- Con este escrito no venimos a ser rompedores
sino a aportar deportiva y asertivamente a los vacíos del modelo de
formación competencial hoy tan en boga entre las vanguardias y la élites
políticas y económicas.
No es nuevo que
dicho modelo de configuración empresarial de la formación es patrocinado por la
OCDE desde los años 70 del siglo XX. A primer quinto del siglo XXI ya ha
colonizado desde organizaciones supuestamente trasnacionales como la UNESCO o
la UE hasta grandes partidos de izquierda progresista y alternativa, pasando
por patronales y resortes políticos que no quieran perder el tren de la
innovación global. Es el futuro inevitablemente tecnológico. Quien quede fuera
no existirá, parece ser.
Segun consta en la
web del Ministerio de Educación del Estado Español (un corta y pega de los
dictados de la OCDE que a su vez se repoducen más o menos en los departamentos
de educación del resto de comunidades autónomas):
“Las orientaciones
de la Unión Europea insisten en la necesidad de la adquisición de las competencias
clave por parte de la ciudadanía como condición indispensable para lograr
que los individuos alcancen un pleno desarrollo personal, social y profesional
que se ajuste a las demandas de un mundo globalizado y haga posible el
desarrollo económico, vinculado al conocimiento. Se conceptualizan como un
“saber hacer” que se aplica a una diversidad de contextos académicos, sociales
y profesionales. Para que la transferencia a distintos contextos sea posible
resulta indispensable una comprensión del conocimiento presente en las
competencias y la vinculación de este con las habilidades prácticas o destrezas
que las integran.
Las competencias del
currículo serán las siguientes:
a) Comunicación
lingüística.
b) Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología.
c) Competencia digital.
d) Aprender a aprender.
e) Competencias sociales y cívicas.
f) Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor.
g) Conciencia y expresiones culturales”.
b) Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología.
c) Competencia digital.
d) Aprender a aprender.
e) Competencias sociales y cívicas.
f) Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor.
g) Conciencia y expresiones culturales”.
Hasta aquí todo
parece perfecto y hasta guaymente motivador [falta de recursos
necesarios para la efectividad real de la educación popular al margen]. En la
teoría se sitúa al joven como centro de interés del proceso educativo adaptando
todos los procedimientos a potencialidades y capacidades individuales
(contemplación de discapacidades e inteligencias múltiples) y se potencia la
práctica aplicada y educación emocional de los alumnos. A tenor de los recursos
materiales dedicados el objetivo parece ser otro, pero el objetivo del texto es
otro.
Nosotros desde
siempre, y muchos de nuestros compañeros y compañeras de la Idea desde siglos
ha, consideramos la enseñanza y la educación como instrumentos para ayudar a
los chavales a desarrolar sus propias habilidades vivenciales… avant le
lettre.
Pero bueno, apareció
la palabra Competencia de los laissez faire con
la oferta de la variedad de atención al por menor. A muchos nos asqueó el
concepto por evolucionista y darwinista -quien no adquiere una competencia es,
por definición, incompetente- pero quedaba guai puesto que cuestionaban a la
minoría que dictaban conceptos memorísticos sin más. De éstos últimos hemos
encontado poquísimos a lo largo de la vida tanto de estudiantes como de
docentes. Y no defenderemos el sistema instructivo ni estatal, porque ni lo
compartimos ni toca ahora.
Después del sistema
instructivo llegó el supuestamente comprensivo con piel de lobo: todos los
pobres juntitos -pero sin recursos reales-, con posiblilidades pecuinarias
escasas de acceso a la univesidad y con el objetivo de estandarizar al máximo
las mentes de los futuros adultos como para que ejercieren de buenos empleados
obedientes y resolutivos-creativos al objeto técnico para el cual su cerebro
estuviere más preparado. Pero sin capacidad de comprensión y análisis profundo
de la macrodialéctica holística de la vida y la sociedad. Es evidente que están
sobradamente preparados para autoregularse las frustraciones emociomales o, en
caso de ser necesario googlear a un psicólogo en lugar de organizarse
preventivamente en un sindicato de iguales. El caso entre los colectivos
adinerados sería diametralmente distinto. Pero todo ello tampoco es el objeto
central del artículo.
Recordamos también
la incorporación del proceso de implementación ejecutiva por parte del
profesorado en diversas gradaciones (curiosamente los emancipadores de base
hemos sido siempre un cero a la izquieda. Posiblemente por ello, por ser de
base y no de cúspide). La recepción fue desde la ingenuidad humanista y
progresista por la apariencia no autoritaria de la propuesta, pasando por la
aversión directa, la asimilación por convención, por interés laboral o de
estatus, por convicción, por indefensión asimilada, por supervivencia o por
adoctrinamiento universitario…
Como tampoco ello
viene al caso seremos asertivos y propondremos al modelo “competencial” una
mejora que orientará en 180º su objetivo y lo convertirá en plenamente
humanista: la Competencia emancipadora.
¿Y qué es eso de la
competencia emancipadora? Pues algo tan sencillo como…
- Cuestionarse a uno mismo de manera integral
con el objetivo de ser honestos con nosotros mismos y con el colectivo.
- Cuestionar el entorno o la realidad de manera
integral con el objetivo de ser honestos con nosotros mismos y con el
colectivo.
- Cuestionar las decisiones del poder de manera
racional. Plantear alternativas e implicarse en desarrollarlas.
- No obedecer por sistema a la fuente del poder.
- Denunciar situaciones injustas. Plantear
alternativas e implicarse en desarrollarlas.
- Aplicar valores éticos en todos aspectos
relacionados con la sociedad o seres vivos. Desarrollar e implementar la
aplicación de valores como la reciprocidad, la democracia directa,
igualdad y la redistribución equitativa en todos los ámbitos de la vida.
- Plantear alternativas e implicarse en
desarrollarlas.
- Ser coherente: Aplicar aquello en que decimos
creer.
Actuar con lo mejor
de nuestras habilidades con el objetivo prioritario del beneficio colectivo y
no el individual.
Los colectivos de
docentes emancipadores valoramos que la incorporación transversal y honesta de
la competencia emancipadora a los modelos de sistema educativo vigentes
convertirán éstos en el verdadero impulso para que los jóvenes se transformen
realmente en los protagonistas efectivos de su propio proceso educativo y los
agentes principales en la mejora de la sociedad y salud planetaria futura.
Evidentemente no es viable impartir o dinamizar el
desarrollo de la competencia emancipadora entre la juventud por docentes no
competentes en dicho ámbito. Algo habrá que hacer.
Sin más un saludo
con los mayores deseos emancipadores.
Por Colectivo
Antagonistas
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