Por
Miguel Andrés Brenner
Facultad de Filosofía
y Letras
Universidad de Buenos
Aires
Marzo de 2023
Dios de amor,
muéstranos nuestro lugar en este mundo
como instrumentos de
tu cariño por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de
ellos está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños
del poder y del dinero
para que se guarden
del pecado de la indiferencia, amen el bien común, promuevan a los débiles, y
cuiden este mundo que habitamos. Los pobres y la tierra están clamando: Señor,
tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para
preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino de justicia, de paz, de amor
y de hermosura. Alabado seas. Amén.
Laudato Si, Alabado
Seas. Párrafo 246.[1]
INTRODUCCIÓN
Un eje fundamental de la institución de cualquier
curricular en la escuela pública, hoy, es la educación ambiental. Desde este
lugar, formulamos nuestros interrogantes.
Hay varias palabras claves que presentamos a modo de
problemáticas: ¿el Norte político decide el sujeto del reclamo o de la crítica?,
¿innovación tecnológica o ecocidio?, ¿desarrollo?, ¿desarrollo sustentable?, ¿cultura-naturaleza?,
¿derechos de la naturaleza?, ¿ampliación de derechos?
Podemos plantear diferentes interrogantes.
1)
¿Qué sentido tiene la educación ambiental y las leyes que se generen a tal
efecto?
-
Parecieran
ser muy loables las mismas, y aún pertinente a las condiciones ambientales del
presente histórico. Sin embargo, ¿no constituye una forma de ocultar la
voracidad de ganancias y del ejercicio del poder político?
-
Se
ha escrito mucho acerca de las bondades de la educación ambiental y sus leyes,
aunque poco o nulo efecto han tenido en el mundo.
2)
¿No es un rasgo pesimista al respecto? ¿Acaso no es importante para alertar
a las jóvenes generaciones acerca de una acuciante problemática?
-
En la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático
celebrada en Egipto, enero de 2022, el Secretario General de la ONU, Antonio
Guterrez, advirtió: “O cerramos un pacto de solidaridad climática o un
pacto de suicidio colectivo”[2].
3)
Sin embargo, reiterando, ¿no resulta sumamente importante que las nuevas
generaciones conozcan la problemática?
-
Obviamente
que sí, aunque a partir de las luchas de los pueblos. Las luchas pueden llegar
a torcer voluntades devoradoras de la dignidad humana.
4)
¿Qué rol, en tal sentido, puede asignarse al respecto a los líderes
juveniles?
-
Me pregunto quién desde el ámbito juvenil
lidera las mismas. ¿Será Greta Thumberg[3]
- [4],
sobre quien pesan algunas dudas, más allá de su personal honestidad? ¿Será
desde las voces negadas de los pueblos originarios? Ninguna voz debiera ser
silenciada, pero dar pantalla a una en desmedro de otras, es problemático,
radicalmente discriminatorio, discriminación cuyo objetivo es la cancelación de
las mismas comunidades.
5)
Cuando se habla de la innovación tecnológica como una solución para superar
la incertidumbre, como rezan tantas ONGs u organismos multilaterales, nunca la
referencia es al medio ambiente. ¿Por qué?
-
Por
cierto, es así, tendencialmente en el plano económico y no en el ambiental, lo
que hace a un ecocidio. Valga como ejemplo a la prestigiosa consultora McKinsey,
quien sostiene la importancia de la innovación para la creación de valor económico y la
resiliencia a largo plazo, en tanto apostar fuerte por la innovación ahora
puede ser más seguro que invertir en cambios graduales[5]. Sin embargo, la percepción de la importante consultora internacional
norteamericana deja de considerar la sustentabilidad de su propuesta desde la
perspectiva ambiental. Es que la noción de innovación se aplica básicamente al
reditúo de las tasas de ganancias, rédito que a largo plazo ingresa en zonas de
turbulencia. Además, la misma noción “sustentabilidad” resulta engañosa, por
cuanto la ambición desmedida de tasas de ganancias, en el plano real, hace a la
insostenibilidad, como quien escupe hacia arriba y el esputo le cae sobre la
propia cabeza, con lo que amerita preguntar “¿dónde se establece el límite
entre lo sustentable y lo no sustentable, pues pasado el mismo, difícil es el
retorno?”
