jueves, 15 de abril de 2021

LA EDUCACIÓN NEOLIBERAL EN TIEMPOS DE PANDEMIA: UNA MIRADA DESDE LAS PEDAGOGÍAS CRÍTICAS

 El presente análisis tiene como objeto dar a conocer la importancia que tiene la praxis de las pedagogías críticas en materia educativa a nivel internacional, ya que la influencia del neoliberalismo en la práctica docente, ha repercutido desfavorablemente en los procesos educativos de distintas naciones ante el corporativismo de Estado, cuya finalidad es crear condiciones en las aulas que propicien  los procesos productivos a través de la capacticación, y que a su vez incentiven la oferta y la demanda en el mercado laboral, donde el valor de los seres humanos se conceptualiza como  plusvalía, midiendo el esfuerzo y la cognición a través del merito y no de acuerdo a los procesos de formación académica o de sus capacidades, dando como resultado, la marginación y el rezago en los grupos sociales más vulnerables, mismos que son lo que menos oportunidades tienen de inserción social y a una educación digna y de calidad.



Aunado a lo anteriormente expuesto, la brecha de la desigualdad en el contexto educativo es abismal y quedó potencialmente al desnudo ante la pandemia ocasionada por el SARSCoV-2 o mejor conocido como COVID-19, ya que, ante el cambio repentino de clases presenciales a clases remotas de emergencia como lo ha mencionado en distintas participaciones el Doctor Manuel Gil Antón, profesor-investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México (COLMEX), se evidenciaron los grandes vacíos que el neoliberalismo ha dejado en materia educativa.

 

Presentación

Antecedentes históricos

Históricamente, desde que la humanidad comenzó a relacionarse a través de fuerzas productivas, las clases sociales significaron un obstáculo para quienes no pertenecían a los grupos priviligiados del poder político, económico, comercial, cultural y educativo. Sin embargo, la Revolución Industrial marcó significativamente el destino del contexto internacional, ya que el desarrollo tecnológico trajo grandes avances, pero a su vez, graves consecuencias que atentaron con los derechos y dignidad de los grupos más vulnerables de la Sociedad Internacional.

A partir de dicho suceso histórico, la gobernanza mundial quedó a merced del capital, y la ganacia se concibió como sinónimo de éxito con la incorporación del trabajo del hombre en los procesos productivos. Sin embargo, el hartazgo social, resultado del liberalismo económico avasallante para la clase trabajadora, trajo consigo movimientos sociales en Europa del Este, mismos que culminaron con la Revolución Rusa de 1917, parteaguas de un contexto mundial con carga ideológica antagónica.

Ante el fracaso del liberalismo clásico en el periodo de entreguerras, se acuñó la reinvención de un nuevo capitalismo, pero ahora con la intervención del Estado como encargado de crear políticas públicas corporativistas a finales de la década de los setenta, mejor conocido como Neoliberalismo, cuya expansión tomó mayor relevancia con la caída del muro del Berlín, lo cual, significó el fin de un mundo bipolar y el predominio de un sistema que marcó una gran brecha de desigualdad social y falta de oportunidades para los grupos más vulnerables hasta nuestros días.

En el neoliberlismo, los seres humanos representan un número en las estadísticas del escenario global, es por eso, que la educación dejó de ser relevante para el sistema como un derecho por medio del cual, las sociedades a través del conocimiento transformen la realidad de sus contextos, sino que, su plusvalía está orientada a la incorporación en el mercado laboral para incentivar los flujos de capital financiero y la automatización de los procesos productivos, así como, el corporativismo académico.

 

El mundo ante la pandemia

A finales de 2019, el contexto mundial interactuaba en aparente normalidad a pesar del evidente debilitamiento del sistema internacional neoliberal, sin embargo, en el mes de diciembre se dio a conocer a través de distintos medios de información, que una epidemia originada en un mercado de animales en Wuhan, capital de la provincia de Hubei en China central, ocasionada por un nuevo coronavirus SARSCoV-2 o mejor conocido como COVID-19, estaba situando en alerta a los países cercanos al continente asiático.

