Cuando se atraviesa la superficie de algunos
eslóganes y se analiza su verdadero significado, se hace patente hasta qué
punto se están pervirtiendo ideas fundamentales.
En la actualidad proliferan políticas educativas
que profundizan en la desigualdad, la segregación, la inequidad y la exclusión
de buena parte del alumnado. Estas políticas vienen acompañadas de un discurso
hegemónico tejido a base de eufemismos, posverdades y mentiras. Esta neolenguamonopoliza
el debate educativo y domina el pensamiento para legitimar intereses que nada
tienen que ver con el derecho a la educación. Este artículo pretende provocar
la reflexión sobre esta amalgama de conceptos. Para ello, ofrecemos un glosario
sobre qué esconden, desde nuestro punto de vista, algunos de estos eslóganes:
Autonomía de los centros. Conjunto
de decisiones que la administración deja en manos de los directores. Lejos de
dotar de autonomía a los centros, lo que verdaderamente se produce es la
concentración del poder en la dirección, la eliminación de la participación del
resto de la comunidad educativa, un excesivo papeleo y el sometimiento del
proyecto educativo al control permanente por parte de la administración. Para
nosotros, autonomía de centro es la que hace posible mantener un proyecto
educativo y convivencial propio, democrático y adaptado a la realidad del
alumnado.
Centro bilingüe en inglés. Centro
educativo en el que algunas materias se imparten en inglés. Supone la falsa
promesa de que el éxito escolar pasa, fundamentalmente, por conocer este
idioma. En el actual modelo bilingüe de la Comunidad de Madrid se vulnera el
derecho a la educación de parte del alumnado, pues solo sobrevive aquel que
tiene un contexto familiar privilegiado y/o que puede pagarse apoyos
extraescolares que le permitan no quedarse atrás. Además, conlleva la ruptura
del principio de comprensividad, por el que la educación
obligatoria debe fundamentarse en un programa unificado de aprendizaje. Desde
nuestro punto de vista, urge apostar por modelos alternativos que permitan
aprender idiomas a todo el alumnado, y que no sirvan como excusa para la
exclusión ni como obstáculo para otros aprendizajes.
Centros de educación especial. Centros
educativos que acogen al alumnado segregado de los centros ordinarios por su
diversidad funcional. No confundir estos centros, como hizo el consejero
de Educación de la Comunidad de Madrid, con aquellos que desarrollan una educación
inclusiva. La mayoría de los centros de educación especial realizan
un excelente trabajo con su alumnado. Ello no es óbice para afirmar que su
presencia refleja el fracaso del sistema educativo para garantizar el derecho
de todo el alumnado a la educación inclusiva, un objetivo al que
España se comprometió con su ratificación de la Convención sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad en 2008.
Una verdadera educación inclusiva requiere
que los centros y aulas acojan toda la diversidad del alumnado sin exclusión
alguna y que cada niño/a cuente con los recursos necesarios para desarrollar al
máximo sus capacidades.
Convivencia escolar. En la
actualidad predomina un concepto reactivo de convivencia, que se centra en el
acoso y que suele limitarse a la prescripción de sanciones. El discurso
mayoritario no considera la convivencia como un objetivo educativo, sino como
el mantenimiento del orden para hacer posible la excelencia de unos pocos. Se
persigue, en última instancia, excluir a los que no se adaptan para que no
perjudiquen a los que sí lo hacen.
Generalmente, esta idea hegemónica de convivencia
escolar se centra solo en un tipo de violencia y oculta aquella que
implica someter al alumnado y al profesorado a los principios neoliberales de
la competitividad, la obediencia y el éxito individual, y que naturaliza y
legitima la exclusión del diferente, las desigualdades sociales, la precariedad,
la inequidad educativa y la pasividad ante las injusticias.
Cultura del esfuerzo. Eslogan que
promete que, si el alumno se esfuerza, tendrá éxito en la escuela y, después,
en el mundo laboral; en cambio, si fracasa y no encuentra un trabajo a la altura
de sus expectativas, el alumno será el único responsable porque no se habrá
esforzado lo suficiente. Esta idea sirve como coartada para justificar los
elevados e injustos niveles de repetición en nuestras escuelas e institutos, y
también suele utilizarse como excusa para justificar metodologías docentes
autoritarias y excluyentes. Estamos convencidos de que el esfuerzo, para que
sea educativo, implica fomentar la responsabilidad, la exigencia y el rigor en
los estudiantes, a partir de una cultura escolar que promueva la pasión por
aprender y el disfrute por el conocimiento adquirido y por el desarrollo
personal.
Emprendimiento. Idea que implica
interiorizar que es necesario convertirse en empresarios de uno mismo, tomar
iniciativas, proponer proyectos y ser creativos, con el único fin de mejorar la
posición propia frente a la de los demás. Así se asume, íntimamente, que la
trayectoria vital es responsabilidad exclusiva de uno mismo y que el triunfo en
la vida pasa por el materialismo y por la competitividad. Es un concepto
particularmente eficaz para ocultar que hay grandes desigualdades de partida y
que, en un sistema competitivo, los más fuertes destruyen a los más débiles. No
debe confundirse la idea del emprendimiento con fomentar la
iniciativa, la auto-exigencia, la auto-crítica, la creatividad y la
responsabilidad del alumno como valores fundamentales.