-
Es
que existe una flagrante contradicción entre desarrollo económico/tecnológico y
cuidado del medio ambiente. Sería como si intentara inflar un globo
introduciendo aire en él, expandiéndolo, y por otro lado, ejercer una presión
opuesta sobre el mismo para evitar que se expanda, por ende, se contraiga. Así,
tendemos a generar un “suicidio colectivo”.
6)
Hay un caso muy interesante en la comparativa de Argentina y Australia. Se
encuentran en la llamada zona sur del mapamundi, tienen recursos similares y
ambientales. ¿Por qué las diferencias en favor de Australia en el plano del
desarrollo económico capitalista? A su vez, en la cuestión ambiental,
considerando los rankings que se ofrecen, Australia se encuentra mejor
posicionada que Argentina, aunque aquella en franca zona de desastre a futuro,
mientras que esta última se halla al borde del precipicio. Aquí hay dos
cuestiones a tratar, primero “el desarrollo económico”, segundo “el ecocidio”
- Primero. Ante todo, aclaremos que
el término “desarrollo” proviene originalmente del desarrollismo, originado en
la CEPAL – Comisión Económica para América Latina y el Caribe creada por las
Naciones Unidas hacia 1948- . Es una especie
de cliché incorporado en nuestras mentes, como si hubiera una especie de rollo
que desplegándose alcanzaría un máximo de plenitud, prefijada anteriormente,
que en realidad responde a una teoría economicista. Y desde esta consideración,
valga la respuesta dada en una nota de prensa por la Universidad Torcuato Di
Tella, la que sostiene entre otros, lo siguiente: Mientras
la Argentina tenía una historia de conflictos (unitarios y federales, rebelión
de caudillos, ausencia de institucionalización, guerra de la Triple Alianza),
Australia se desarrollaba en paz (y no debemos olvidar hasta la actualidad
yrigoyenistas/anti-yrigoyenistas, peronistas-antiperonistas,
kirchneristas-antikirchneristas). Una diferencia es que ellos /Australia y su
historia/ no tuvieron lucha por la independencia; hasta se verificó el interés
de Inglaterra por el autogobierno australiano. Como es una isla, adicionalmente
estaban más protegidos y aislados de posibles guerras. En ninguno de los dos
casos -Argentina y Australia- hay un proceso temprano de industrialización. Lo
que si hay en Australia tempranamente es una ampliación de la legislación
social, del proteccionismo y de la redistribución, combinados con una
consolidación institucional de la mano del parlamentarismo. En la Argentina se
observa una demora social e institucional: las vacas engordaban, no se buscaban
consensos y los conservadores gobernaban con baja legitimidad social. La primera guerra mundial beneficia a
Australia por su estrecha relación con Gran Bretaña. Aquel país parece tener
cierta fortuna que explica parte importante de la divergencia posterior: en lo
geográfico y político, le da impulso la preferencia británica, la demanda
japonesa en la segunda guerra mundial, el haberse convertido en el país favorito
de Estados Unidos en el Pacífico Sur (clave frente al fantasma comunista) y
fundamentalmente su perfil productivo.
Los minerales e hidrocarburos australianos hacen la diferencia y generan
una diversificación que la Argentina no tuvo. Además, el hecho de no producir
sólo alimentos le permite -según razonan los autores del trabajo- disminuir las
tensiones del conflicto distributivo. Como se sabe, el país que exporta lo que
come su población tiene un problema social por el impacto de los precios internacionales[6], tendencia que, sí, se da en Argentina.