Ante una sociedad internacional incrédula y la expansión acelerada de un virus fuera del continente y de mortales proporciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS), anuncia al mundo que la epidemia, debido a los ritmos de contagio y como medida de prevención de acuerdo a los protocolos internacionales, se declara como pandemia el 11 de marzo del 2020.

Fue hasta ese momento, que se desnudó dramáticamente el rezago y las grandes desigualdades en el contexto educativo a nivel internacional.  El virus sólo evidenció un sistema escolar mundial fracturado desde hacía décadas, cuyos principales actores: estudiantes y docentes, quedaron a la deriva y sólo como espectadores de los planes emergentes por parte de las autoridades educativas de diversos Estados, cuyo resultado ha sido exclusión, la gran brecha de la desigualdad, abandono escolar y adoctrinamiento, pero ahora, de manera no presencial, materializando así, la pedagogía del oprimido de Paulo Freire (2005), hoy más vigente que nunca.

 

El derecho a la educación universal ante la digitalización de la educación

A pesar de los aparentes esfuerzos de distintas instituciones educativas de todos los niveles escolares por proyectar a la sociedad internacional que habría continuidad del ciclo escolar en una “nueva normalidad” virtual, los procesos de enseñanza-aprendizaje en América Latina y en otras partes del mundo, parecieran predestinados a la memorización enciclopédica, la repetición, la estandarización de las herramientas pedagógicas y la meritocracia con carácter cuantitativo, cuyo objetivo, es dar continuidad al nuevo paradigma internacional impuesto por los organismos internacionales para satisfacer los intereses del corporativismo mundial, a través de estadísticas que sólo recrudecen la realidad y que omiten las necesidades de los grupos más vulnerables de cada Nación, violentando así, el derecho a la educación fundamentado en el artículo 28 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Ante un panorama internacional de incertidumbre y escepticismo, la democratización de la educación es una necesidad inmediata para salvaguardar y reincorporar socialmente a los explotados y oprimidos, ya que es inconcebible  que el escenario para que se desarrollen las condiciones de aprendizaje, la construcción del conocimiento y la formación de ciudadanas y ciudadanos críticos, basado en las pedagogía críticas, sean a través de medios, donde las y los estudiantes sólo son receptores de información y la instrucción para que adquieran hábitos que los conduzcan a la ignorancia, cuya única esperanza, son las voluntades y la vocación de las y los docentes, que a través de alternativas como, la didáctica comeniana, pero en la nueva era digital, generen estrategias que conduzcan a la formación y no a la capacitación de los estudiantes, mediante herramientas efectivas y una pedagogía  homologada para transformar el contexto y dejar atrás las prácticas obsoletas que el neoliberalismo impuso desde hace décadas.

Por otra parte, el Estado debe garantizar el acceso al uso de las tecnologías de la información a las y los estudiantes de todo el país, sobre todo a los que viven en zonas marginadas, poblaciones rurales e indígenas, mismas que son las que menos alcance tienen a una educación digna y menos oportunidades para tener mejores condiciones laborales y de vida, en virtud de que los nuevos procesos educativos, a través del uso de herramientas tecnológicas sean un derecho y no un privilegio exclusivo de quienes ostentan el poder económico.

