Los medios “inducen a actuar, comprar y aceptar”. Y todo esto se transmite
con un estilo conciso, con una sintaxis comprimida y condensada que impide el
desarrollo del verdadero significado. ¿Cómo los usan, especialmente la televisión?
Esto es una herramienta en los medios de comunicación ¿No debería la escuela
abandonar su indiferencia ante esto?
El
modo del discurso escueto es el indicativo e imperativo. Es la palabra que,
como decía Marcuse, “induce a actuar, comprar y aceptar”. Y todo esto se
transmite con un estilo conciso, con una sintaxis comprimida y condensada que
impide el desarrollo del verdadero significado. No admite contradicciones ni
matices. La definición cerrada de los conceptos pervierte de tal modo el
discurso que puede llegar al resultado de que en nombre de la libertad de
expresión se bombardeen periódicos y emisoras de radio y televisión, o a la
guerra se la denomine paz y a las víctimas “daños colaterales”. La criminal
guerra contra Yugoslavia, Afganistán, Iraq, Líbano, puede servir de ejemplo de
esta perversión del lenguaje. Dentro de esta lógica de la razón pervertida, los
negocios de la guerra y sus inconvenientes para todos, los intereses particulares
de quienes se enriquecen con la destrucción y la muerte se identifican con las
ventajas de la paz y los intereses generales del bien común.
Las
proposiciones de este lenguaje indiferenciado, mágico, son intimidadoras y
glorificadoras al mismo tiempo. Son las formas de órdenes sugestivas, más
evocativas que demostrativas. Se trata del discurso hipnótico del reclamo
publicitario, o de la brutalidad imperativa del “ordeno y mando”, si el caso lo
requiere. Es el lenguaje unidimensional que persigue la formación del hombre
unidimensional.
El
uso tan frecuente de abreviaturas (OTAN, ONU, UE, etc.) obstaculiza el
planteamiento de preguntas no deseadas. Así, OTAN no sugiere lo mismo que
Organización del Tratado del Atlántico Norte. En este caso habría que
preguntarse qué hacen en ella países que, como Turquía, Grecia o Italia, nada
tienen que ver con el Atlántico Norte, o que estas tropas se hallen ahora
defendiendo los intereses de los grandes consorcios petroleros usamericanos en
Asia Central. El discurso cerrado presenta la realidad en términos dicotómicos
de buenos y malos.
No
demuestra ni explica, sólo persigue el control reduciendo las formas y los
símbolos de la reflexión, la abstracción, la contradicción y la dialéctica de
la compleja realidad social a imágenes simplificadoras. Y, aunque la gente no
crea este lenguaje o no le importe, actúa, sin embargo, de acuerdo con él,
sigue sus indicaciones.
Mientras
los medios emplean cada vez más el indicativo en la vida pública, en la vida la
gente se pregunta diariamente qué pasaría si... Esto tiene que ver con el
imperativo de la expresión corta y con la brevedad de la transmisión técnica.
La información televisiva refuerza esta tendencia. Una imagen muestra lo que
presenta. El lenguaje tiene que explicar el significado plural de las cosas, la
relatividad de los conceptos. Pero, por razones de tiempo y espacio, no permite
ningún subjuntivo ni condicional, ninguna subordinación. La mirada fugaz a los
pequeños signos se compensa con ilusiones que se pueden obtener de Internet
desde la tranquilidad del propio cubil Pero esto no proporciona ninguna
certeza. Si se quiere ésta, hay que comprobarla por sí mismo, en la interacción
con la realidad y con los demás seres humanos, en el diálogo enriquecedor.
Extraído
de
La
Intoxicación Lingüística
El
uso perverso de la lengua
Vicente
Romano
Colección
TILDE
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