El modelo de Freire es el de una alfabetización
emancipadora, y es como todas las grandes obras e ideas “hija de su tiempo”,
nacerá en contraposición otros modelos y enmarcados en la época de las
políticas desarrollistas en América Latina.
Aunque se adapta perfectamente a la actual situación, donde
nos sigue resultando muy fácil, aún después de haber pasado décadas, reconocer
entre nosotros a los oprimidos de los que Freire habla.
La alfabetización es entonces para Freire “un proyecto político por el cual los hombres
y las mujeres sostienen su derecho y su responsabilidad no sólo a leer,
comprender y transformar sus propias experiencias, sino también a reconstruir
su relación con la sociedad” (Freire y Macedo). La alfabetización no se
entiende sólo como una capacidad técnica que se debe adquirir, sino como el
cimiento necesario de una actividad cultural que tienda a la libertad. En este
sentido la alfabetización es fundamental para el “fortalecimiento de la propia voz, como parte de un proceso
transformador al reconocer la propia existencia como parte de una práctica
históricamente construida en unas determinadas relaciones de poder” (Freire
y Macedo); encontramos en estas afirmaciones de Freire la naturaleza política y
la esencia de su idea de alfabetización.
Llegados a este punto de su pensamiento podemos afirmar
entonces que para él, alfabetizar es sinónimo de concienciar o emancipar. “Enseñar a leer y a escribir es algo más que
dar un simple mecanismo de expresión. Se trata de procurar en él un proceso de
concienciación. O sea, de liberación de su conciencia (oprimida) con vistas a
su posterior integración en su realidad nacional, como sujeto de su historia y
de la historia” (Freire).
Esta concientización, supone que el sujeto alfabetizado
supere la conciencia de oprimido y logre la conciencia crítica liberándose,
además, de la opresión de la cultura impuesta. De ahí que la alfabetización no
pueda estar desvinculada de la praxis, del mundo que le es propio al analfabeto,
no puede estar aislada de su realidad política y social. Concibe, pues, la alfabetización,
como una forma de leer y, también, como una forma de cambiar el mundo orientando
la acción pedagógica hacia el logro de la democratización y de la justicia
social.
El planteamiento freireano se orienta hacia la
transformación del mundo y dicha transformación requiere de la esperanza,
considerada en esta pedagogía como una necesidad, un imperativo existencial e
histórico, un instrumento para evitar la desesperanza y el fatalismo que se
encuentran en muchos de los discursos neoliberales de la época y actuales, se
trata de vivir la historia como un “tiempo
de posibilidad y no de determinismo”.
“La educación
liberadora no produce, por sí misma, el cambio social […] pero no habrá cambio social
sin una Educación Liberadora” (Freire).
Por eso, en este planteamiento educativo, es ineludible
respetar el saber popular del alfabetizando y su contexto cultural. “La localidad de los educandos, o lo local es
el punto de partida para el conocimiento que se van creando del mundo. «Su»
mundo, en última instancia, es el primer e inevitable rostro del mundo mismo”
(Freire).
Autor
Juan Pablo Arranz Molinero
Universidad de Valladolid
En Proyecto de formación de alfabetizadores bilingües basado
en la pedagogía y método de Paulo Freire y en las ideas y saberes que recoge el
“buen vivir”.
Tutora: María Dolores Fernández Malanda
Trabajo fin de Master
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