Si bien, el mundo ha cambiado significativamente en los últimos meses, los procesos educativos a nivel internacional se han esquematizado a través de prácticas tecnológicas impuestas por quienes controlan las decisiones al exterior e interior del Estado, dando por hecho, que toda la población estudiantil tiene acceso a la compra y el manejo técnico de un dispositivo para interactuar a distancia y en la virtualidad, así como, la unificación de un lenguaje tecnológico, mismo que sólo ha propiciado que la brecha de la marginación, el abandono escolar y la desigualdad sea escandalosamente preocupante, ya que, si a ello sumamos el panorama  económico poco alentador por la grave recesión que se avecina, misma, que de acuerdo a expertos tendrá repercusiones económicas más catastróficas que las acontecidas en la década de los años treinta, cuyo impacto más severo, se verá reflejado en el  incremento de millones de pobres y en pobreza extrema, en ese contexto, será muy difícil para muchos continuar el paso que implica el proceso de aprendizaje basado en el uso de herramientas tecnológicas; de la disposición del Estado dependerá crear las condiciones presupuestales que implica el aseguramiento del acceso y derecho a una educación basada en un contexto digital gratuito, así como, dignificar la inclusión que ha quedado de manifiesto sólo en la retórica y minimizar el impacto para las comunidades más vulnerables, porque los discursos son parte de la historia, pero las acciones serán decisivas para transformar el futuro inmediato.

 

Las pedagogías críticas y el neoliberalismo educativo en la nueva normalidad

El neoliberalismo se define como la teoría política y económica que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado de acuerdo a la concepción del diccionario de la Real Academia Española (RAE 2020).

El Neoliberalismo es en esencia, el nuevo rostro del viejo capitalismo, mismo que históricamente tuvo sus orígenes con los mercaderes venecianos y cuyo mayor esplendor durante el periodo de la Revolución Industrial –finales del siglo XVIII- cuya característica más importante fue la creación de la máquina de vapor, la cual logró perfeccionar las herramientas que aceleraron los procesos de producción en serie, aunado a ello, se dio el descubrimiento de la electricidad, lo cual incentivó la producción industrial para cubrir las necesidades humanas con fines de lucro.

Durante el siglo XIX se desarrollaron y modernizaron los procesos de manufactura a gran escala y la sobreproducción tuvo que ser atendida de manera inmediata, por lo que se crearon las primeras estrategias de comercialización para incentivar la venta de productos e inducir a las sociedades al consumismo, es decir, comprar más de lo que se necesita.

En el contexto internacional, al finalizar la Segunda Guerra Mundial se acrecentaron las desigualdades sociales, sobre todo en lo que respecta a cuestiones laborales, por lo que la actividad sindical y la expansión del socialismo a nivel mundial se situaron como una seria amenaza al capitalismo mundial, el cual, ya había tenido periodos de colapso, por lo que, algunos Estados intervinieron en la economía con programas de bienestar social para regular los mercados internacionales.

Entre 1945-1947, con el inicio de la Guerra Fría se gestó el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y, dando fin a los programas de bienestar social, ya que occidente buscaba el control económico, comercial y financiero internacional a través de la deuda externa adquirida por los países periféricos con los organismos multilaterales, mediante un comercio y políticas económicas desiguales.

Es así como surge el neoliberalismo, es decir, la reinvención del viejo capitalismo con un nuevo nombre hacia finales de los años setentas, como una estrategia para contrarrestar la crisis del sistema occidental, cuyo origen reside en los países más avanzados y promovido por las grandes elites del capital financiero y monopólico transnacional, acumulando la riqueza en una minoría y obligando a los países débiles, bautizados como “emergentes” a poner en práctica políticas que culminan con el empobrecimiento acelerado de la población.

El neoliberalismo transforma todo en mercancía, incluyendo a los seres humanos, mercantilizando los servicios básicos, y lo más importante del presente análisis, considerando que es el factor del desarrollo de una nación, la educación.

Las pedagogías críticas tienen como objeto, crear las condiciones para un desarrollo en el mercado laboral bajo la premisa de la libertad, donde el pensamiento no se vea abrumado por las intenciones del liberalismo económico, cuya conceptualización de “progreso”, es el disfraz del neoliberalismo y la globalización.