- Segundo. Sin embargo, vale recalcar la contradicción entre la
perspectiva económica y la ambiental[7],
aunque comparando Australia con Argentina en el cuidado del ambiente, aquel
país de la región de Oceanía todavía se encuentra en mejores condiciones que
aquel otro de la región de América del Sur[8],
aún considerando la fuerte llamada de atención debido a sus condiciones de
deterioro, las que en Argentina, empero, serían más dramáticas. Ante este
panorama, vale precisar que la denominada “innovación tecnológica” no se ha
hecho carne en el cuidado del medio ambiente.
7) Ahora bien, la pregunta que puede formularse es
la siguiente: Dentro del presente panorama, ¿para qué sirve una ley de educación
ambiental?
- Respondo taxativamente: la ley mata, el espíritu
vivifica. O sea, la ley debiera ser consecuencia de una voluntad política,
real, efectiva, y no una simple promesa de dudoso cumplimiento. En particular,
nuestras jóvenes generaciones dudan actualmente del derecho en tanto se
relacione a cuestiones de poder. Es decir, una ley debiera ser consecuencia-de,
y no meramente un a priori que no establece las condiciones de
posibilidad-para.
8) Perplejidad. Entonces, ¿qué hacemos con los
proclamados derechos de la naturaleza?
- Para el capitalismo actual la naturaleza no es la
condición de vida de los seres humanos, sino un “recurso” para la maximización
de ganancias.
- Y, al respecto, discurramos un poco más.
- Partimos de la noción del fetichismo de la
mercancía, según Karl Heinrich Marx, en los “Manuscritos económico-filosóficos
de 1844”. De allí, el significado “alienación”. El término alienación proviene de “alienus”. En el caso
de Marx, significa fuera de sí, extraño a sí, pérdida de sí mismo. Lo que
produce el trabajo se enfrenta al trabajador al modo de un ser extraño que lo
domina, así por ejemplo, la inflación que domina al mismo trabajo, al
trabajador, que produce objetos para satisfacer sus necesidades, necesidades
convertidas inmediatamente en mercancías o valores de cambio, con el indefinido
motivo de lucro.
- Podríamos decir que existe un
proceso de fetichización de la naturaleza o sea de la naturaleza bajo el signo
de la mercancía. ¿Mas no sería, acaso, éste un concepto erróneo, pues dicha
naturaleza no es producto del trabajo que se enfrenta a él como algo extraño,
una mercancía que lo domina?
- Sin embargo, no lo considero un error. Ocurre que desde
la modernidad se comprende a la naturaleza signándola de “recurso”, éste es un
medio “para”. En el caso de las economías de mercado, un medio para obtener
“ganancias”. Entonces, si bien se encuentran interrelaciones, hay una
separación entre naturaleza y cultura. Y en este hiato existe un serio
problema.
- Es que aquello que se denomina naturaleza, en realidad,
“no se denomina”. Algunos con la fuerza del poder hegemónico la denominan así,
cuestión que se generaliza dentro de un fuerte cientificismo. Cuando se asigna
un nombre, se lo hace desde una perspectiva, y desde una perspectiva cultural.
Por lo que la mirada sobre la supuesta naturaleza, que la definiría como tal,
no es natural, sino cultural.
- Por ende, si consideramos a la naturaleza a partir de
otro lugar, la cosa cambia de sentido. Precisemos el lugar: percibo que la
naturaleza es matriz, condición de vida, y en particular de vida humana. Es lo
que nuestros ancestros llamaron “madre tierra”, condición de toda vida, y no
meramente medio para un lucro, al que hasta no le interesa el hábitat de las
futuras generaciones, pues lo único que importaría es la “puta común de todo el
género humano”, el dinero – al decir de Carlos Marx, que cita la obra de
William Shakespeare “El timón de Atenas", “la puta universal”[9].
