La Educación es
vista desde numerosos puntos de vista, muchas veces se dice “Un pueblo educado
no se puede dominar” ¿A qué se refieren? ¿Hay una única “Educación”? ¿Se puede
educar para la dominación? A esto se refiere la pluma magistral de Paulo
Freire.
La opresión, que no es sino un control aplastador, es
necrófila. Se nutre del amor a la muerte y no del amor a la vida.
La concepción “bancaria” que a ella sirve, también lo es. En
el momento en que se fundamenta sobre un concepto mecánico, estático,
espacializado de la conciencia y en el cual, por esto mismo, transforma a los
educandos en recipientes, en objetos, no puede esconder su marca necrófila. No
se deja mover por el ánimo de liberar el pensar mediante la acción de los
hombres, los unos con los otros, en la tarea común de rehacer el mundo y
transformarlo en un mundo cada vez más humano.
Su ánimo es justamente lo contrario: el de controlar el
pensamiento y la acción conduciendo a los hombres a la adaptación al mundo.
Equivale a inhibir el poder de creación y de acción. Y al hacer esto, al
obstruir la actuación de los hombres como sujetos de su acción, como seres
capaces de opción, los frustra.
Así, cuando por un motivo cualquiera los hombres sienten la
prohibición de actuar, cuando descubren su incapacidad para desarrollar el uso
de sus facultades, sufren.
Sufrimiento que proviene “del hecho de haberse perturbado el
equilibrio humano (Fromm). El no poder actuar, que provoca el sufrimiento,
provoca también en los hombres el sentimiento de rechazo a su impotencia.
Intenta, entonces, “restablecer su capacidad de acción” (Fromm).
Sin embargo, ¿puede hacerlo? ¿y cómo?, pregunta Fromm. Y
responde que un modo es el de someterse a una persona o grupo que tenga poder e
identificarse con ellos. Por esta participación simbólica en la vida de otra
persona, el hombre tiene la ilusión de que actúa, cuando, en realidad, no hace
sino someterse a los que actúan y convertirse en una parte de ellos.
Quizás podamos encontrar en los oprimidos este tipo de
reacción en las manifestaciones populistas. Su identificación con líderes
carismáticos, a través de los cuales se puedan sentir actuando y, por lo tanto,
haciendo uso de sus potencialidades y su rebeldía, que surge de la emersión en
el proceso histórico, se encuentran envueltas, por este ímpetu, en la búsqueda
de realización de sus potencialidades de acción.
Para las élites dominadoras, esta rebeldía que las amenaza
tiene solución en una mayor dominación –en la represión hecha, incluso, en
nombre de la libertad y del establecimiento del orden y de la paz social. Paz
social que, en el fondo, no es otra sino la paz privada de los dominadores.
Es por esto mismo por lo que pueden considerar –lógicamente,
desde su punto de vista– como un absurdo “la violencia propia de una huelga de
trabajadores y exigir simultáneamente al Estado que utilice la violencia a fin
de acabar con la huelga.”
La educación como práctica de la dominación que hemos venido
criticando, al mantener la ingenuidad de los educandos, lo que pretende, dentro
de su marco ideológico, es indoctrinarlos en el sentido de su acomodación al
mundo de la opresión.
Al denunciarla, no esperamos que las élites dominadoras
renuncien a su práctica. Esperarlo así sería una ingenuidad de nuestra parte.
Nuestro objetivo es llamar la atención de los verdaderos
humanistas sobre el hecho de que ellos no pueden, en la búsqueda de la
liberación, utilizar la concepción “bancaria” so pena de contradecirse en su
búsqueda. Asimismo, no puede dicha concepción transformarse en el legado de la
sociedad opresora a la sociedad revolucionaria.
Extraído de
Pedagogía del Oprimido
Paulo Freire
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