En el neoliberalismo, la libertad no es un concepto real, tanto para las y los docentes como para los estudiantes, ya que, esta representa una amenaza para el sistema educativo, debido a que formaría individuos valientes y progresistas. Por lo tanto, para minimizar el impacto del sistema en el ámbito académico, la construcción del humanismo es un mecanismo de transformación en la libertad, ya que el trabajo intelectual transforma las relaciones sociales entre todos los integrantes de la sociedad, y para materializarlo se deben asumir compromisos en las aulas.

Entre las grandes contradicciones del neoliberalismo en materia educativa, es que muchas de las y los docentes están saturados de una ideología liberal, en lo que al campo conservador de la educación se refiere, es decir, se limitan a cumplir con los planes y programas de estudio alineados al contexto internacional, para inconscientemente contribuir a la precariedad en el sector. Dicha situación lleva consigo, represión en la enseñanza-aprendizaje y el corporativismo del plan de estudios, es decir, los Estados promotores del liberalismo económico, son los responsables de los estándares internacionales y todas las regulaciones que ello conlleva, por lo tanto, la educación es considerada como un subsector de la economía.

Actualmente las agendas internacionales en materia educativa, las condiciona los mercados financieros y comerciales, mismos que crean los patrones de las reformas educativas y permiten a la inversión privada a trazar la regulación en el sector, propiciando así, el ensanchamiento de la polarización de clases sociales.

Mientras, quienes ejecutan las directrices del neoliberalismo, buscan un ataque presupuestal en contra de las escuelas públicas, comenzando a definir el éxito académico relacionado a la acumulación de capital y a cubrir las expectativas de los mercados, laboral, financiero y comercial,  por eso, la mayor parte de las reformas educativas contemporáneas no tienen objetivos sociales, sólo burocráticas y administrativas, despojando a las y los docentes de sus grandes capacidades a favor de la tecnocracia, convirtiendo a las y los docentes en trabajadoras y trabajadores de escritorio e impartiendo cátedra con visón corporativista, a tal grado, de que gran parte de la comunidad estudiantil, así como las y los egresados creen en el discurso dominante y no distinguen la auto represión. Dicha situación genera grandes vacíos de concientización, empobreciendo sus habilidades, pensamiento y la degradación de sus talentos.

 

La praxis de las teorías críticas

Por su parte, McLaren (2005) afirma que hoy más que nunca necesitamos aplicar pedagogías críticas capaces de contrarrestar el neoliberalismo contra la educación escolar, lo cual significa que las y los docentes se deben de autoevaluar constantemente, con el objetivo de no formar parte de la desigualdad académica propiciada por la mercantilización, mediante el desarrollo de una resistencia intelectual encaminada a la liberación.

En la actualidad, el mundo se ha caracterizado por la mercantilización del aprendizaje, la Sociedad Internacional se han obstinado en privatizar la educación pública, ejemplo de ello, es el surgimiento de centros educativos sin un estricto control en apego a la legalidad y a los requerimientos básicos que debe de cumplir un espacio de aprendizaje, propiciando el surgimiento de escuelas de muy baja calidad formativa, el abaratamiento intelectual y generando ganancias millonarias a los que lucran con el sector, además de su estrecha relación con las casas editoriales y las evaluaciones estandarizadas que buscan medir el conocimiento temporal y memorístico, y no una comprensión y razonamiento del aprendizaje.

Por lo tanto, las pedagogías críticas deberían de considerarse como una estrategia que impulsen la transformación de los espacios educativos, en contextos de liberación y con ello, contrarrestar el impacto desafortunado del proceso de mercantilización en la educación, donde lejos de crear espacios instruccionales, se fomenten nuevas formas de construir un contexto sin dominación de ningún tipo y materializar la igualdad de derechos y oportunidades.

Económicamente, las pedagogías críticas buscan darle poder a la sociedad, mediante la reflexión de las prácticas que realizan en la cultura dominante, la cual se caracteriza además por ser clasista.

