Por: Miguel Andrés Brenner
Facultad de Filosofía y
Letras
Universidad de Buenos
Aires
Julio de 2020
El presente texto se da
dentro del marco de la Articulación por la Educación Pública en América Latina,
del portal Insurgencia Magisterial, México.
Son tres los interrogantes que se presentan, a modo
de una entrevista:
1.- ¿Una educación
crítica creativo o servicio al mercado?
2.- ¿Cuáles son los
enfoques pedagógicos de los sistemas educativos de cada país y las medidas
respecto a la COVID 19?
3.- ¿Cuáles serían las
propuestas socioeducativas permiten enfrentar de mejor manera la etapa del
Covid-19?
1.- ¿Una educación crítica creativo o servicio al
mercado?
Crisis (derivado del griego krísis 'decisión', del
verbo kríno 'yo decido, separo, juzgo', designa el momento en que se produce un
cambio perturbador. De ahí proviene “crítica”, para emitir un juicio a fin de
superar el problema. ¿Y cuál es el problema que aquí nos atañe?
Desde mediados de la década de los setenta del siglo XX, lo que más en
cuestionamiento se encuentra es el de una escuela pública que, en el marco del
neoliberalismo capitalista, se quisiera destruir. Por ello, una especie de
“paranoia política” aparece en una constante y sin solución de continuidad “defensa de la escuela pública” que, “resistiendo”,
nunca se acaba por destruir. Una crisis casi eterna, no es una crisis, y en
este caso es consecuencia de la voluntad de poder del mercado. A mi criterio,
entonces, la escuela no se encuentra en crisis, sino que es tal la escuela que
existe en el proceso de las relaciones de poder político y económico, es la
escuela que puede ser en ese contexto y no otra. Si no hay un reconocimiento de
dicha problemática, la escuela siempre se llamará en crisis, y la educación crítico-creativa
solamente aparecerá en los textos (orales y escritos), salvo ciertas
excepciones muy loables. Y, aún se corre el riesgo de que, bajo la afirmación
textual de una intersubjetividad liberadora, contradictoriamente, la praxis
pueda encontrarse imbuida por el sentido mercantilista.
2.- ¿Cuáles son los enfoques pedagógicos de los
sistemas educativos de cada país y las medidas respecto a la COVID 19?
En Argentina, los docentes se sintieron
“arrojados” a la virtualidad bajo el enfoque de la “continuidad pedagógica”,
insistiendo más en los “lazos” que en el reconocimiento de la “emergencia” o de
la “contingencia pedagógica”, por la quasi alabanza de dichos “lazos”, llamados por otros “vínculos”, sin su materialidad
en el cara-a-cara y sin el reconocimiento de una escuela pre-pandemia “resistiendo
en defensa de la escuela pública”, cuyas relaciones intersubjetivas fueron muy problemáticas,
cuyos “lazos” fueron muy problemáticos. Precisamente, no son esos “lazos” los
más óptimos a prolongar durante la pandemia. Es por ello que cuestiono el
término “continuidad pedagógica”, como el de los mismos “lazos”. Tanto el
término “continuidad pedagógica” como el de “lazos” son establecidos sin
crítica alguna, casi como paradigma incuestionable de interpretación. Obvio, la
crítica no pretende ser hiperbólica (exagerada), pues la escuela es un espacio
público, no en mera “disputa” (término de moda), sino con múltiples
contradicciones reales.
3.- ¿Cuáles serían las propuestas socioeducativas
permiten enfrentar de mejor manera la etapa del Covid-19?
Nos invadieron bancariamente de “conversatorios
virtuales”, escuchando poco a los docentes y nada a los alumnos. Desde aquí, la
propuesta es la siguiente:
Indagar acerca de la subjetividad de los alumnos,
los silenciados en la llamada continuidad de los lazos, y en las relaciones
dialécticas con los docentes. En este momento una vía pueden ser las
plataformas de digitales (*), para desde ahí, en la pos pandemia, concretizar
las propuestas consensuadas y con sentido liberador. La etapa de pandemia ya
está jugada, por ahora. Mientras no existan reales intenciones pos pandemia, más
allá de los compromisos político- partidarios, las propuestas educativas serán
como una especie de aspirina ante la calamidad, que quizás puedan calmar
momentáneamente, pero que no curan.
¿No será, quizás, que la escuela está “alterada”
en la virtualidad de la actual emergencia, bajo la presión de las relaciones
sociales injustas, con toda una promesa, la promesa que también existe en la
escuela real, imposible de lograr sin la constancia de la lucha? Aunque,
hablando de la lucha, una lucha que no disocie a los desposeídos, una lucha en
la que las comunidades se potencien subjetivamente, pero intersubjetivamente,
según las posibilidades y necesidades de cada cual, en la lucha por la
reproducción y producción de la vida.
(*) Surge el predominio de las plataformas
digitales, cuyo pleno logro, entre otros, se ubica en el Aprendizaje Basado en
Proyectos (ABP), cuyo sentido último es el de formar un “trabajador del
futuro”, sin relaciones contractuales más que el de emprender individualmente un
proyecto, que luego de su concreción, finalice la ligazón con la empresa, sin
sindicatos que defiendan al trabajador, pues este último es mero individuo
alienado de otros trabajadores. El único trabajador a existir sería el
individuo subsumido en los intereses empresarios.
Desde ahí, vale una crítica a los modelos
pedagógicos vigentes, donde los sujetos de la educación ya no sean meramente
los alumnos, sino la misma comunidad crítico-educativa.
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