CORONAVIRUS: 6 EFECTOS DE LA “CATÁSTROFE GENERACIONAL” EN LA EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA PROVOCADA POR LA COVID-19 (Y 3 PLANES DE EMERGENCIA PARA AYUDAR A MITIGAR LA CRISIS)
Es tan alto el riesgo de contagio al reabrir las escuelas, que en muchos
países de América Latina y otras partes del mundo, el sistema educativo tuvo
que moverse de la noche a la mañana hacia las clases virtuales.
Pero en las zonas rurales más apartadas o los barrios vulnerables con
poca conectividad, las clases online son prácticamente imposibles.
Es ahí, en medio de la emergencia, cuando los maestros reparten guías de
trabajo puerta a puerta o dejan los deberes a través de una llamada telefónica.
Sin embargo, hay zonas donde la covid-19 se ha propagado con tanta
fuerza que ni siquiera los profesores pueden acercarse a las casas. Y como
muchas familias que viven en el campo no tienen teléfono, se ha perdido el
contacto.
Una de las cosas que más le preocupa es la incertidumbre sobre el futuro
de los estudiantes y la imposibilidad de llegar a ellos.
“Donde viven mis alumnos no hay señal de internet”, cuenta León, quien
solía caminar durante horas para llevar material educativo casa por casa, algo
que ya no puede hacer.
Primero porque en su distrito se han disparado los contagios. Y segundo,
porque el gobierno de Bolivia anunció en agosto el cierre anticipado
del año escolar, por la falta de condiciones para garantizar el acceso
a la educación virtual.
Como resultado, los alumnos fueron promovidos automáticamente al curso
siguiente, con un vacío de conocimiento que probablemente será difícil de
recuperar.
En América Latina la pandemia de coronavirus provocó el cierre temporal
de miles de colegios, afectando a 160 millones de estudiantes,
según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Pero mientras eso no ocurra, la región está expuesta a “enfrentar una
catástrofe generacional” en educación, advierte.
De hecho, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), calcula que cerca
del 20% de la población latinoamericana no tiene acceso adecuado a internet
móvil.
Y si no están conectados, la posibilidad de que las familias con hijos
sigan las clases, es bastante baja.
Estos son seis efectos que ha provocado la pandemia a nivel educacional:
1. Interrupción del aprendizaje
El efecto más evidente del cierre de escuelas es la interrupción del
aprendizaje. Aunque es un problema en todos los niveles educacionales, quienes
más lo sufren son los pequeños que están iniciando el ciclo escolar y aquellos
a punto de egresar.
Los más pequeños porque, si no adquieren las destrezas básicas como leer
y escribir o sumar y restar, se enfrentan a un déficit esencial para
avanzar hacia los cursos superiores.
Y los más grandes porque se hacen más difíciles sus perspectivas de
ingreso a la educación superior o al mundo laboral.
2. Falta de alimentación
Gran parte de las escuelas públicas en Latinoamérica reparten
alimentación gratuita a los niños que no tienen los recursos
económicos para financiar el desayuno y el almuerzo.
3. Familias sin preparación para enseñar
Ya sea que los niños se conecten virtualmente o que reciban guías de
trabajo en papel, muchos padres no están preparados para responder preguntas y
para asistir todo el proceso de enseñanza.
Las familias
han tenido que adaptarse a las duras condiciones que imponen los confinamientos
y en muchas ocasiones no tienen los conocimientos necesarios para apoyar a los
estudiantes de primaria.
Durante la pandemia les ha caído esta gran responsabilidad que
habitualmente se suma a las responsabilidades laborales.
4. Desigualdad en el acceso a las clases
digitales
En muchas zonas de la región no hay señal de internet y la posibilidad
de que algún día llegue es bastante remota.
Hay países en África donde empresas como Google han invertido en planes
piloto como el envío de señal a través de globos aerostáticos, pero son
iniciativas muy complejas de replicar a una escala más masiva, como le explica
a BBC Mundo Valtencir Mendes, especialista en programas de educación e
innovación de la Unesco.
Cerca del
20% de la población latinoamericana no tiene acceso adecuado a internet móvil. También hay casas donde sí
tienen acceso a internet -a través de la compra de minutos de conexión- pero es
un acceso limitado.
Los expertos coinciden en que, si bien la brecha digital siempre ha
existido, la pandemia ha puesto en evidencia las huellas que deja la desigualdad
en el acceso tecnológico.
5. Aumento del abandono escolar
Aunque aún no hay cifras sobre el abandono escolar en Latinoamérica
durante la pandemia, fuentes consultadas por BBC Mundo en escuelas y
organizaciones que trabajan en barrios pobres o zonas alejadas, dicen que hay
estudiantes que abandonaron las clases en los últimos meses a raíz de la
pandemia.
Aún no hay
estadísticas regionales, pero los expertos estiman que durante la pandemia
aumentará la tasa de abandono escolar.
“El mayor problema es que algunos de esos estudiantes no van a
regresar”, dice Uribe, porque algunos se integran directamente al mercado
laboral o las niñas se quedan en la casa ayudando a cuidar a los familiares que
necesitan asistencia.
6. Violencia doméstica y embarazos prematuros
“Esta crisis ha afectado más a las niñas”, comenta Mendes, porque al
permanecer en la casa quedan expuestas a situaciones de abusos o porque
simplemente quedan relegadas a las labores del hogar.
