domingo, 15 de enero de 2017

AUTORIDAD EN UNA PERSPECTIVA DEMOCRÁTICA SEGÚN P FREIRE

¿Es posible afirmar que la autoridad de Freire se expresa en la afirmación de Fiori, al destacar la importancia del trabajo político-pedagógico del autor, que luchó para que todos pudieran “decir la palabra”, al creer que con “la palabra el hombre se hace hombre” (FIORI, 1991, p. 56)? ¿O estará, la autoridad freiriana, en el compromiso con la ética, diferentemente de lo que de forma no excepcional sucede cuando es ejercida por la fuerza o la persuasión, no raramente desarrollada por instituciones como escuelas, prisiones o manicomios?
En fin, cuál es el origen y fundamento de la autoridad de Freire? Para Freire el educador debe ayudar a que las personas descifren y transformen el mundo. Por lo tanto, es del contexto de opresión con el cual desde el inicio de su vida se depara el propio Freire, que él defiende la importancia de la autoridad en el campo del conocimiento, de la moral y de la ética, de la tarea docente, inseparablemente pedagógica y política.
Así, la autoridad en relación al conocimiento se constituye a partir de la actividad pedagógica: la relación se da entre (a) personas que cargan consigo un capital cultural de origen, con capacidad para (b) realizar elaboraciones conceptuales. La tarea de la autoridad se dirige a (c) la sistematización del referido saber, (d) a la investigación y (e) a la confrontación permanente con otros saberes y teorías.
La autoridad moral (II) toma como piso básico la inserción en el mundo de las personas y la imperativa comprensión y acción a favor de la realización cotidiana, es la generación de condiciones para que todos se dispongan al diálogo y a la crítica. La tarea, no separada de la epistémica, es calificar el análisis. Por lo tanto, Freire propone como tarea de la actividad docente la realización de enfrentamientos axiológicos.
A su vez, la autoridad pedagógica (III), debe garantizar condiciones para que todos expongan lo que saben, exigiendo lo máximo de cada uno. Debe proponer y organizar acciones colectivas que posibiliten intercambios (reglamentados) y provoquen la producción de referencias para confrontar 70 comportamientos individuales y sociales.
En fin, la autoridad política (IV) tiene la tarea de organizar y evaluar las relaciones entre la educación y la sociedad, de hacer visibles los contextos que originan referencias con las cuales la humanidad se organiza. En fin, Freire constituye el concepto de autoridad con el propósito de demarcar, pedagógica y políticamente, una posición a favor de la superación del autoritarismo y del atrevimiento.
Al exponer el tema de la autoridad, Freire se refiere de forma recurrente a la imperativa superación del autoritarismo y del atrevimiento. Y para reflexionar la relación entre libertad y autoridad, es central considerar la organización social que niega a muchas personas la libertad de ser sujeto. Freire afirma que el “mundo de la cultura que se prolonga en el mundo de la historia, es un mundo de libertad, de opción, de decisión, mundo de posibilidad en el cual puede ser negada la decencia, ofendida y rechazada la libertad” (1997, p. 62). Como fue anunciado arriba, para Freire, en la lucha contra el determinismo, la autoridad se legitima, al posibilitar la instalación de condiciones para la construcción de la autonomía seria, competente, comprometida y crítica, lo que hace posible afirmar que la autoridad tiene una indispensable presencia en la formación de los educandos, en la perspectiva de hacer crecer y de ayudar al otro a convertirse en autor de la historia.
Pero la autoridad, cuando es confundida con autoritarismo y con libertinaje, puede ser presencia negativa, esto es, la presencia que inhibe la búsqueda inquieta del educando, la que niega la posibilidad de la curiosidad. Pero la misma autoridad, de acuerdo a Freire, puede ser presencia desafiante, competente y ética, capaz de producir formación autónoma, comprometida con la construcción de una vida digna para todos. Aún cabe destacar la persistente discusión respecto a la autoridad en la bibliografía de Freire.
Es una discusión que Freire asume desde los años 1970, ratificada en los años 1980 y 1990. La primera y más sólida fase de su reflexión puede ser leída en Pedagogia do oprimido: “El educador identifica la autoridad del saber con su autoridad funcional, que opone antagónicamente a la libertad de los educandos; éstos deben adaptarse a las determinaciones de aquel…” (1982, p. 34). O, como aparece más adelante: “La teoría dialógica de la acción niega el autoritarismo como niega el libertinaje, y al hacerlo, afirma la autoridad y la libertad” (p. 103). De la misma forma, al regresar al Brasil, reafirma la autoridad que había defendido en los años 1970, al afirmar: (…) una situación dialógica implica la ausencia de autoritarismo.
El diálogo significa una tensión permanente entre la autoridad y la libertad. Pero en esa tensión, la autoridad continua siendo, porque ella tiene autoridad al permitir que surjan las libertades de los alumnos (…). (1996, p. 127) 71 En Pedagogia da esperança, obra de la década de 1990, propone esta discusión de la siguiente forma: “En lo que se refiere a las relaciones autoridad-libertad (…), corremos también el riesgo de, al negar a la libertad el derecho de afirmarse, exacerbar la autoridad o, al atrofiar a ésta, hipertrofiar a aquella” (1994, p. 23). Finalmente, Freire afirma: La práctica educativa implica también procesos, técnicas, fines, expectativas, deseos, frustraciones, la tensión permanente entre práctica y teoría, entre libertad y autoridad, cuya exacerbación, sin importar de cuál de ellas, no puede ser aceptada en una perspectiva democrática, opuesta tanto al autoritarismo como al libertinaje. (1994, p. 109)



Por Gomercindo Ghigi
Extraído de
DICCIONARIO Paulo Freire

Danilo R. Streck, Euclides Redin, Jaime José Zitkoski (Orgs.)

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