Hoy
se da una “grieta” en el ámbito académico, un debate similar sería casi
imposible. Los de un posicionamiento excluyen a los de otro posicionamiento. El
famoso “ágora” (del griego ἀγορά,
asamblea, de ἀγείρω, 'reunir') de la antigüedad griega feneció. Los de un lado
miran con desconfianza a los del otro lado. El “pensamiento único” que se
asigna a la derecha en tiempos de neoliberalismo, invade con su espíritu todo
el espectro académico.
Así, por ejemplo, el video con perspectiva educacional
-figura más abajo- en su inicio y final, en tanto haya discordancia, puede
llegar a oscurecer el centro del panorama explicativo del modelo neoliberal en
educación. Valga el caso de una mirada “progresista” que pudiera no aceptar
algunos de sus motivos, a partir de lo que se invalide todo el texto fílmico,
sin poder discriminar entre lo valioso y no lo valioso desde el propio encuadre
político.
Pero, también en el mismo “progresismo” hay
grietas. Comento una experiencia que viví, aunque debido a motivos de
discreción no puedo mencionar las fuentes de información. En un encuentro,
previo a la asunción de Alberto Fernández a la presidencia de la nación, se
realizó un encuentro a efectos de diseñar los lineamientos de las futuras
políticas educativas. Los expositores fueron seleccionados estrictamente dentro
del ámbito del poder académico vigente, excluyendo a otros que aún pudieran
tener miradas o expectativas diferentes, pero no disociadoras. Ni uno de ellos
fue elegido (*), y los motivos pueden ser diferentes. Obviamente, es difícil
que, independientemente de su aceptación o no, fueran también candidatos para
ocupar cargos políticos en el nuevo período gubernamental. Y se da la
posibilidad, otra forma de grieta, de no darles cabida simplemente por cuestiones
de poder.
Hicimos alusión a la grieta. La palabra grieta
aparece en nuestro país durante la primera década del siglo XXI. Tiene
que ver con un uso lingüístico que señala la división maniquea de
la sociedad argentina entre kirchneristas y antikirchneristas. Dicho
enfrentamiento político posee una alta y promovida dosis de irracionalidad,
odio, prejuicio,
intolerancia, de pura matriz emocional.
Proviene del latín “crepâre” (estallar).
Según el Diccionario de la Real Academia Española tiene tres acepciones, de las
que subrayamos para nuestro caso aquellas que aluden al término “solidez”:
1.
f. Hendidura alargada que se hace en la tierra o en cualquier cuerpo sólido.
2. f. Hendidura poco profunda que se forma en la piel de diversas partes del
cuerpo o en
las membranas mucosas próximas a ella.
3.
f. Dificultad o desacuerdo que amenaza la solidez o unidad de algo.
Grieta se usa a manera
de metáfora. Un término nos permite comprender el significado de algo, nos
permite comunicar algo a alguien, nos permite posicionarnos de alguna manera en
el plexo de las relaciones humanas, en el caso al que aludimos, nos referimos
al posicionamiento político. La solidez (firme, macizo, denso) de los cuerpos
es estudiada originalmente por la física. En tal sentido, la grieta menta una
“estallido” que hace casi imposible el diálogo. El diálogo supone al menos una
base de acuerdo como punto de partida, si aquella no existe, tampoco el
diálogo. Entonces, son los aspectos emocionales más negativos desde los que se
entiende la realidad. Y, si vamos al ámbito académico, la “grieta” en el mismo
significa la disolución de lo epistemológico o científico.
Hagamos un juego de imaginación. Consideremos
el siguiente breve video en materia de política educativa: https://youtu.be/Qp8obtMJ-kI . Dejo a la libre
consideración de cada lector del presente texto la mirada interpretativa que
haría alguien que se ubica dentro de la derecha, dentro de la izquierda, dentro
del progresismo. Hagamos la salvedad de que dichos posicionamientos pueden ser
ambiguos por lo genérico de cada uno de los mismos. Y otro interrogante más:
como docentes, ¿sería dicho video materia de nuestra enseñanza?
(*) Ni uno
de los 64 académicos fueron tenidos en cuenta. La propuesta fue por el mérito
de estos, sin habérseles consultado al respecto.
Autor
Miguel
Andrés Brenner
Facultad
de Filosofía y Letras, UBA
Buenos
Aires, Argentina
Junio de
2020
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