lunes, 5 de septiembre de 2022

ATENTADO CONTRA LA SEÑORA VICEPRESIDENTA DE LA NACIÓN, DOCTORA CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER

Por Miguel Andrés Brenner

Facultad de Filosofía y Letras, UBA

Argentina

Septiembre de 2022

En las redes sociales (digitales), no en los grandes medios sociales de comunicación,

desde los sectores de la derecha argentina, circula profusamente la idea de que el

atentado fue autoprovocado, sin decir por parte de quien, habiendo sido el objetivo el

de poner en el centro del debate político la predominancia de la Vicepresidenta de la

Nación.


Personalmente no “creo” 1 que haya sido una intencional invención maquiavélica,

pero, reitero que “creo”, porque no tengo evidencia empírica ni científica alguna. Y,

así como afirmo desde “mi creencia”, valga tal apelativo al de la oposición liderada

en particular por Juntos x El Cambio.

Empero, propongamos la hipótesis de que el atentado haya sido consecuencia de un

artificio maquiavélico. Lo que más importa aquí es la “manifestación popular

masiva” en repudio al magnicidio. La figura central, a mi criterio, entonces, no es la

de Cristina Fernández de Kirchner, aunque no pueda negarse su trascendencia. La

figura central, aquí, es la de un pueblo que “ha sentido” que, durante los gobiernos

de los Kirchner, vivieron “mejor”, mientras que dicho bienestar se ha debilitado

fuertemente desde 2016 hasta la actualidad. Es decir, lo que importa es el “sentir” del

pueblo, aunque sea no preciso y, probablemente, hasta a veces confuso. Obviamente,

más allá de lo que expresan los economistas del orden establecido.

Si bien lo que se encuentra en el tapete es la “figura” de la señora, lo que más

importa es el “sentir” de un pueblo. Ese pueblo ni es estúpido, ni cabeza de termo,

como se dice en las redes, ese pueblo tiene un “sentir”, aunque como comunidad se

encuentre fragmentado.

Los hechos acontecidos recientemente impactan sobremanera, por lo que valga algún

tipo de aclaración.

La explicación realizada excede a las interpretaciones liberales. Desde esta óptica se

nos ha enseñado que la historia es de los individuos, nunca de las comunidades. Y

dentro de tal paradigma discursivo, en general, deambulan todos los medios de comunicación y todos quienes se asumen en un espectro partidario u otro. Michel

Foucault nos enseñó que es posible una historia de la locura o de la sexualidad. ¿Por

qué no, también, una historia de los pueblos o de las comunidades? La perspectiva

que pretendo es totalmente diferente a la enunciación de instituciones o de

individuos.

A partir de finales del siglo XVII y el siglo XVIII surge la ilustración. Aclaremos: un

fenómeno exclusivamente eurocéntrico, es decir, se mira al ser humano desde ahí,

desconociendo que el mundo no se reduce a la Europa occidental. Es por ello que

rechazo la concepción lo racional del mismo Kant, aunque reconozco sus

valiosísimos aportes. En tal sentido, también rechazo el mismo concepto de

“emancipación”, mientras que prefiero el de “liberación”, que es tan antiguo como

los textos del Antiguo Testamento, la Biblia.

Cuando hablo de pueblo, ello excede a la racionalidad, a una racionalidad

eurocéntrica, que además incluye la irracionalidad. Mas bien refiero a una especie de

“senti-pensar”, pensar que va más allá de lo teórico.

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