Mientras para Freire el punto de partida fue lo pedagógico, para Fanon fue el problema colonial: describir y narrar la situación de colonización e impulsar y revelar la lucha anti y decolonial ¿Qué significa “descolonización” para él? En los siguientes párrafos transcribo una síntesis de sus pensamiento.
Como psiquiatra por formación, luchador revolucionario en la
guerra de independencia de Argelia por compromiso político, e intelectual
radical dedicado a la problemática vivida del sujeto racializado colonializado,
Frantz Fanon tenía una subjetividad, historia y proyecto marcadamente distintos
de Freire. En su introducción a la traducción revisada al español de Piel negra
y máscaras blancas, Samir Amin le retrata así: “Fanon nació antillano. La historia de su pueblo, de la esclavitud, de
su relación con la metrópoli francesa fue, pues, por la fuerza de las
circunstancias, el punto de partida de su reflexión crítica”. Su
preocupación por el poder colonial tanto externo como interno, por las causas
de alienación y deshumanización del sujeto negro colectivo, colonizado, víctima
de manipulaciones históricas, culturales y racistas y la relacionada barbarie
capitalista, definió su obra, su acción política (incluyendo “aliñarse junto al
Frente de Liberación Nacional de Argelia y a los movimientos de liberación del
continente africano”) y su vida misma. Por eso, la aclamación de Fanon mismo en
Los condenados: “No soy el esclavo de la
Esclavitud que deshumanizó mis ancestros”, una Esclavitud construida sobre
las espaldas, sudor y cadáveres de los negros alentando el bienestar y progreso
europeos. De hecho, y como Fanon hizo claro en su corta vida, en un mundo
anti-negro regido por la trabazón del capitalismo, eurocentrismo
blanco-blanqueado y colonialidad del poder, la deshumanización, el racismo y la
racialización están indudablemente entretejidos.
Mientras para Freire el punto de partida fue lo pedagógico,
para Fanon fue el problema colonial: describir y narrar la situación de
colonización e impulsar y revelar la lucha anti y decolonial. Si consideramos
entonces cómo sus trabajos dan un sentido práctico y concreto a las luchas de
descolonización, liberación y humanización, pero también cómo posicionan la
apuesta de la sociogenia, su genio de pedagogo queda evidenciado. Asimismo, al
presentar la descolonización no simplemente como problema político sino como un
proceso de poblaciones aprendiendo a ser “hombres”, y como práctica de
intervención que implica la creación de “hombres” nuevos, Fanon da bases
vertebrales para pensar pedagógicamente tanto en la humanización, como en la
descolonización como postas de existencia-vida. Para Fanon, la humanización es
el eje central del proceso de descolonización, de descolonizarse y, por ende,
de liberación:
La descolonización no pasa jamás inadvertida puesto que
afecta al ser, modifica fundamentalmente al ser, transforma a los espectadores
aplastados por la falta de esencia en actores privilegiados, recogidos de
manera casi grandiosa por la hoz de la historia. Introduce
en el ser un ritmo propio, aportado por los nuevos hombres, un nuevo lenguaje,
una nueva humanidad. La descolonización realmente es creación de hombres
nuevos. Pero esta creación no recibe la legitimidad de ninguna potencia por el
cual se libera.
La descolonización, según Fanon, es una forma de
(des)aprendizaje: desaprender todo impuesto y asumido por la colonización y
deshumanización para reaprender a ser hombres y mujeres. La descolonización sólo
ocurre cuando todos individualmente y colectivamente participan en su derribar,
ante el cual el intelectual revolucionario
—como también el activista y maestro— tiene la
responsabilidad de activamente asistir y participar en el “despertar”: “Educación política significa abrir las
mentes, despertar [las masas] y permitir el nacimiento de su inteligencia, como
dijo Césaire ‘es inventar almas’”. Por lo tanto:
El primer deber del
poeta [maestro] colonizado es determinar claramente el tema popular de su creación.
No puede avanzarse resueltamente, sino cuando se toma conciencia primero de la
enajenación. […] No basta con unirse al pueblo en ese pasado donde ya no se
encuentra sino en ese movimiento oscilante que acaba de esbozar y a partir del
cual, súbitamente, todo va a ser impugnado. (Fanon)
Fanon hace claro que la descolonización requiere tanto la
conciencia propia de los pueblos negros de la enajenación como la conciencia de
los blancos de su complicidad en el sistema moderno-colonial racial; es decir,
el aprendizaje y desaprendizaje de todos. Sin embargo, su proyecto es
principalmente con los sujetos que han vivido en cuerpo, alma y mente la
racialización-deshumanización de la diferencia y herida colonial, es decir, los
damnés de la terre o “condenados de la tierra”.