De acuerdo a Giroux en McLaren (2005), “El conocimiento emancipatorio, nos ayuda a entender, como las relaciones sociales son distorsionadas y manipuladas por las relaciones de poder y de privilegios.  También apunta a crear las condiciones, bajo las cuales la irracionalidad, la dominación y la opresión pueden se transformadas y superadas por medio de la acción deliberadas y colectiva propias de neoliberalismo” (p. 269).

La hegemonía educativa en el neoliberalismo, ha tenido gran fuerza dominante en todas las prácticas sociales de un Estado, si las aterrizamos en materia educativa, nos ayudará a entender la dimensión de la problemática, ya que el impacto de dicha movilidad social limita la vida de las y los estudiantes, individualizando su pensamiento y acciones, así como la formación de estructuras de las clases sociales.

McLaren (2005) menciona que: “la hegemonía es una lucha en la que el poderoso, gira el consentimiento de los oprimidos, mismo que ignoran los que participan en su propia opresión”. (p. 276).

 

El corporativismo educativo

La mercantilización de la educación ha propiciado que los grupos con mayor vulnerabilidad, encaminen sus propósitos de vida como punto de referencia en los simbolismos de visión de un mundo en común, ocultando sus verdaderos fines, por ello, las aulas deben de representar un espacio de resistencia para romper con esa coercividad dominante con rasgos antidemocráticos, opresivos y no transparentes, ya que en materia educativa hay una estandarización del pensamiento y los procesos.

Por lo tanto, el conocimiento en el sistema neoliberal, es un instrumento para ser dominado.

De acuerdo a Michel Foucault en McLaren (2005) “la educación neoliberal dicta las reglas por las cuales se forman los discursos, la reglas que gobiernan, lo que puede ser dicho y lo que debe de permanecer callado, quien puede hablar con autoridad, y quien debe de escuchar” (p. 284).

Por otra parte, el mercado laboral solicita entre los requerimientos para situar a las y los trabajadores en la función a desempeñar, el currículum vitae u hoja de vida, mismo que tiene como objetivo preparar a las y los estudiantes a ocupar dos posiciones laborales, subordinado o dominante, mismas que forman parte del discurso del neoliberalismo, cuya finalidad, es que la sociedad lo asuma como propio, sin embargo, así como dicho adoctrinamiento se ha vuelto una práctica común en las relaciones laborales.

En el neoliberalismo, el currículum forma parte de una tradición de la racionalidad instrumental, ya que, de acuerdo a la pedagogía crítica, es una forma de mirar al mundo en la que los fines están subordinados a los medios, en el cual, los hechos están separados de las cuestiones de valor, lo que resta importancia a los principios democráticos. Por lo tanto, el sistema dominante de los procesos de producción, alecciona al sector educativo para que éste permanezca implicado en el proceso de reproducción generacional, donde las escuelas en complicidad con el sistema lo conceptualicen como un modelo.

Dicho proceso, se gesta a través de la difusión de los medios masivos de comunicación y las instituciones sociales que han influido en la instrucción para que las y los estudiantes adquieran hábitos que los conduzcan a la ignorancia, por lo que sólo a través del conocimiento se cimentará las bases de los cambios sociales, donde las voluntades de las y los docentes empleen estrategias que conduzcan las relaciones sociales a través de herramientas efectivas y una pedagogía crítica homologada.

Por lo tanto, el mercantilismo en la educación no garantiza el desempeño académico por conocimiento o habilidades de las y los estudiantes, sino, el intercambio de capital material por un desempeño académico, cuestionable en muchos casos, ante un sistema injusto de relaciones sociales de poder económico, por lo que las y los estudiantes de la clase subordinada son menospreciados, situándolos en desventaja en el momento de obtener empleos bien remunerados. Por ello, los poderes a nivel internacional jerarquizan desde tiempos muy remotos a la sociedad en clases, así como estandarizan todo lo que esté a su paso.

