MUCHOS EDUCADORES HAN SIDO
PRIVADOS DE LOS ESPACIOS, EL APOYO, LA AUTONOMÍA Y EL ESTÍMULO PARA ASUMIR LA
PEDAGOGÍA COMO UNA PRÁCTICA MORAL Y POLÍTICA, COMO UNA EXPRESIÓN DE LA
IMAGINACIÓN CRÍTICA, COMO UNA ACTUACIÓN QUE ENCARNA UNA IDEA DEL FUTURO QUE YA
NO ES SIMPLEMENTE UN REPETIR EL PRESENTE
En tales
circunstancias, el poder de la pedagogía da paso al venenoso control de las
escuelas por las corporaciones financieras y las élites de los ultraricos. En
tales circunstancias, la represión se intensifica y sustituye a la compasión.
Verdaderos
problemas tales como la pobreza, el desempleo juvenil, la guerra contra los
inmigrantes, la disparidad en la riqueza y el ingreso y la falta de vivienda
desaparecen de los programas escolares y dan paso a la pedagogía represiva, las
prácticas asociadas con las formas punitivas de disciplina como los test de
enseñanza, las políticas de tolerancia cero, la policía en las escuelas y
acaban con las escuelas entendidas como esferas públicas democráticas. A la
vista, muchos educadores se alejan con demasiada facilidad de sociedades cuyo
único valor educativo es el valor del cambio.
Las escuelas
imitan el orden social mayor, lo que corresponde a erradicar la disidencia y a
aumentar el estado de vigilancia y de criminalización de los problemas
cotidianos.
Por ejemplo,
en Estados Unidos los estudiantes son retenidos en las escuelas por hacer
garabatos en el escritorio, violar los códigos de vestimenta y quedarse
dormidos en clase. Las escuelas se están convirtiendo en extensiones de la
prisión y la pedagogía en una herramienta de represión.
La evidencia
de una cultura cada vez más controlada crece dramáticamente en Estados Unidos,
donde se invierte más dinero en la ampliación de prisiones y en la industria
militar que en la educación superior. Lo social se invoca al amparo del
neoliberalismo, que intenta unir a las personas sobre la base de los temores
compartidos antes que en relación a cualquier sentido de responsabilidad
compartida.
Como Zygmunt
Bauman observa, en lugar de abordar las “causas más profundas de la
ansiedad” – es decir: la experiencia de la seguridad individual y la
incertidumbre basada en los problemas sociales concretos -, “las élites
gobernantes de todo el mundo aprovechan los nuevos temores”. Como tal, la
comunidad se invoca a través de la apelación a la defensa militar, la seguridad
nacional y el orden público y con mayor legitimidad después de los terribles
ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
El neoliberalismo
ha corrompido la política, las artes, y la mayoría de otras esferas públicas
que no se definen en los valores puramente de mercado. En tales circunstancias,
la política ha sido vaciada de cualquier significado sustantivo.
Pedagogía crítica, evolutiva y democrática:
En primer
lugar necesitamos una noción de pedagogía crítica que abarque una visión de la
escuela como una esfera pública democrática, los estudiantes como ciudadanos
informados y comprometidos, y los profesores como intelectuales públicos. En
segundo lugar, necesitamos una nueva comprensión de la educación y un nuevo
vocabulario que se ocupe de la naturaleza educativa, cultural y global de los
problemas sociales a los que las generaciones futuras deberán hacer frente. En
tercer lugar, cualquier estrategia seria y viable sobre la educación, la
pedagogía o la cultura debe animar a los educadores y a otros agentes a
trabajar con un pie dentro y otro fuera de las instituciones tradicionales. No
podemos entregar todo el poder a las escuelas de los fundamentalistas
ideológicos, a la élite financiera o a los reaccionarios religiosos. Las
escuelas deben ser vistas como espacios de transición en la dignidad de las
resistencias.
Al mismo
tiempo, hay que reinventar la pedagogía como una práctica política diseñada
para permitir a los jóvenes narrar por sí mismos, aprender a gobernar en lugar
de ser gobernados y a leer la palabra como parte de lo que significa leer el
mundo.
Esto sugiere
que las escuelas progresistas y las prácticas pedagógicas, donde funcionan los
ideales emancipatorios, los valores, las relaciones sociales, los conocimientos
y modos de intercambio, pueden proporcionar un espacio que augura una
comprensión diferente y más democrática del futuro. Se trata de una pedagogía
que es tan insurreccional que resulta esperanzadora.
Por: Henry.A Giroux.
Fuente: http://www.bez.es/768114305/Hacia-una-pedagogia-imaginativa.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario