Los retrocesos que se han dado en América Latina en
las últimas décadas nos muestran a las claras que, si no acomodamos junto a las
acciones prácticas para llegar al poder y legalizar leyes favorables a los más
desvalidos, procesos educativos que permitan la toma de conciencia de clase o
la conciencia histórica del despojo, como se desee ver; para que puedan
reconocer como tales aun cuando aumenten sus niveles de consumo y puedan a la
vez ubicar a sus enemigos históricos aun cuando, por razones prácticas, los
tengamos sentados a nuestro lado en la historia nos regresaran al punto de
partida nuevamente.
Los procesos que han soportado el embate del
imperialismo lo hicieron porque articularon procesos de formación política a
nivel de pueblos y concibieron procesos que permitían la permanente
participación popular. Esto es, pasaron de las oposiciones a las resistencias.
Vivir dentro del capitalismo neoliberal siendo
dominado todo el tiempo es una cosa y saberlo y actuar en consecuencia, otras.
Ya sabemos que es posible ser un esclavo feliz y, además, satisfecho.
¿Cuál sería la diferencia entre ambas situaciones? La mayoría de las personas
de este mundo estamos viviendo una vida que se nos reservó y soñando la ilusión
falsa de la libertad. Algunos, supuestamente escogerán una carrera, aunque esta
siempre estará a la altura de las posibilidades económicas de sus padres. Nos
casamos con una persona que supuestamente escogimos sin saber que, tal vez,
ella nos vio primero y calculó, sin que nunca supiésemos, las regalías que
nuestras caricias traían de la mano de la tarjeta bancaria. No quiero que me
tomen por un pesimista porque no lo soy; al menos; la mayor parte del tiempo
porque como han de comprender resulta imposible descubrir el nivel de
alienación en el que estamos obligados a vivir y no sentir nauseas por esta
miserable existencia que cantamos estúpidamente cada día.
Vivimos en una sociedad de mercado que es muy
diferente a vivir en una sociedad con mercado. Para los que no se han dado un
chapuzón en la teoría marxista podría decir que una sociedad con mercado es
aquella donde usted produce aquello que desea producir según sus necesidades y
gustos para satisfacer las simples urgencias de una vida tranquila. En cambio,
en una sociedad de mercado usted produce aquello que el mercado en el que está
integrado le exige, puede probar con otras cosas, pero los competidores estarán
al asecho, y eso si es que no desea morirse de hambre. En una sociedad de
mercado absolutamente todo se encuentra bajo la egida del dinero y la ganancia.
Hasta el acto de “hacer el amor” deja de ser una aventura milagrosa por el
cuerpo de la mujer o del hombre para convertirse en un susto permanente que
solo se calma cuando regrese la próxima menstruación porque detrás de cada cosa
que hacemos el dinero vigila silenciosamente para que no se le escabulle una
víctima.
Vestirnos, alimentarnos, recrearnos, relacionarnos
y toda cosa humana concebida implica gasto de dinero dado que el gusto, el
deseo y el placer es caro porque se sometieron a la lógica banal del mercado.
No estoy diciendo nada que no haya sido dicho ya, lo sé, pero es que el hombre
necesita que le muevan la conciencia cada cierto tiempo porque el hábito de la
mezquindad y la estupidez se aprende más rápido y cuesta menos sacrificio que
la vocación por la crítica y la libertad. En el capitalismo ser mezquino es
casi una garantía de éxito.
Ser libre cuesta caro decía José Martí a los
cubanos y; si no se está dispuesto a pagar esa libertad por su precio es
preciso resignarse a vivir sin ella. El apóstol es muy claro: para toda alma
libre que haya optado por la estrella y elevado por encima del yugo cualquier
opresión sería insoportable. Pero qué pasa con aquellos que ni lo saben, con
todos aquellos que al amparo de un poco de dólares asumen a los que se
sacrifican por la libertad como esclavos de sus estupideces. Cómo explicarle a
un egoísta y ególatra que el dinero no vale la dignidad humana y que la
libertad es el premio de aquellos que llenan su vida de sentido. Cómo decirle
respetuosamente a Trump que el dinero lo tiene prisionero de su inmensa y
personal estupidez. Sobre qué argumentos sería posible demostrar que Jesús era
inmensamente rico delante de la corrupción de Pilato si una parte, no
despreciable, de las iglesias que orgullosamente enarbolan su nombre para ganar
adeptos no son sino antros del egoísmo, la corrupción y la banalidad.
Nadie puede ser libre en este mundo en el que
escribo estas líneas sin derrochar un enorme sacrificio para ello. Los que
viven de la explotación ajena y lucran con el dolor de otros no regalan la
libertad porque de hacerlo perderían su forma de vida. Saber esto ya es tener
un poco de claridad, sin embargo, hay algo más terrible aún; vivimos
aprisionados en un sistema que es capaz de atarnos al placer para sacarnos el
jugo de la espiritualidad. No somos un esclavo que sufre, las más de las veces,
somos uno que disfruta.