Como ya hemos mencionado, el neoliberalismo dicta las pautas y procesos en materia educativa, por lo que, la meritocracia se convierte en un concepto que deben de asumir las y los estudiantes que deseen conducirse al éxito, de acuerdo a la concepción mercantilista, ello conlleva a perder la identidad para aprender a actuar y pensar de acuerdo a las prácticas estandarizadas, sin embargo, esto no suele significar el triunfo, ya que no se garantiza que las y los egresados conseguirán un buen trabajo. La mercantilización de la educación es sinónimo de jerarquización vocacional, misma que predestina a las y los estudiantes a competir en la desigualdad.

Actualmente, el conocimiento se ha tecnocratizado obstruyendo el verdadero objetivo del aprendizaje en el aula, ya que, es una nueva forma de neoconservadurismo educativo, donde el mercantilismo es una novedosa idea para predisponer a la comunidad académica a la meritocracia, convirtiéndose ésta en excluyente, ya que, las oportunidades son en proporción al poder económico, es decir, las y los estudiantes con desventaja económica se encuentran posicionados en el último escalafón en la escala de la meritocracia.

Noam Chomsky en McLaren (2005) dice que: “El éxito está también correlacionado con rasgos mucho menos sanguíneos, que la inteligencia, la manipulación, la codicia, la avaricia, la deshonestidad, el desatenderse con otros, y así lo demás” (p. 319).

Si bien, los usos de las tecnologías de la información han cambiado significativamente los procesos de aprendizaje en cuanto al acceso de la información, sin embargo, la esquematización tecnológica sólo ha enfatizado las prácticas dominantes.

Por eso es tan importante la pedagogía crítica entre los actores principales del contexto educativo (docentes-estudiantes), ya que son la voz para transformar las condiciones de la sociedad.

El sistema mundial, ha propiciado una ética obsoleta en las relaciones sociales, ya que todo se percibe a través de la materialización. En el neoliberalismo, las políticas públicas se gestan, reflejando objetivos de odio hacia los más vulnerables, donde muchos se han tenido que despojar de su identidad y su autonomía. El neoliberalismo educativo es un disfraz con pseudónimo de libertad, aunque en la realidad seamos presos de imposiciones y adoctrinamiento a través de la enseñanza.

La Revolución Industrial fue el eje medular de la mecanización de los procesos de producción; las grandes migraciones del campo a la ciudad, obligaron a los medios de producción a trasladar la capacitación de la mano de obra hacia la escuela, asumían que eso traería mayores beneficios y un ahorro significativo, puesto que las y los trabajadores serían moldeados de acuerdo al sistema educativo liberal, es decir, la mercantilización de la educación al servicio del capital.

La mercantilización de la educación, se ha conceptualizado como la interacción entre las y los profesores y estudiantes como mercancías, donde se instruye para robotizar el pensamiento capitalizado hacia los procesos de producción, ejemplo de ello, son los perfiles que en la clasificación de empleos de los diarios que circulan a nivel nacional o las páginas web que se dedican a la promoción de empleos; de modo que la educación se forja en un contexto lucrativo, sustituyendo el objetivo formativo a través de la tecnocratización, donde las y los estudiantes y docentes, son el medio y no el fin.

El neoliberalismo tiene como objeto la privatización en los distintos sectores de la economía, mismos en donde se promueve la idea de que la educación privada garantiza el éxito personal y profesional, por lo que el corporativismo en manos de empresarios e instituciones religiosas han contribuido al empobrecimiento y menosprecio de las y los estudiantes de escuelas públicas, así como, precariedad en las condiciones laborales de las y los profesores, quienes, en muchos casos tienen que invertir para asumir los retos que implica ser promotor del aprendizaje y el conocimiento en las escuelas privadas, ya que, muchas de ellas no proveen a las y los docentes de las herramientas suficientes para desempeñar su labor, a pesar de las ganancias que genera el lucro del derecho a la educación.

