.
La
pedagogía crítica desde la perspectiva de Freire, Giroux, y Mclaren: su
pertinencia en el contexto de Colombia y América Latina Natalia SÁNCHEZ Gómez
1; Erika María SANDOVAL Valero 2; Ruth Liliana GOYENECHE O. 3; Dany Esteban
GALLEGO Quiceno 4; Leidy Yurany ARISTIZABAL Muñoz 5
No hay comentarios:
Publicar un comentario