- Más aún, en la
narrativa de la creación, Génesis 2: 4b – 3: 24, Adam (persona), sustantivo
hebreo ādām, generalmente denota "ser humano", "humanidad". El
término también se usa para el individuo masculino en la narrativa de la
creación, Génesis 2: 4b – 3: 24. Hay un juego de palabras en Génesis 2: 17 y 3:
19 entre ādām (ser humano) y ădāmâ (suelo, tierra)[10]. El ser humano (ādām)
y la tierra (ādām) no están lejos de los animales, de las plantas y del humus,
ya que comparten el mismo sustrato, del que se nutren y del que provienen. En
el Génesis, la humanidad, como el humus, sale del suelo[11]. Humildad y “humus” comparten la raíz, al igual que el ser humano y
la tierra. Humilde es quien proviene del “humus”, del suelo. Humilde es quien
encuentra sustento en lo pequeño, en lo oculto, en lo terreno. Humilde
es, en definitiva, quien germina y crece en el “humus”, en esa capa fértil del
suelo donde nace la vida. Desde la presente explicación, si bien hay
diferencias entre ser humano y naturaleza, esta última no podría comprenderse
como tal, sin más, pues existe una unidad constitutiva. Es en el origen del
mal, como aparece en el segundo relato de la creación, capítulo 2 del libro del
Génesis, donde se presenta al hombre tratando a la tierra con sentido de
omnipotencia, “querer ser como dioses”, ausencia de su cuidado que redunda en
la ausencia de cuidado del otro, hasta su destrucción. Esto último se patentiza
a continuación, en el capítulo 3 del libro del Génesis, con el relato del
asesinato de Abel por parte de su hermano Caín, cuando Dios pregunta a Caín
“¿dónde está tu hermano Abel?”, y Caín le responde elusivamente afirmando
“¿acaso soy yo el guarda de mi hermano?” Es que, en realidad, sí lo es.
- A partir de aquí, vemos la relación entre culturas
ancestrales y las comunidades nuestroamericanas con su mito de origen, la
tierra madre. Y también cómo el hiato cultura-naturaleza es un corte exabrupto,
construcción de ciertos humanos que se hizo propio del “sentido común”, amén
que como hiato merece su crítica.
9) Precisando. Dentro de este panorama, ¿puede asignársele a
la educación ambiental en la escuela pública algún rol importante?
- Obviamente, una ley de educación ambiental no está
demás. Más vale el ser que la nada. Aunque, si la norma reemplaza a la madre
tierra, caemos en la crítica del mero formalismo de la ley: la ley mata, el
espíritu vivifica. No es cuestión de ampliar jurídicamente derechos, mas bien
de luchar comunitariamente por la dignidad del ser humano. Así, la ley o norma
sería una consecuencia.
- Si la ley es producto de las circunstancias que nos
acosan, y no de una lucha frontal contra quienes defecan el universo, aunque
individualmente se muestren pulcros, aseándose todos los días -típica pulcritud
de clase media-, esa ley poca fuerza tendría, y sería una manera para dejar
“tranquilas” a nuestras conciencias.
- La conciencia educativa se concretiza en la
organización y lucha en contra de los depredadores del universo, que tienen
nombre y apellido, Juan Pérez gerente de “x” empresa, sita en tal lugar, con ganancias
en tales y cuales paraísos fiscales, que lesionan a determinadas personas, y en
determinados espacios, etc., etc.
- Si se nos enseña que todos somos responsables de la
misma manera, nadie lo es. Y este nadie es una especie de chip incorporado en
la mente de todos para ocultar la hiper responsabilidad de algunos. La
materialización de una ley debe enfatizar que la responsabilidad de un alumno
no es la misma que la de quien defeca el universo. Hacer recaer la
responsabilidad del cuidado en el eslabón más débil de la cadena, es una
hipocresía.
- ¿Habrá alguna institución educativa pública o privada
que bregue en tal sentido? ¿Será que dicho sentido solamente interese a los
movimientos sociales populares, si es que les interesa efectivamente?