Si usted no lee muy, pero muy sistemáticamente, no
podrá liberarse porque el candado que nos ata es de clave numérica y la serie
es bastante larga. Algunos creen que nos podemos liberar si dejamos de comprar
cosas como si siete mil millones de habitantes pudieran alimentarse y vivir del
aire; no destejieron aún el término sociedad de mercado. Otros argumentan que
es necesario dejar de pensar en las lenguas que nos conquistaron e inventar
nuevas palabras como si con ello las relaciones objetivas y el ethos que nos
penetra desde todas las direcciones desaparecería por arte de alterar el
diccionario; no han descubierto que la dominación del capitalismo neoliberal no
es nominativa y que cualquier término nuevo solo impactará, ligeramente, en el
modo de percibir la realidad de algunos que se dedican al estudio
permanentemente.
En definitiva, no habrá libertad sin sacrificios y
el sacrificio más productivo contra el capitalismo neoliberal sería que los
obreros que cansados llegan a sus casas, dedicaran tiempo para organizar grupos
de estudio y análisis y debelar las ilusiones que nos vende el sistema de
dominación. Todo el discurso porta fetichismos difíciles de descubrir y
hacerlo, amerita actividad intelectual. Se sabe que esto es muy cansado pero
inaplazable: nuestra ignorancia es aliada del opresor, debe decirse, aunque no
nos guste.
Si un educador organizado en su sindicato se va a
la calle y lucha a golpes contra la opresión para luego regresar a la escuela a
continuar educando mediocres, está trabajando para el sistema. Si un
campesino decide no consumir productos chatarra y se encierra en su casa a
producir su sustento, en su territorio o en su comunidad sin tomar parte del
proceso de emancipar a todos, desconectándose de la lucha general a la que
estamos abocados, está trabajando aparentemente contra el sistema, pero le
sirve porque se aísla y nos divide. En Oaxaca sería, metafóricamente, como si
se casara con el PTEO y en las noches cohabitara con la reforma educativa. Si
las organizaciones obreras no renuncian al corporativismo y al economicismo que
las consume y adelantan procesos de toma de conciencia no podremos encaminar
una la lucha hacia la liberación nacional.
Saber que usted es un oprimido es ya un primer paso
que lo ubica por encima de todos aquellos oprimidos que ni lo saben. Sin
embargo, saberlo no garantiza más que el desasosiego que conlleva la conciencia
de la estupidez propia. Porque como ha de entenderse, saberse totalmente
jodido es una cosa y levantarse a construir una ruta de liberación, otra
totalmente diferente. En otras palabras; decir que URO ya cayo y repetirlo
cientos de oportunidades es una cosa y trabajar para que el sistema que él
representa no regrese nunca, es otra: ¡y qué pronto regresó! Tener
conciencia de la explotación es posible con algo de sacrificio, ya se dijo,
algo de estudio, algo de disciplina y autoexigencia.
Pero la lectura se ha convertido en el talón de
Aquiles de algunos educadores que salen a los plantones portando la camiseta
azul o cualquier otra; ¡que no deseo discutir de cosas serias! Lo cabrón
de la hegemonía es que entra por el pinche gusto y engorda el deseo de
cohabitar con el desgano, la desidia. Nos educaron para acurrucarnos en la
historia y recibir aplausos evitando los peligros.
Bien, se debe repetir; si deseamos liberarnos hemos
de estar dispuestos al sacrificio y, lo más importante, tenemos que
disfrutarlo. Debemos disfrutar el sacrificio sin imposiciones, hacer de ello el
grato regalo que le ofrecemos a nuestra íntima felicidad. Sí, es en la
intimidad del sujeto donde se define un revolucionario invencible. Jesús, el
Che, Fidel, nos regalaron sus mejores acciones llenos de felicidad en los
momentos de mayor peligro y dolor. Cuando el oprimido sabe que lo es y está
dispuesto al sacrificio; ese empeño, aparentemente inútil, lo llena de
regocijo. Amar la lucha, decía Marx.
En este punto deseo introducir el objetivo real de
este escrito; no es lo mismos soportar, que oponerse que resistir. Una mujer o
un hombre de baja autoestima que vivan dentro de una relación de apego
emocional soportan y soporta porque su psicología no les permite reconocer a
sus emociones y sentimientos como sus peores enemigos. Soporta y soporta porque
considera que eso es felicidad y que sin esa persona su mundo se quedaría sin
sentido cuando es todo lo contrario. Cuando usted odia la curricular y no hace
algo porque el director se lo impone y usted cree que él es el jefe y manda y
no se atreve a proponer, además, porque no desea problemas o por cobarde; usted
soporta y soporta.
