Freire, Fiori, Lima Vaz, Hélder Câmara, Alceu Amoroso Lima
son algunos de los educadores e intelectuales latinoamericanos que se
comprometieron con la lucha contra la opresión y dominación humana en nuestro
continente; su sentir/pensar/actuar estuvo fuertemente influenciado por el
existencialismo francés.
Freire y Fiori fundamentan sus concepciones del ser humano,
mundo y educación en Mounier, Gabriel Marcel, Merleau-Ponty, Sartre, Teillard y
otros representantes del existencialismo. Las principales influencias convergen
en la valorización y la defensa de la persona contra toda forma de opresión,
autoritarismo o alienación.
La concepción de las personas como seres inacabados, que
necesitan humanizarse socio históricamente; una pedagogía dirigida a la
liberación de la persona concreta, inserta en la historia; la valorización de
la comunicación y del diálogo; la confianza en la capacidad del ser humano en
rehacer la historia.
Antropológicamente, Freire concibe al género humano como el
único entre las especies vivas que no al nacer no tiene establecido su modus
vivendi. La naturaleza de los seres humanos es venir a ser, es construcción y
conquista permanente, búsqueda incesante y progresiva, propia del inacabamiento
y condicionamiento socio histórico de hombres y mujeres, que están siendo en un
mundo y en una historia también en construcción y reconstrucción.
Los seres humanos necesitan aprender a humanizarse, lo que
da a la vida humana un sentido mucho más biográfico que biológico “Programados”
para aprender, en un constante venir a ser realizándose por la interacción con
el mundo y con los semejantes, integrando siempre el pasado y el presente para
vislumbrar el futuro, y así, en su condición de seres históricos que van
siendo, van dando forma a sí mismos y al mundo, en un proceso de interacción
significadora y transformadora con el mundo y con los otros. Ese aprendizaje
del humano es posible por el lenguaje y por el trabajo, capacidades
inseparables de sentir/pensar/ actuar, pues “el ser humano es una totalidad que
se niega que la separen. Operamos el mundo como una totalidad como los
científicos o los artistas, como presencias imaginativas, críticas o ingenuas”
(FREIRE, 1995, p. 104).
La “hominización” no es adaptación, sino inserción
consciente, transformadora, proceso socio histórico cultural de humanización
del mundo. Al construir su mundo de forma consciente, los hombres y mujeres se
van constituyendo como cuerpos conscientes. Al concientizarse, ellos se
existencian: toman en las manos la constitución de su mundo y la propia
constitución del humano en sí. Ese es un proceso abierto, dialéctico, en
constante renovación, así como las más diversas formas de vida y de
organización del mundo van siendo transformadas, en busca del ser más; “sin
embargo esta búsqueda del ser más no puede realizarse en el aislamiento, en el
individualismo, sino en la comunión, en la solidaridad de las existencias. De
ahí que es imposible darse en las relaciones antagónicas entre opresores y
oprimidos” (FREIRE, 1987, p. 75).
Hombres y mujeres van siendo porque cuestionan, pronuncian y
modifican el mundo en el cual e con el cual van humanizándose, por ser capaces
de tomar distancia y admirar al mundo y a su estar siendo. Cuando una persona
deja de asombrarse, de espantarse, ella comienza a perder la curiosidad, la
sensibilidad, la creatividad, el gusto por el riesgo de la aventura histórica,
el querer ser más. Para Freire (1998, p. 67), “la liberación auténtica, que es
humanización en proceso, no es una cosa que se deposita en los hombres. No es
una palabra más, vacía, mitificadora.
Es praxis que implica la acción y reflexión de los hombres
sobre el mundo para transformarlo”. Al concientizarse de su condición de estar
siendo, como seres condicionados, inconclusos y aprendices para siempre, con
posibilidades y límites, capacitados para superar los obstáculos y
comprometerse en la construcción de inéditos viables, los hombres y mujeres
traen en sí la vocación ontológica de ser más, como individuos, en la
colectividad, cada uno va descubriendo que su pasaje por el mundo no es
predeterminado, “no es algo dado sino algo que necesita ser hecho y de cuya
responsabilidad no puedo eximirme”.
Entienden entonces que su presencia en el mundo es comunión
e interacción “que no se hace en aislamiento, exenta de la influencia de las
fuerzas sociales, que no se entiende fuera de la tensión entre lo que heredo
genéticamente y lo que heredo social, cultural e 59 históricamente, tiene mucho
que ver conmigo”. Y ese es un proceso abierto, en un mundo y en una historia
también abiertos, como “un tiempo de posibilidades y no de determinismo”
(FREIRE, 1997, p. 59).
Ni el ser humano ni el mundo pueden llegar a la plenitud
total, sino que permanecen en un constante venir a ser. Siempre inacabados,
abiertos a la posibilidad de inéditos viables. Así, los hombres y mujeres
auténticos están en constante renovación, están siendo, sin poder ser
prisioneros de formas estáticas, interviniendo para construir un mundo que les
permita vivir la dialéctica de la encarnación histórica de la inter
subjetividad; ellos y ellas se existencian asumiendo los riesgos de la
historia, desvelando y construyendo nuevos valores, nuevos saberes, nuevos
sentimientos y nuevas estructuras que configuran tanto su encarnación
renovadora del mundo como su propia forma de existencia/ convivencia.
Por Celso Ilgo Henz
Extraído de
DICCIONARIO Paulo Freire
Danilo R. Streck, Euclides Redin, Jaime José
Zitkoski (Orgs.)
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