Las concepciones de igualdad de oportunidades y las
políticas educativas están asociadas a diferentes tradiciones de pensamiento
político. Así, cómo llegue a implementarse la igualdad es dependiente de cada
política educativa, congruente –a su vez– con una ideología y con una
determinada teoría de la
justicia. Que todos tengan las mismas oportunidades depende
de qué características de los individuos (talento, esfuerzo, mérito, riqueza,
etc.) son moralmente arbitrarias para la educación y, por tanto, debían
eliminarse (o no influir) en una igualdad de oportunidades. Siguiendo a Rawls,
Fernández Mellizo-Soto identifica cuatro modos de entender la igualdad de
oportunidades:
a) Sistema de
libertad natural es, de hecho, la negación de la igualdad de oportunidades,
defendida por ideólogos neoliberales, puesto que se oponen a cualquier acción
redistributiva del Estado. Todas las características (incluida la riqueza
familiar) son relevantes para alcanzar un determinado nivel educativo, por lo
que es “natural” que los más ricos o listos alcancen una mejor educación.
b) Igualdad de
oportunidades meritocrática según la cual el origen social no debe
condicionar la carrera escolar, sino sólo el mérito, entendido como talento y
esfuerzo de cada uno, que debe influir en el nivel educativo alcanzado. La
escuela democrática de masas, de hecho, suele basarse en el mérito dentro de
una carrera hacia el éxito escolar. Pero una escuela justa no puede basarse en
el solo mérito, sino en el éxito de cada uno y para todos, especialmente de los
más débiles. Por eso, como dice Ángel Puyol, “si queremos impedir que la competición social sea injusta, tenemos que
dejar de ser meritocráticos”.
c) Igualdad de
oportunidades universal o igualitaria se corresponde con una
socialdemocracia, defendiendo que todos los estudiantes deben ser tratados por
igual (independientemente de su talento o riqueza) y recibir la misma
educación. Esto no impide que, por las diferencias naturales y sociales,
reaparezcan desigualdades. Por eso, debe ser complementada por (d).
d) Igualdad de
oportunidades compensatoria, propia de socialdemocracia progresista, que
aboga por acciones directas (discriminación inversa o positiva) para compensar
a los desfavorecidos, del que sería un ejemplo la propuesta de Rawls. Los
individuos peor dotados por encontrarse en desventaja deben ser objeto de
especial atención, con medidas compensatorias y mayores recursos. El problema,
como veremos, es que la discriminación inversa “es una medida que se mueve por
la superficie de esa estructura de desigualdad, pero no socava sus fundamentos,
que son muchos más profundos y tienen que ver con las desigualdades
socioeconómicas y de poder”.
Aunque la política educativa puede ser una mezcla de estos conceptos, para simplificar, podemos distinguir según dos grandes ideologías políticas (conservadores y socialdemócratas). Una política socialdemócrata considera que la igualdad de oportunidades tiene que ir mas allá de la meritocracia (como defiende una política republicana), compensando las desventajas o los necesidades educativas especiales en función de una ciudadanía social (no sólo civil y política). Además, casi todas las políticas educativas suelen distinguir entre la educación obligatoria y la postobligatoria, nivel este último donde la igualdad universal o la compensación dejan de tener el mismo papel, aunque un socialdemócrata mantendría que las desventajas sociales deben ser también compensadas en la educación superior.
Tabla 2
Igualdad de oportunidades en Igualdad de oportunidades
Libertad natural
Meritocrático
Igualitario o universal
Compensatoria
Conservadores
Diversificación temprana (tracking) Educación privada Competencia (mercado)
Diversificación Mecanismos objetivos de selección
Ayudas/Becas a los de mayor talento
Socialdemócratas
Comprensividad Gratuidad Currículum común Acciones compensatorias Discriminación positiva Superar desventaja social
De acuerdo con la Tabla, los cuatro modos de entender la
igualdad de oportunidades se dividirían, según las tradiciones de pensamiento
político, entre conservadores y socialdemócratas, por no incluir la tradición
republicana, subdivididos a su vez según el grado en que defiendan la libertad
natural o los mecanismos compensatorios. Las políticas educativas de uno u otro
signo implementan estas ideologías en el diseño de un sistema educativo. Así,
una educación comprehensiva, donde se retrasa la división de los estudios,
posibilita que el origen social influya menos en la diferenciación educativa.
Por su parte, ha sido propio de las ideologías conservadoras en educación
fomentar el tracking (división en ramas o itinerarios en los últimos tramos de
la escolaridad obligatoria, con diferentes salidas al mercado laboral o
estudios superiores). Un sistema meritocrático da ayudas a los alumnos con talento,
como resalta Ángel Puyol:
La meritocracia no es
un ideal igualitario. Mientras que la igualdad resalta que todos somos iguales,
la meritocracia consiste en encontrar el mejor. Su finalidad no es reducir las
desigualdades sociales, es decir, el espacio que separa a los de arriba de los
de abajo, sino encontrar un modo diferente de legitimarlas, un modo nuevo y
moderno de acceder a la jerarquía social que sustituya el nacimiento por la capacidad.
Extraído de
Justicia social y equidad escolar. una revisión actualAntonio Bolívar
REVISTA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN PARA
VOLUMEN 1, NÚMERO 1
Justicia social y equidad escolar. Una revisión actual, 1(1), 2012, pp. 9-45
http://www.rinace.net/riejs/numeros/vol1-num1/art1.pdf