Excelencia. Eufemismo por el que se
legitima que se otorguen más recursos educativos a los estudiantes que menos
los necesitan. La palabra excelencia es utilizada con
frecuencia para justificar políticas educativas de inequidad.
Innovación educativa. Cuando se habla
de innovación educativa, en muchos casos se quiere decir que hay que adaptar la
pedagogía a las demandas de los clientes-padres-empresas y no al servicio del
derecho a una educación de calidad para toda la infancia. La innovación
educativa sirve para referirse, indistintamente, a metodologías
docentes novedosas y a metodologías que llevan aplicándose más de un siglo. Eso
sí, todo aliñado con muchas TICs y mucho inglés. Desde nuestro punto de vista,
transformar la educación requiere no sólo innovaciones técnicas y parciales,
sino una revisión a fondo del modelo educativo y apostar en el sentido de los
procesos emancipatorios de las personas. Ello exige incorporar metodologías
verdaderamente inclusivas, que respeten los diferentes ritmos de aprendizaje y
con dotación suficiente de medios para garantizar su eficacia.
Libertad de elección. Políticas
educativas que potencian que los centros, públicos y privados, compitan por
atraer como cliente al alumnado más favorecido socio-económicamente. Así es
como los centros seleccionan y excluyen a parte del alumnado y/o como las
familias “eligen” centro en función de sus recursos económicos, de su capital cultural,
de la diversidad funcional de sus hijos o de su sexo. La libertad de
elección implica dos falsas premisas: primero, que es positivo que las
familias rivalicen para que sus hijos/as acudan a determinados colegios; y
segundo, que todas las familias tienen las mismas oportunidades de elegir.
Generalmente, la libertad de elección favorece la segregación,
la exclusión educativa, la desigualdad, protege intereses privados (de las
empresas y de la Iglesia) y empeora la calidad educativa. Este eslogan pervierte
la idea de libertad. La verdadera libertad educativa implicaría que toda la
infancia tuviera la posibilidad de acceder a un centro de la máxima calidad en
su entorno.
Pacto educativo. Proceso socio-político a
través del cual se pretenden legitimar y apuntalar las políticas educativas más
conservadoras: la privatización (una escuela pública subsidiaria respecto a la
privada), la exclusión, el poder del empresariado y de la Iglesia en la
educación, y una orientación obsesiva del sistema hacia el mercado y no hacia
la construcción de una ciudadanía crítica, responsable y solidaria. Por el
momento, el pacto educativo y el aparataje mediático que le
rodea están sirviendo de manera eficaz para aparcar problemas acuciantes de la
educación y para seguir desarrollando las políticas plasmadas en una ley que
fue impuesta sin diálogo alguno. Un pacto social y educativo implica, entre
otras cosas, voluntad política de diálogo, transparencia, apertura al debate,
protagonismo de la sociedad, flexibilidad y medios para hacerlo efectivo.
Pruebas externas. Examen gestionado por
agentes (frecuentemente, privados) desconocedores de la situación y progreso
educativo del alumnado en un contexto determinado. Con frecuencia, los
resultados de estas pruebas son utilizados para hacer rankings que,
al ser conocidos solo por las familias con más capital cultural, potencian la
segregación escolar, la exclusión educativa y estigmatizan a los centros. Las pruebas
externas son, en la actualidad, un freno para la mejora educativa y un
despilfarro de recursos; es necesario sustituirlas por evaluaciones de
diagnóstico (rigurosas y sin la publicación de resultados por centro)
que sirvan a la administración, a los investigadores y a los centros para
identificar problemas, diseñar soluciones y distribuir los recursos bajo
principios de equidad.
Rendición de cuentas. Procesos
burocráticos propios del sector privado por los que se controla que los
componentes del sistema educativo no se desvían de las pautas dictadas desde la
administración. De manera llamativa, la idea derendición de cuentas se
aplica exclusivamente a los centros educativos, pero no al sistema en su
conjunto. Esta idea es particularmente eficaz para trasladar la responsabilidad
de los problemas a los docentes y para soslayar la escasez e injusta
distribución de recursos y las diferencias en la composición del alumnado de
los centros. Una verdadera rendición de cuentas implicaría
analizar en qué medida el sistema garantiza el derecho a una educación de
calidad a todo el alumnado y contribuye a construir una sociedad más
responsable, cívica, igualitaria y cohesionada.
Somos conscientes de que este glosario podría ser
más amplio y es susceptible de discusión y matizaciones. En cualquier caso,
cuando se atraviesa la superficie de algunos eslóganes y se analiza su
verdadero significado, se hace patente hasta qué punto se están pervirtiendo
ideas fundamentales. No nos están arrebatando solo la esencia del derecho a la
educación, sino también el sentido de las palabras. Recuperémoslas.
Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/02/15/glorasio-tiempos-postverdad-educativa/
Por JULIO ROGERO
Maestro de
educación primaria, miembro del Movimiento de Renovación Pedagógica Escuela
Abierta de la Federación de MRP de Madrid. Ha pasado por todas las etapas del
sistema educativo. Los diez últimos años en programas de Garantía Social con
jóvenes en riesgo de exclusión social. Colabora con diversas revistas
educativas
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