“Debemos enfocarnos en la educación de los
deberes, teniendo claro que los deberes de uno son los derechos del otro”.
Se
adquiere la plenitud de derechos y deberes con la mayoría de edad, pero a ser
ciudadano se aprende. La formación ciudadana no consiste solamente en colocar
en el currículo nacional clases de educación cívica. Necesitamos incorporar en
los colegios estrategias que permitan descubrir al otro. Solo así podremos
unirnos en la búsqueda del bien común. La familia, los medios de comunicación,
los políticos, las empresas, las autoridades y todos los que formamos parte de
este maravilloso país tenemos un rol ineludible en la formación ciudadana.
A
nivel mundial, el voluntariado se presenta como alternativa eficaz para que los
jóvenes descubran al otro. Al respecto, el investigador Joseph Allen menciona:
“Nuestros adolescentes modernos viven en un mundo en el que faltan significados
o propósitos más amplios, y donde las posibilidades de hacer algo por los demás
(o incluso por ellos mismos) son mínimas”.
Por
otro lado, el académico Joel Westheimer distingue tres modos de ser ciudadano
que no son excluyentes entre sí. El primero es aquel que cumple con sus deberes
(no ensucia las calles, se detiene y cede el paso a los peatones que quieren
cruzar por las líneas de cebra, paga sus impuestos, trabaja con responsabilidad
buscando el bien de los suyos, etc.). El segundo es aquel que se involucra
activamente con su comunidad. Y el tercero es el ciudadano que, ante una
injusticia, propone alternativas de solución movilizando a otros.
En
el campo educativo, si realmente queremos educar en ciudadanía, debemos hacer
una ‘revolución copernicana’. Esta debe pasar por dejar de insistir en el
enfoque de derechos y pasar al enfoque de deberes. El enfoque de derechos
centra la atención en uno mismo, mientras el de deberes la centra en los demás.
Si insistimos demasiado en los derechos, corremos el riesgo de formar
ciudadanos pasivos e indiferentes, pendientes de que los demás resuelvan sus
necesidades. Con ciudadanos así, la convivencia social se torna insoportable y
lo único que permite entendernos es la coincidencia de conveniencias. Esta
aparente unidad es tan débil que en el momento en que el factor que los unió ya
no sea conveniente para alguna de las partes se dejará sin ningún
remordimiento. Es el utilitarismo puro, donde las personas no valen por lo que
son, sino por lo que aportan.
Debemos
enfocarnos en la educación de los deberes, teniendo claro que los deberes de
unos son los derechos de otros. De este modo, cada ciudadano tendrá a los demás
velando por sus derechos. Así podremos pedir que la justicia exija a los demás
que cumplan con sus deberes: como padres, hermanos, vecinos, estudiantes,
ciudadanos, gobernantes.
Esto
puede parecer muy romántico, pero si analizamos la vida de las corporaciones
exitosas desde la perspectiva de poner primero a los demás, y luego a la propia
empresa, veremos que las ganancias son consecuencia de la preocupación genuina
por resolver (servir) los problemas y necesidades (reales) de los demás. En el
momento en que el centro de la empresa son las ganancias y no el servicio, se
arruina la compañía. No inmediatamente, pero sí a mediano plazo.
El
enfoque de deberes no solamente es conveniente, sino también rentable. Somos
seres incompletos que necesitamos de los demás. Nuestro país requiere que
seamos capaces de elevar la mirada y dejar de pensar en el corto plazo. El bien
común está por encima de la conveniencia personal y no tiene por qué estar en
conflicto con el respeto a las demás personas.
“Nadie
puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre
sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz
o libre sin implicarse”, decía la filósofa y teórica política alemana Hannah
Arendt. La felicidad personal se logra solamente buscando la felicidad del
otro. El que se afana diariamente por buscar su felicidad nunca la encontrará,
porque el hombre se realiza en el ‘tú’ y no en el ‘yo’. El genuino amor a la
patria es, justamente, buscar el bien del otro.
Por:
Jorge Camacho Bueno.
Fuente
del artículo: https://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/educacion-civica-peru-fiestas-patrias-desafios-formacion-ciudadana-jorge-camacho-bueno-noticia-ecpm-660876
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