¿Qué sentido le otorga P Freire a la responsabilidad Ética de los docentes? ¿Cómo concebir el trabajo desde este punto de vista? ¿Qué significa “corporificación de la palabra”? ¿Cómo resignificar el quehacer docente?
Un planteamiento primordial en la Pedagogía de la autonomía
(Freire) es la responsabilidad ética en el ejercicio de la tarea docente.
Freire considera que la ética debe acompañar toda la práctica educativa,
especialmente el trabajo de formar a los educandos. Reconocer esta
responsabilidad ética resulta vital en el trabajo pedagógico. Freire señala que
la mejor manera de luchar por ella es “vivirla
en nuestra práctica, testimoniarla, con energía, a los educandos en nuestras
relaciones con ellos, en la manera en que lidiamos con los contenidos que
enseñamos, en el modo en que citamos autores con cuya obra discordamos o con
cuya obra concordamos”.
Es entonces en la propia práctica docente, en la relación
que se establece con los educandos, donde los docentes podemos manifestar esta
responsabilidad ética, otra de las responsabilidades que el trabajo de educar
requiere es el rigor metodológico, los docentes necesitamos desarrollar
capacidad crítica, concebir el trabajo no como un recitado de contenidos, sino
como una actividad creadora que enseñe a pensar reflexivamente; y para ello
debemos desarrollar una actitud investigativa y cuestionadora; para que, lejos
de repetir lo que los textos (contenidos) dicen, sin relacionarlos con la
realidad y con nuestra propia existencia, propiciemos el otorgamiento de
sentido y significado al proceso educativo.
Así, otra condición de esta responsabilidad ética a la que Freire se refiere
es la necesidad de que la enseñanza exija la corporificación de la palabra en
el ejemplo, por lo que se hace necesario ser coherente entre el decir y el
hacer, para que los alumnos puedan encontrar coherencia y verdad en nuestro
pensamiento. el decir y el hacer requieren hacerse visibles de manera
coherente, es decir, que el propio profesor crea en lo que hace y que las
personas que lo observan puedan dar credibilidad a su trabajo, es necesario que
los docentes resignifiquemos nuestro quehacer docente, que construyamos un
sentido diferente al que el neoliberalismo nos desea imprimir, sólo como los
ejecutores de programas y políticas que el estado neoliberal pretende impulsar.
Es preciso que los docentes, cuando leamos, dialoguemos y nos comuniquemos. de
ese modo, seguramente podremos reconstruir el sentido del trabajo docente desde
una perspectiva más humana, menos enajenada y enajenante.
Otro de los planteamientos relacionados con este aspecto es
el que señala Freire cuando afirma que enseñar exige la convicción de que el
cambio es posible, lo cual requiere tener la certeza de que este mundo puede
ser transformado, tener la certidumbre de que para nosotros, los maestros, una
de las vías es la educación, para lo cual es necesario que entremos en procesos
de extrañamiento y análisis de lo que acontece en el mundo, en el poblado donde
vivimos, en el propio centro de trabajo.
¿Para qué extrañarnos de lo que pareciera parte del
contexto? Para negar la aceptación de que así son las cosas; para poder
cuestionar, analizar, proponer y actuar para modificar lo que es necesario
transformar. Por ello se hace necesario estar atentos y vigilantes de las
prácticas que discriminan, explotan, desprecian, etc. estas son generalmente
aprendidas por imitación, porque han estado presentes de manera permanente entre
nosotros y nosotras. Hemos aprendido a convivir con ellas, encontrándolas como
parte del contexto, así como su justificación. Sobre todo en el actual contexto
neoliberal, que de manera impositiva, encubierta, simbólica y permanente nos
envuelve.
Por lo dicho hasta ahora, se requiere una actitud diferente
por parte del docente y de los educandos; asumirse como sujetos históricos, es
decir, personas que se insertan, deciden, eligen e intervienen en la realidad,
personas que pueden romper con el pensamiento cosificado. a través del trabajo
dialógico, iniciar y progresar en un proceso de reconocimiento de la propia
incompletitud, de tal forma que se pueda avanzar en la toma de conciencia de
ser sujetos inacabados, por lo que siempre se deberá estar atento para continuar
construyendo la Historia como posibilidad y no como determinismo; ello
posibilita continuar construyéndose a través de la problematización del futuro
a construir.
Freire considera que enseñar exige buen juicio, humildad,
tolerancia y lucha por la defensa de los derechos de los educandos, y sobre
todo la visión esperanzadora de que es posible el cambio. Esto debe ser algo
intrínseco a la actividad docente. la alegría y la esperanza son puntos también
necesarios que no se deberán perder, sino compartir y defender, especialmente
la esperanza. es la condición que forma parte de la naturaleza humana; por
tanto, quien la pierde se deshumaniza y se transforma en una persona
desesperanzada, que se paraliza, pues ha perdido el ímpetu que ofrece el anhelo,
los maestros y maestras no podemos ser sujetos desesperanzados, porque estamos
cerca de muchos adultos, jóvenes y/o niños, ellos y ellas toman sin querer el
ejemplo de lo que somos, de lo que pensamos y de lo que hacemos, por lo que
nadie debería ser un sujeto desesperanzado sino que, por el contrario, ante
tanta perversidad que vive la sociedad actual, nosotros y nosotras, y en
especial los maestros y maestras, debemos tener la necesidad de ser sujetos
esperanzados.
El deseo esperanzado permite asumir decisiones, elecciones
para poder intervenir en la conformación de la historia, la transformación de
las condiciones que afectan, oprimen y laceran la situación humana, como sucede
con una gran población de hombres y mujeres que viven en condiciones económicas
y sociales humillantes, así, quien no vive en esa situación tiene que ser
sensible, debiéndole lastimar el hecho de que otros seres humanos existan en
tales circunstancias, por lo que deberá participar en la transformación de las
condiciones que los oprimen.
Extraído de
Los círculos de cultura: una posibilidad para dialogar y
construir saberes docentes
Guadalupe Juárez Ramírez
Profesora de educación Primaria. licenciada en educación y
magíster en educación. Docente del Programa de licenciatura en intervención
educativa en la
Universidad Pedagógica nacional-Hidalgo (UPn-H). Asesora
técnica Pedagógica en el Programa Nacional de Actualización y Capacitación de
Maestros en Servicio.
En
Paulo Freire, Contribuciones para la pedagogía
Moacir Gadotti, Margarita Victoria Gomez, Jason Mafra,
Anderson Fernandes de Alencar [compiladores]
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