Contra el «novedosismo» profesado por algunos
marsupios academicistas, hay que repetir que las fake news, y
su placenta la “posverdad”, nada tienen de “nuevas” en la
añeja historia de engañar a los pueblos con premeditación, alevosía y ventaja.
Y hay que repetirlo mil veces, no sea que alguno ya acaricie la idea de recibir
premios por “hallazgos científicos” equivalentes a cambiarle de nombre al mismo
verdugo ideológico que habita en las entrañas el capitalismo. Aunque los
sabihondos publiquen libros, papers o artículos muy laureados
entre ellos mismos.
En nada se ha empeñado más la ideología dominante
(falsa consciencia) que en esconder la lucha de clases; en hacer invisible el
hurto del opresor sobre el producto del trabajo y sobre las riquezas naturales.
Esconder, cueste lo que cueste, las miles de trampas, crímenes y torturas
pergeñadas para que los trabajadores -y nuestra prole- jamás nos percatemos de
la emboscada en que vivimos, generación tras generación. Y, todo eso, salseado
con retahílas de valores “éticos” y “morales” (jueces, iglesias, preceptores y
gurúes) para defender la “propiedad privada” de los amos y su “derecho supremo”
a mantener, bajo sus botas, el pescuezo y el cerebro de los oprimidos. Con toda
la tecnología imaginable en sus manos, con todo género de modelos narrativos de
masas… desde el confesionario hasta el futbol. La verdadera historia de un
sistema de explotación ocultada con falsedades.
En la historia de la prensa burguesa está claro el
desarrollo minucioso del sistema de falacias que acompaña la acumulación del
capital y el despojo de quien no cuenta más que con su fuerza de trabajo para
alimentar a su prole. En esa prensa se nota la falsificación de la realidad
detrás de los relatos que, para hacerse creíbles, se disfrazaban de “doctos”,
“técnicos”, “profesorales”… y fueron capaces de ir tejiendo una red amplia de
contención que, además de mentir, facultó la proliferación de falacias
inmunizadas contra el rigor de la comprobación. Es decir, fabricaron la
enfermedad de la “fe mediática” por encima de los hechos. Suprimieron el rigor
de la evidencia para imponer el fanatismo de la calumnia con “prestigio”. Marx
lo vivió muy de cerca.
Esa catarata de falacias que vemos hoy desplegarse
como parte del paisaje ideológico dominante, es un modelo de distorsión
alambicado y perfeccionado (también) por catervas de intelectuales, académicos
y científicos serviles al modelo de engaño que la burguesía necesita,
diariamente, para darse sobrevida. En los cenáculos de esos “notables” se
porhijan vocabularios y tipologías para rastrear minuciosamente los efectos de
las falacias que van feneciendo, para asesorar en la producción de “novedades”
capaces de ratificar, profundizar o ensanchar engaños “exitosos”. Nada nuevo.
En el top ten de las falacias burguesas tenemos, por ejemplo
(lista fabricada “al vuelo”): 1) USA ganó la Segunda Guerra Mundial. 2) Hay
“Armas de Destrucción Masiva en Irak”. 3) El “Fin de la Historia” y el paraíso
de la “economía de mercado”. 4) La portada del Diario el País de España sobre
la muerte de Hugo Chávez. 5) La niña Frida-Sofía inventada por TELEVISA de
México. 6) Todo el affaire contra Julián Assange. 7) El apoyo del Papa a Donald
Trump. 8) Los médicos cubanos son espías según la prensa oligarca argentina. 9)
China fabricó el coronavirus. 10) La economía colapsa por el COVID-19.
Detrás de cada falacia producida en las entrañas de
la ideología dominante, están los intereses mercantiles más perversos en la
historia de la humanidad. Eso también ha roto sus propios límites y se ha
perfeccionado. El nivel de las mentiras también exige perfeccionar a sus
mentirosos y por eso se los entrena en la producción y en la distribución de
falacias. Algunos, mercenarios de la falsedad, están dispuestos a ir siempre
más lejos y soy capaces de arreglar cualquier escena o texto para halagar a sus
amos y sentirse “lideres de opinión farsante”. Anhelan liderar la agenda de las
mentiras y hacer de eso un negocio suculento. Tal cual el grupo Clarín, BBC,
CNN, TELEVISA, TV AZTECA… y toda la mafia del Plan Cóndor Mediático que opera
en Latinoamérica y en el mundo entero. Donde hay bases miliares hay bases
mediáticas. Son 8 los dueños del 90% de los mass media mundiales.
Convirtieron las falacias en artillería diaria
contra la inteligencia popular y contra las luchas emancipadoras. Y por eso,
esto no es un problema de “comunicación”, como se empeñan en hacernos creer
algunos sicarios de la academia. Esto es un problema de economía y de Seguridad
Nacional. Es una Guerra de Información (o desfiguración de la realidad) que
tiene raíces y consecuencias terribles por las que estamos pagando “precios”
excesivamente altos. No debemos enfrentar esta Guerra sólo con las “armas de la
crítica”. Es necesario desplegar un mapa de acciones que nos permita, al tiempo
de desarmar el “campo minado” con fake news, caso por caso;
desmontar las fabricas de producción, su lógica de producción y sus sistemas de
distribución. Exhibir su base económica sistemáticamente. Y eso requiere de
organización teórica y metodológica. Requiere formación política humanista
dispuesta a impedir el predominio del capital sobre los seres humanos.
No permitamos el reduccionismo de los “expertos”
que pretenden anestesiarnos con teorías semióticas contemplativas o con
estadísticas de cuño burocrático, que es el único idioma del burocratismo y del
reformismo. La lucha contra las falacias informativas, y contra toda falacia,
es parte de la lucha por la emancipación de la clase oprimida ante las
canalladas económicas e ideológicas de la clase opresora. Urge impedir que la
distorsión de la realidad, producida cotidianamente con las armas de guerra
ideológica del capital, pero sólo podrá impedirse con las armas de la ciencia
emancipada y emancipadora en manos de los pueblos. Y no hay tiempo que perder. Las
próximas falacias ya están en el horno de los mass media y
serán servidos temprano durante el desayuno. ¿Qué hacemos? La verdad es siempre
revolucionaria.
Autor: Fernando Buen Abad Domínguez
Fuente de la Información:
https://rebelion.org/algunas-verdades-sobre-las-falsedades/
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