La cara más dramática de esta situación es que han aumentado los
embarazos prematuros y en algunos países, los matrimonios forzados.
“La mayoría de esas niñas no va a volver al sistema educativo”, agrega,
y su vida cambiará para siempre.
Dado que el cierre de escuelas es una situación tan grave, han surgido
algunas iniciativas de emergencia que tratan de mitigar en parte los efectos
del cierre de las escuelas por parte de gobiernos, empresas o la propia
comunidad.
1. Un modelo “modelo híbrido” durante la
pandemia
En muchos países de la región, incluidos Brasil y México, los gobiernos
centrales y locales han puesto en marcha programas de educación a través de la
televisión y la radio, pensando precisamente en las familias sin acceso a
internet.
Sin embargo, expertos como Mendes de la Unesco, aseguran que los estudios
han demostrado que las clases por televisión son una buena opción si van
acompañadas de material impreso, tutorías por teléfono, o algún tipo de
seguimiento a los alumnos.
Si son clases por televisión sin ningún otro complemento, no
generan buenos resultados.
“Los más efectivos son los modelos híbridos”, plantea Mendes, y cita
como ejemplo el plan que se está implementando en Sao Paulo, Brasil, donde
combinan clases por televisión, recursos online y contenidos en papel.
Las clases en Sao Paulo se interrumpieron a mediados de marzo con el
cierre de 5.400 escuelas y en septiembre han comenzado a reabrir sus puertas
solo algunos establecimientos.
“Creamos una aplicación para celulares, negociada con operadores
telefónicos, para ofrecer internet gratuito a los estudiantes más
pobres y transmitimos clases en dos canales de televisión”, le explica
a BBC Mundo Rossieli Soares da Silva , secretario de Educación del estado de
Sao Paulo.
Y en México, desde fines de agosto los estudiantes comenzaron a tener
clases por televisión tras un acuerdo del gobierno con las televisoras para
impartir contenidos a distancia, dado que solo el 56% de los hogares
tiene acceso a internet, según cifras oficiales.
Las autoridades esperan producir 4.550 programas de televisión y 640 de
radio en español y en lenguas indígenas.
Sin embargo, sindicatos de maestros han expresado reparos ante la
iniciativa, argumentando que el aprendizaje no funciona con la observación de
contenidos informativos, sino a través de la interacción con los alumnos.
2. Participación de empresas
Las alianzas entre empresas y gobiernos u organismos
internacionales son uno de los caminos más utilizados para aumentar la
conectividad. Este año, con la urgencia impuesta por la pandemia, surgieron
nuevos proyectos o se expandieron aquellos que ya existían.
Por ejemplo, en Argentina, la empresa Telefónica hizo un acuerdo con el
gobierno para dar acceso gratuito a sitios educativos de internet durante la
pandemia a familias que no pueden pagar el servicio.
Y en Perú, la misma empresa junto a Facebook, el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), crearon
“Internet para Todos”, una firma que ofrece servicios a los operadores móviles
locales para llegar a zonas remotas.
A escala más pequeña, hay organizaciones que reparten chips,
celulares, paquetes con gigas y minutos de conexión, computadores y
cualquier herramienta que ayude a mejorar el acceso a internet.
Y en las actuales circunstancias, en aquellas zonas donde las familias
no tienen ninguna posibilidad de conectarse, hay organizaciones que reparten
tinta para las impresoras en colegios, con el fin de que los padres lleven los
deberes en papel a la casa.
También hay iniciativas para entrenar a los maestros en habilidades
digitales básicas. Es el caso de Unicef y la empresa Tigo-Millicom que han
entrenado a cerca de 130.000 docentes en Bolivia y Paraguay.
O lo que está haciendo Technovation Chile, con apoyo de la empresa
telefónica Wom y otros fondos internacionales, al distribuir contenidos
digitales -que también se pueden descargar e imprimir en papel- en colegios que
entregan canastas de alimentos a sus alumnos.
3. Héroes anónimos de las propias
comunidades
Aunque existen iniciativas del sector público y privado, lo cierto es
que Latinoamérica está lleno de lugares donde los niños quedaron completamente
excluidos del sistema escolar.
Mientras sigue propagándose la covid-19, hay ocasiones en que la
única alternativa es la ayuda de los vecinos.
Vecinos que se consiguen fotocopiadoras para compartir las lecciones,
que hacen turnos para compartir los computadores o que se prestan internet.
Incluso hay personas que ayudan a los estudiantes desde su lugar de
trabajo.
Eso hace Dalia Dávila, una mexicana de Tlalpan, que comparte
el internet de su negocio, “Tortillerías La Abuela”, con los niños
del barrio y les facilita un computador portátil, un celular y un televisor.
Para que no estuvieran sentados en el suelo, Dávila convirtió la cajuela
de una camioneta en un lugar de aprendizaje. Y lo llamó “El rinconcito de la
esperanza”.
Tanto éxito tuvo su iniciativa, que llegaron personas a ofrecer ayuda
económica a través de un “apadrinamiento” a los niños y maestros voluntarios
que refuerzan los contenidos que se transmiten por televisión.
“Me conseguí otros lugares cercanos a la tortillería donde los niños
siguen aprendiendo”, le dice a BBC Mundo. Ahora tengo entre 50 y 60 niños que
vienen a buscar ayuda.
“Estoy muy feliz“, dice emocionada. “Quisiera que todos los niños pudieran estudiar”.
Por BBC
Fuente:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-54097136
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