Paulo Freire (2005) en su libro La Pedagogía del Oprimido que: “La educación que se impone a quienes verdaderamente se comprometen con la liberación, no puede basarse en una comprensión de los hombres como seres vacíos quienes el mundo llena con contenidos; no puede basarse en una conciencia especializada, mecánicamente dividida, sino en los hombres como cuerpos conscientes y en la conciencia como conciencia intencionada al mundo” (p. 70).

El neoliberalismo es la reinterpretación más cruda del liberalismo clásico, cuyas repercusiones económicas y sociales han sido catastróficas para los grupos más vulnerables del contexto internacional. Visto desde su concepción etimológica más utilizada por distintos autores, la doctrina neoliberal ha logado convencer a los actores de las Relaciones Internacionales de, que el éxito es sinónimo de ganancia y productividad en el mercado global laboral, donde las economías más sólidas son quienes toman las decisiones del quehacer mundial.

El impacto del neoliberalismo en materia educativa, está condicionado a las decisiones del corporativismo de Estado y sujeto a los objetivos y metas de los organismos internacionales, mismo que a su vez, defienden los intereses de los dueños del capital financiero y del comercio internacional, se puede decir que, son relaciones de codependencia producto de la globalización y el flujo monetario.

Si bien, la mercantilización de la educación ha beneficiado el rol del Estado corporativista, ya que, ante la falta de capacidad para satisfacer las necesidades de la sociedad es su carácter de organización socio-política con poder soberano, ha cimentado e camino para que a través de la privatización, se cubran las demandas de una parte de la población que busca estatus en un contexto elitista y clasista o los que por falta de cobertura no tuvieron la oportunidad de incorporarse a la educación pública.

La tendencia del corporativismo educativo, está sujeta al lucro como objetivo principal, es el capitalismo cognitivo, cuya tendencia es al surgimiento acelerado de instituciones con poca o nula calidad formativa, corrupción entre autoridades y empresarios, endeudamiento para las familias que buscan incorporarse a la educación privada, ya sea, a través de las mismas instituciones o por financiamientos externos, marginación y olvido de las comunidades rurales e indígenas y clasismo mediático, a través de campañas que mercadean la consigna de éxito profesional basada en la capacidad de consumo, el mercado laboral y la banalidad, contrario a lo que debería de considerarse como fundamental académicamente, como lo es, la calidad formativa y la construcción del conocimiento a través de la ética y el aprendizaje colaborativo.

Por lo anteriormente expuesto, es que en las aulas se sigue fomentando la memorización enciclopédica y la obediencia, cuyo resultado ha sido el esperado por el corporativismo avasallante, una escolarización predestinada a la capacitación, la automatización en los procesos productivos, egresados acríticos, mediatizados y serviciales con un sistema que oprime las capacidades cognitivas, que subestima la inteligencia y que margina los sectores sociales más vulnerables, tanto na nivel nacional como internacional.

Cabe destacar que, evidencias de éxito inmersos en el sistema capitalista que vale la pena mencionar, como lo es, el famoso caso de los países nórdicos, específicamente lo referente al finlandés, los cuales tienen una educación pública de calidad en un sistema de libre mercado, sin embargo, la escuela mexicana, no tiene las condiciones más elementales, como alimentación, infraestructura e inclusión de personas con alguna discapacidad, sobre todo en las comunidades más alejadas, para poder implementar políticas públicas similares. Por lo anteriormente expuesto es, que las reformas educativas que se han implementado como novedosas, por el hecho de haber sido modelos ejemplares en otras naciones, han fracasado en nuestro país, debido a la abismal diferencia en cuanto a las condiciones sociopolíticas, económicas, culturales y hasta geográficas, arriesgando el futuro de generaciones de estudiantes, ya de por sí, con un panorama poco alentador.