- Sería auspicioso incentivar el cuidado del ambiente en
las jóvenes generaciones, tanto desde el punto de vista personal y comunitario
a la vez, aunque también incentivar la denuncia de los actores prioritarios en
la región donde la escuela se sitúa, como en el plano más macro, movilizando a
toda la comunidad educativa, a las autoridades zonales, a los medios de
comunicación. La citada denuncia adquiere un carácter profético, denuncia del
ecocidio-anuncio de la dignidad humana, que se convertirá en la flagrante
manifestación del pecado ambiental cuando haya palabras vacías de ética en los principales
responsables de matar a Abel, queriendo ser como dioses.
CONCLUSIONES
Quien haya leído el presente texto, advertirá el sesgo
esperanzador que adquiere una educación ambiental auténtica, desde las raíces
de nuestro suelo, desde su más prístino hedor[12].
Más que palabras vacías o huecas, se constituye en hálito de vida, porque el
ser humano es “vida que crea vida”[13].
[1] Laudato Si. El Papa publicó el 18 de
junio de 2015 la encíclica Laudato Si (Alabado Seas). Laudato Si es la frase
inicial del Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís. Alabado seas, mi
Señor, cantaba San Francisco, por nuestra madre tierra, esa casa común que
todos debemos cuidar. https://www.oas.org/es/sg/casacomun/docs/papa-francesco-enciclica-laudato-si-sp.pdf (consulta: 20 enero 2022)
[2]https://leonardoboff.org/2023/01/28/la-crisis-de-brasil-y-del-mundo-tragedia-o-drama/ (consulta: 18
febrero 2023)
[3]https://www.elmostrador.cl/generacion-m/2019/12/09/quienes-financian-la-lucha-de-greta-thunberg/ (consulta:
15 agosto 2022)
[4]https://www.elconfidencial.com/empresas/2019-12-06/vinculo-greta-thunberg-lobbies-financieros-internacionales-656_2367291/ (consulta:
15 agosto 2022)
[5] McKinsey,
consultora. Innovación:
Su solución para superar la incertidumbre | McKinsey (consulta: 27
febrero 2023)
[6]https://www.utdt.edu/ver_nota_prensa.php?id_nota_prensa=1320&id_item_menu=6
(consulta:
27 febrero 2023)
[7] https://www.swissinfo.ch/spa/australia-ambiente_australia-tiene-un-medioambiente--pobre-y-en-deterioro---seg%C3%BAn-informe/47763194 y https://www.carbono.news/economia/las-dos-caras-de-australia-inedito-exito-economico-y-record-mundial-de-contaminacion-ambiental-per-capita/ (consulta: 15
febrero 2022)
[8] Según un ranking general mundial, Australia se encontraría en el número 17,
Argentina en el número 92. Center for International Earth Science Information
Network Earth Institute, Columbia University. https://epi.yale.edu/epi-results/2022/component/epi (consulta: 25
febrero 2023)
[9] Marx,
Carlos (1844). “Manuscritos económico-filosóficos.” Pg. 179. https://pensaryhacer.files.wordpress.com/2008/06/manuscritos-filosoficos-y-economicos-1844karl-marx.pdf
[10] https://www.biblia.work/diccionario-biblia/adam-persona-hb-adam-el-sustantivo-hebreo-dm-generalmente-denota-ser-humano-hu/ para una mayor
ampliación cfr. Taub, Emmanuel (2013: 281-298). “La casa desterrada: notas para
una ética desde la naturaleza del judaísmo.”
En Cuda, Emilce (coordinadora) “El futuro del trabajo y el cuidado de la
casa común. Reflexiones latinoamericanas y caribeñas.” Ciudad de Buenos Aires.
Poliedro Editorial y CLACSO.
[11] http://jesuitasaru.org/un-suelo-fertil/ (consulta: 28
febrero 2023)
[12] “Hedor”, según la noción ofrecida por Rodolfo Kusch.
[13] Marx, Carlos. “Manuscritos económico-filosóficos de 1844.” Capítulo I: El
trabajo enajenado, parágrafo XXIV. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/
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