La gente que soporta es gente mezquina que disfruta
robándole a los demás la utopía. De ellos recibimos consejos para adaptarnos,
consejos para no esforzarnos, nos meterán miedos, nos tratarán como apestados.
Soportar es un acto de cobardía al que nos acostumbramos por el temor a ser
totalmente exterminados por el conquistador. Tal vez, esto que diré
inquiete o enoje a algunos, pero la verdad debe ser dicha; al llegar los
rateros, violadores y delincuentes castellanos a estas coas éramos alrededor de
70 millones según cálculos discretos; 100 años más tardes, quedábamos, según
Galeano, cuanto mucho tres millones y medio. ¿Dónde estaban los demás? Nos
dirán que la pandemia se los llevó, pero no debemos creerles; la mayoría murió
por los castigos, el maltrato, las penurias y por filo del metal. Eso significa
que muchos de los que hoy se consideran originarios, sino todos, son herederos
de los que se arrodillaron antes los dioses ajenos, de los que se vendieron a
su dinero o se adaptaros a la servidumbre mansa que imponían; porque los que se
opusieron fueron aniquilados.
Oponerse es estar en contra, no aceptar mansamente
lo que se impone y levantarse para quitarse el yugo que quema. Oponerse es de
hombre y mujeres dignos. Pero oponerse no basta porque la oposición es solo la
hija ilegítima de la liberación ya que viene enamorada del opresor. La oposición
no desea ser esclava ni violada contra su voluntad, pero sueña con casarse con
el patrón en la iglesia del pueblo.
Algunos identifican a la oposición con la
confrontación: “Desde el punto de vista subjetivo, oponerse a algo implica
mantener una actitud confrontativa.” (Definición, 2020) y, además, la
consideran saludable para los sistemas de democracia burguesa. Tal y como
expresa la cita:
En el caso de la política, el rol de la oposición
es de gran importancia puesto que significa un control al partido que se
encuentra gobernando al país. En efecto, cuando esta está ausente existe el
peligro de la aparición de excesos o actos de corrupción que afecten los
intereses de la nación en cuestión. La oposición, buscará en todo momento
evidenciar casos de estas características y así todo el sistema político se
verá beneficiado. (Definición, 2020)
Se comenten dos grandes errores acá; primero el
control a los partidos no es la función de la oposición; según Dussel, todo
gobierno debe ser controlado por el pueblo, esto es, aquellos que lo eligieron
para desempeñarse en sus funciones. (DUSSEL, 2010) La idea de que la
oposición garantiza limpieza queda totalmente destruida frente al caso mexicano
de los últimos años en los que el PRI y el PAN se aliaron para desmantelar la
empresa y al erario público. En general se comprende que oposición es el acto
de oponer u oponerse a algo por razones o por intereses. Oponerse para que no
cause el efecto esperado. El efecto inmediato de la oposición es impedir que el
efecto que se esperaba se retrase o elimine. Un ejemplo muy ilustrativo es la
oposición al gobierno de Cuba o al de Venezuela, que crean problemas, impiden
el avance del proceso, pero nada proponen, no ayudan a resolver la situación,
sino que más bien la agravan.
En el caso de los oprimidos la oposición es
irreverente en tanto se limita a sacudir y sacudir hasta que acomoda la cadena
para que no queme ni moleste. Entonces se cree libre. El mayor delito de la
oposición es el placer que logra con las conquistas momentáneas, que le llegan;
ya sea por su empeño o por la inteligencia de los opresores. La oposición es la
hija legítima del malestar, pero ya acurrucada en la riqueza se calma y duerme
plácidamente. Es por ello que el PRI y el PAN al ser ambas rameras de la
ideología a las que les disgusta que les impongan maridos se oponen pero no
proponen salida a la terrible situación que ellos mismos crearon.
La oposición no propone soluciones a largo plazo
porque llena sus apetencias con contratos leoninos y de pronta caducidad que
arrebata al opresor a costa de enormes sacrificios, siempre, temporales.
La resistencia es diferente porque el que resiste
se opone y, además, propone. El que se resiste dona su energía y tiempo a
construir nuevos caminos por lo que construir las puertas que han de sacarnos
de la precariedad neoliberal. El que resiste piensa, crea y funda.
Es claro que es más fácil lanzarse a la calle a
protestar contra una reforma que agrede tus derechos que sentarte a construir
una reforma educativa que cumpla con las expectativas de la mayoría; es más
fácil oponerse que pasar a la resistencia porque la oposición es colectiva y
vanidosa la resistencia anida en la intimidad del pensamiento del hombre
crítico.
