La escuela en una sociedad democrática suele articularse, en
su gramática básica, en torno a las reglas de la igualdad de oportunidades y el
mérito (talento, esfuerzo, performances). Desde la perspectiva democrática,
debiera predominar el ideal de una igualdad formal dentro de la institución
escolar, donde la retribución escolar (y posterior destino social) se realiza
por el exclusivo mérito individual. De este modo, la escuela “democrática” está
abierta a todos, eliminando cualquier tipo de obstáculo en la igualdad de
acceso. Pero, por otra, al igual que en una prueba deportiva, funciona con una
lógica meritocrática o competitiva: clasifica y jerarquiza a los alumnos en
función de su nivel de realización. En este contexto, algunas desigualdades
pueden parecer legítimas, puesto que la escuela, según talento y esfuerzo
individual, sitúa a los alumnos dentro de una “teórica” igualdad de oportunidades.
Señala Dubet, a quien voy a seguir de cerca, que:
“la igualdad
meritocrática de oportunidades sigue siendo la figura principal de la justicia
escolar. Designa el modelo de justicia que permite que todos participen en una
misma competencia, sin que las desigualdades de fortuna y de nacimiento
determinen directamente sus posibilidades de éxito. […] Este tipo de igualdad
es central para el modelo de la justicia escolar en las sociedades
democráticas, es decir, en las sociedades que consideran que todos los
individuos son libres e iguales en principio, pero que aceptan también que esos
individuos estén distribuidos en posiciones sociales desiguales”.
Si bien puede parecer que hay un amplio consenso sobre la
llamada “igualdad de oportunidades”, llegando a constituirse en el discurso
hegemónico, dos obras recientes francesas de sociología de la educación
muestran un escepticismo sobre esta igualdad. Por lo demás, desde el ángulo
filosófico igualmente se han hecho duras críticas contra la ideología
meritocrática. La creencia en un mundo justo, en el que cada uno fuera
retribuido según su mérito y esfuerzo, se ha constituido en la más fuerte
justificación ideológica de la desigualdad, en particular para los que ocupan
posiciones más favorecidas.
Existen, como hemos visto, varios principios de justicia,
pero la meritocracia, entendida como que los lugares que cada uno ocupa se
deben a su talento o esfuerzo, es la más extendida en el sentido común y la que
juega un papel dominante en el medio escolar. Por eso merece un análisis
crítico específico. Como dice Duru-Bellat viene a proporcionar un cierto
consuelo psicológico para conjugar el ideal igualitario de las sociedades
democráticas y las persistentes desigualdades en las posiciones sociales. En el
fondo, se piensa, la igualdad de oportunidad significa la igualdad de todos en
la competición para conseguir posiciones sociales desiguales. Pero el mérito no
puede producir justicia, como muestran los efectos perversos en la escuela y
fuera de ella, que la sociología de la educación ha evidenciado. De ahí el
título de su libro: el mérito contra la justicia.
Partiendo de que todos los individuos son iguales por
naturaleza y, sin embargo, hay graves desigualdades, todas las sociedades
democráticas precisan recurrir al mérito y al esfuerzo individual para resolver
esta contradicción. Así, se le enseña al niño que si se esfuerza y trabaja
bien, será recompensado. Se trata de cuestionar si la meritocracia y la
“equidad” que promueve no encarna un principio sustituto del de igualdad. En
otras palabras, si el deseo de establecer una igualdad de condiciones de
“partida” no es una forma de ignorar las desigualdades entre las diferentes
posiciones sociales alcanzadas. De acuerdo con el principio de justicia de
Rawls nadie puede ser recompensado o castigado por algo de lo que no tenga responsabilidad,
y la “lotería natural” es tan arbitraria como la lotería social.
Extraído de
Justicia social y equidad escolar. una revisión actualAntonio Bolívar
REVISTA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN PARA
VOLUMEN 1, NÚMERO 1
Justicia social y equidad escolar. Una revisión actual, 2012, pp. 9-45
http://www.rinace.net/riejs/numeros/vol1-num1/art1.pdf
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