Es a partir de los procesos de (des)aprendizaje, invención,
intervención y acción que podemos trazar la perspectiva y propuesta pedagógica
de Fanon, la que
Maldonado-Torres llama su “posición pedagógica socrática”.
Para Fanon, el cambio o transformación social —incluyendo la restauración de la
humanidad— tiene que ser llevado por los colonizados mismos. “Quiero ayudar al hombre negro autoliberarse
del arsenal de complejos que ha sido desarrollado por el ambiente colonial”
(Fanon). Tal autoliberación requiere, según Fanon, estudiar y enfrentar la
experiencia vital de ser negro en el mundo social, una experiencia que traspasa
lo individual:
Como reacción contra la tendencia constitucionalista de finales
del siglo XIX, Freud mediante el psicoanálisis, pedía que se tuviera en cuenta
el factor individual. Sustituía una tesis filogenética por la perspectiva
ontogenética. Veremos que la alienación del negro no es una cuestión
individual. Junto a la filogenia y la ontogenia, está la sociogenia. (Fanon)
La sociogenia o sociogénesis es el método pedagógico
socio-diagnóstico que Fanon utiliza, particularmente en Piel negra, máscaras
blancas, para analizar la experiencia, la condición y la situación de hombres
negros y mujeres negras como sujetos racializados/colonizados en sociedades
regidas por sujetos blancos. El motivo de este análisis es intervenir en y
actuar sobre esta experiencia y sobre estas sociedades, hacia la transformación
psíquica y estructural y la liberación social. Para Sylvia Wynter, “el principio
sociogénico” que introduce Fanon puede ser entendido como una “ciencia nueva”
que produce no sólo una ruptura epistémica con los propios propósitos de las
ciencias naturales y su interpretación de la identidad humana, sino también
hace un salto en introducir la invención de la existencia. Dicho
por Fanon: “Debo recordar en todo momento
que el verdadero salto consiste en introducir la invención en la existencia”.
La invención está entendida como creación; la capacidad de creación es la parte
activa del ser, parte de la práctica de libertad y del crear, inventar y vivir
con otros —lo que implica ser radicalmente humano. Como señala
Maldonado-Torres:
Con la
sociogenia Fanon pretende hacer explícita la conexión entre
lo subjetivo y objetivo, entre, por un lado, los complejos de inferioridad de
los pueblos negros y colonizados y, por el otro, la estructura particularmente
opresiva de la sociedad colonial. […] [Conexión que podría ayudar al] negro ser
consciente que la única alternativa para la liberación está en actuar hacia el
cambio social. […] La sociogenia se convierte […] en una ciencia para la
humanidad. […] un tipo de pedagogía, la función de la cual no es “educar” en la
forma tradicional, sino facilitar la autoliberación negra, al actuar en contra
de las estructuras de opresión y las que niegan su peso ontológico.
La pedagogía de la sociogenia es así una “metodología
imprescindible o indispensable” —para recordar la frase de Freire— para
estudiar tanto los modos de ser humano como los procesos de humanización,
deshumanización y rehumanización en contextos coloniales. Pero es claro que
para Fanon tal estudio no es —ni puede ser— objetivo, desinteresado y
distanciado. No es un estudio “sobre” los condenados, oprimidos o colonizados.
Tampoco es simplemente un estudio o accionar “con” estos pueblos y sujetos. La
sociogenia más bien se construye y posiciona “desde” las luchas y las
posibilidades de ser plenamente humano, posicionamiento y construcción
claramente reflejados en el mismo proyecto pedagógico vivencial y escritural de
Fanon, expresado tanto en Piel negra como en Los condenados. Implicado aquí,
como bien señala Wynter y siguiendo a Fanon, tanto la socialización del negro
como la socialización del blanco. “Los
aspectos cualitativos característicos de los estados mentales propios de ambos
grupos con relación a sus respectivas experiencias de su concepto de sí mismo
no sólo se oponen, sino que lo hacen dialécticamente; cada clase de experiencia
subjetiva, positiva una, negativa la otra, depende de la contraria”.