El que se opone marcha con una coca cola en la mano
y grita abajo el estado opresor; el que resiste no consume coca cola porque la
sabe productora de muerte y despojo. Conoce que el animal al que deseamos
aniquilar traga trozos de naturaleza y orina hacia nuestras gargantas el
pestilente producto. Oponerse es estar en contra de, resistir es estar a favor
de.
Si alguna escuela oaxaqueña no avanza con la
propuesta educativa denominada PETO es porque no han logrado pasar a la
resistencia cultural porque sus maestros y maestras sirven al sistema contra el
que dice luchar.
Por su parte la resistencia está encaminada en
primer lugar a mantener aquello que se tiene, aquello que se es, aquello que se
ama. El que resiste se aferra a sus principios y busca el modo de avanzar con
ellos de bandera.
El vocablo resistencia proviene del latín
resistenia, que a su vez está compuesto por el prefijo re-, que explica la
intensificación de la propia acción, y del verbo sistere, que deriva del verbo
stare, que se traduce como ‘mantenerse o estar en pie’, por ello su significado
tiene que ver con la acción de contraposición. (Resistencias, 2020)
Pero la otra dimensión de la resistencia es la
proposición, ir más allá de los límites de la defensa y pasar a la ofensiva. La
ofensiva en el plano de la cultura implica saberes que se articulan para
organizar la construcción. La oposición es la partida pero la resistencia
deberá ser el punto al que nos dirigimos.
Resulta de especial importancia reconocer que la
oposición nunca es propositiva, es reactiva y visceral; la resistencia, en
cambio, es propositiva, construye y razona contra la lógica del opresor. La
resistencia construye un horizonte posible porque porta el mañana en la
creatividad presente; la oposición, por su parte, levanta la voluntad, pero no
la organiza hacia una acción propositiva, cultural y anti hegemónica; y como no
la organiza no la puede disponer para los largos sacrificios. La oposición es
intrascendental en el sentido constructivo, la resistencia es trascendental
precisamente porque propone soluciones a los problemas, busca las grietas de la
dominación cultural y las amplía con propuestas que portan simbolismo y calan
en la conciencia del oprimido. La oposición trabaja a nivel de emociones la
resistencia parte de la emoción y se eleva a la razón crítica.
No hay libertad sin resistencia. La libertad que ha
sido definida de muchísimas maneras según el capricho de los pensadores debe
ser ubicada en el espacio que le corresponde; el de la resistencia. Porque si
no hubiera sociedad de explotación, si no hubiese pobres ni ricos, si no
hubiera niños sin futuro el concepto de libertad no tendría sentido de existir.
La libertad debe ser definida frente a su contrario dialectico; la opresión.
Frente al capitalismo neoliberal que destruye a la
naturaleza y aliena al ser humano solo encontraremos la libertad en aquellos
pueblos, grupos y personas que se levantan, aun a costa de su vida, a luchar
por la dignidad de todos los hombres y mujeres construyendo una utopía común.
Ya tenemos ejemplos muy claros, Cuba es uno de ellos: asediada permanentemente
busca tiempo y recursos para ayudar a otros. La Revolución cubana ha sido un
acto de inmensa solidaridad hacia otros pueblos desde el mismo primero de enero
de 1959. Si Cuba pudo, todos podemos.
La libertad que llega solo a través de enormes
sacrificios es hermana de la utopía, no pueden avanzar la una sin la otra;
porque la libertad es franca y ciega y la utopía temerosa y grácil y su
naturaleza le permite ver más allá del tiempo. La libertad no sabe dónde debe
poner sus pasos y, para no errar demasiado, necesita de su hermana la
utopía. La libertad que es temeraria porque, aunque no busca el peligro
para salir del atolladero y necesita del consejo de su hermana que no
sacrificaría más de lo necesario.
La utopía es el regalo del estudio, del trabajo
sistemático para perfeccionar la mente y el cuerpo; la liberta en cambio es
hija de la acción. Pero resulta que las ideas sin la acción están castradas de
la capacidad de cambiar al mundo y la acción sin ideas es como la oposición,
fuerte pero estúpida.
Conclusiones
En este pequeño trabajo no hemos sido exhaustivos
en la búsqueda de todas las posturas respecto a estos dos términos cosa que
acometeremos más adelante. La intención ha sido establecer una primera línea de
análisis frente a las posturas hegemónicas del sistema imperialista neoliberal
que ha utilizado estos términos para significar oposición y lucha entre
partidos burgueses que es la democracia a la que tenemos derecho.
Los conceptos de oposición y resistencia deben
retomarse para establecer los criterios que permitan una mejor organización de
las luchas de los oprimidos por la definitiva emancipación de nuestros pueblos.
Ser bueno es el único modo de ser dichoso y ser
culto es el único modo de ser libre.
José Martí Pérez.
Por: Yanelis Bispo Rodríguez, Liliana Romero García y
Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo
Fuente
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