 

La educación post-pandemia

Al hablar de neoliberalismo en materia educativa, cabe destacar que hay un antes y después del COVID-19, virus que dejó al desnudo los grandes vacíos del neoliberalismo en materia educativa, la fragilidad del mismo y la gran brecha en la desigualdad social que quedó al descubierto ante la contingencia sanitaria, en la que se implementaron directrices académicas de emergencia y con un impacto muy agresivo tanto para estudiantes de todos los niveles educativos, como para las y los docentes.

Es importante reconocer, revalorar y profesionalizar la labor docente desde un enfoque formativo de colaboración y no de autoritarismo en aras del desarrollo nacional. Asimismo, como promotores del conocimiento, tenemos que asumir la responsabilidad que implica nuestra vocación de servicio, con el compromiso de romper los eslabones de las cadenas de adoctrinamiento en las aulas, porque es ahí, el espacio donde se puede fomentar la libertad de pensamiento crítico, liberar el talento, proponer soluciones a problemáticas sociales, así como, crear ambientes y comunidades de aprendizaje en beneficio de la justicia social, desde una base sólida de pluralidad, equidad, igualdad de derechos y oportunidades, con la visión de las teorías pedagógicas libertadoras, constructivistas, humanistas y socioculturales.

La educación en tiempos de pandemia ha dejado abiertas distintas líneas de investigación, sin embargo, es importante reflexionar partiendo de la duda, de acuerdo a la retórica de quienes emiten los discursos, cuál es el papel que debemos de asumir las y los docentes en las aulas acerca del uso de herramientas pedagógicas eficaces y eficientes en todos los niveles educativos, cuyo objetivo sea, minimizar las secuelas de adoctrinamiento emitidas por la televisión u otros medios de comunicación audiovisual, donde los estudiantes se vuelven sólo receptores de la información, creando un ciclo de repetidores limitando así, sus capacidades intelectuales y creatividad.

Si bien, la tecnología nos superó a las mayorías, pero debemos de asumir la postura de que la “nueva normalidad” en el contexto internacional, incluye la digitalización de los procesos escolares para todas y todos los involucrados, esto se suma a una serie de problemas entre lo académico y la burocracia, ya que, el proyecto de nación en materia educativa se estancó nuevamente, por lo que, debemos hoy más que nunca cuestionar y levantar la voz para las autoridades asuman el compromiso de escuchar y materializar las necesidades de los principales actores del proceso educativo. Las transnacionales harán todo lo posible por renovar el capitalismo bajo un nuevo pseudónimo ante la incertidumbre.

Tan sólo para tener una idea de lo que depara el futuro inmediato, el único país que tendrá crecimiento económico, será China con un 1.9% de acuerdo al Banco Mundial, mientras, 45 millones de personas en el mundo serán parte de las estadísticas de pobreza y 28 millones en extrema pobreza, un panorama nada alentador.

La reconfiguración del contexto internacional, a través de los líderes que ostentarán la carrera por la hegemonía mundial, impondrán nuevos procesos en el ejercicio de las Relaciones Internacionales, la nueva realidad es aún de gran incertidumbre, sin embargo, los promotores del capitalismo, a través de una nueva retórica y del avance de la tecnología en los procesos educativos, buscarán afianzar el control del contexto mundial, dependerá del magisterio, salvaguardar los objetivos de las pedagogías críticas y la democratización educativa.

La revolución intelectual en las aulas, a través del conocimiento y la conciencia crítica, son estrategias para desmontar toda aquella institución represora de la libertad del pensamiento.

Las y los docentes tenemos la responsabilidad de percibir que formamos parte de la clase trabajadora y desde esa postura asumir la responsabilidad social de nuestra profesión.

Tenemos que replantearnos como objetivo, revalorizar la figura de las y los docentes a nivel internacional, pero eso implica un gran compromiso social, porque la pandemia también ha evidenciado la falta de humanismo, sensibilidad, empatía, solidaridad y vocación por parte de muchos docentes.

 

 

 

Por: Karen Campos Rodríguez

Fuente

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/371284

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