Al avanzar una “actitud decolonizadora” y un “humanismo
decolonizador”, Fanon hace de la sociogenia una suerte de pedagogía decolonial
orientada hacia el nombramiento, visibilización y comprensión del problema
—como realidad— estructural y psicoexistencial racial/colonial y hacia el
accionar transformativo de este problema-realidad. Aquí el enlace entre lo
pedagógico y lo decolonial, sustentado en el accional, queda evidenciado.
Según Fanon, “Educar
el hombre para ser accional, preservando en todas sus relaciones su respeto
para los valores básicos que constituyen un mundo humano, es la tarea
primordial de aquello quien, ya tomado el pensamiento, se prepare a actuar”.
Esta accionalidad sólo tiene sentido para Fanon en el contexto de lucha en
contra de las estructuras opresivas que militan en contra de su ser. Lo que el
actuar apunta entonces es a la humanidad, es a ser, humano; por tanto, requiere
el reconocimiento, develamiento y comprensión de los problemas entretejidos del
colonialismo, del racismo, de las relaciones y prácticas del poder y de la deshumanización.
Restaurar la humanidad es en sí el propósito de la enseñanza
del análisis sociogénico, entendido y asumido por Fanon como herramienta y
estrategia pedagógica y como apuesta decolonial:
Cuando Fanon nos hace recordar que lo que es importante no
es educar [negros] sino enseñarle al negro no ser esclavo a los arquetipos
foráneos, Fanon se hace pedagogo o maestro socrático —una comadrona de agencia
decolonial— que pretende facilitar la formación de subjetividad, autorreflexión
y la praxis de liberación. La enseñanza consiste entonces en capacitar el
sub-otro a tomar una posición en la cual él o ella puede reconocer y hacer las
cosas por sí mismos —es decir, actuar. (Maldonado-Torres)
De esta manera la sociogenia se puede entender como una
posta de pedagogía propia de auto-determinación y auto-liberación.
Sintéticamente, esta pedagogía resalta cuatro enfoques o componentes accionales
medulares: el hacer despertar, alentar la auto-agencia y acción, facilitar la
formación de subjetividad y autorreflexión, y fomentar y revitalizar
racionalidades política-éticas “otras” que se distancian de la razón
moderna-occidental-colonial, que se enraízan en y apuntan al actuar hacia la
libertad, transformación y creación de estructuras sociales y condiciones de
existencia radicalmente distintas. Conjuntados estos componentes se construyen
una pedagogía y praxis de liberación encaminadas hacia no sólo una nueva
humanización, sino también hacia nuevas perspectivas de humanidades, ciencias y
pensamiento fundadas en una razón “otra”: en la razón, esperanza, posibilidad e
imaginario/ imaginación decolonial. En eso la perspectiva y análisis de
Maldonado-Torres son nuevamente útiles:
Fanon ofrece la
“sociogénesis” como forma de pensamiento riguroso sobre la humanidad y como
pedagogía que fomenta la liberación. “No buscamos otra cosa, nada menos, que
liberar al hombre de color de sí mismo”. Para eso Fanon combina en su propuesta
dimensiones del pensamiento y de la acción frecuentemente divorciadas de la
modernidad, a saber, la teoría, la ética, y la política. Solo una
reintegración de las mismas orientadas por una ética radical de la
descolonización —una ética más allá del reconocimiento— puede responder
satisfactoriamente a la crisis del mundo moderno y fundamentar un nuevo
humanismo —un humanismo que es a fin de cuentas un humanismo otro—, esto es […]
un humanismo del otro y un humanismo distinto al de la tradición europea
simultáneamente.[…] Me refiero a una concepción del mundo [siguiendo Lévinas]
que le da centralidad no a la teoría, a la epistemología, al espíritu absoluto
o a la teología sino a la relación inter-humana entre un yo y otro.
Ahora bien, si la relación o ligazón entre (des)colonización
y (des)humanización es lo que oriente y dirige lo pedagógico de Fanon, es decir
la pedagogización de su proyecto decolonial, ¿cómo es que opera esta relación
en el pensamiento de Freire? ¿Cuáles son los puntos de encuentro y
desencuentro? ¿Y de qué manera Freire, a pesar de su gran contribución
pedagógica crítica, termina quedando algo corto ante lo decolonial?
Extraído de
LO PEDAGÓGICO Y LO DECOLONIAL:
Entretejiendo caminos
Catherine Walsh
En Pedagogías decoloniales
Prácticas insurgentes para resistir (re)existir y (re)vivir
Catherine Walsh editora
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