Concientización
es un concepto estructurador de la concepción y de la práctica de la educación
liberadora. Debido a que ésta posee una centralidad en la producción teórica de
Paulo Freire, muchos le confieren la creación de este término. Sin embargo, en
la obra Concientização: Teoria e prática da libertaçãouma introdução pensamento
de Paulo Freire, el autor atribuye el
origen del término al equipo de profesores del Instituto Superior de Estudios
Brasileños (ISEB) y su difusión a D. Helder Câmara, por traducirlo al inglés y
al francés. En la misma obra, resalta la importancia del concepto en la
conformación de su propio pensamiento y se refiere a su reacción al oírlo por
primera vez: “Entendí inmediatamente la
profundidad de su significado, porque estoy absolutamente convencido de que la
educación como práctica de la libertad, es un acto de conocimiento, una
aproximación crítica de la realidad (p. 25).
La
concientización, entendida como proceso que permite la crítica de las
relaciones conciencia-mundo, es la condición para asumir el comportamiento
humano frente al contexto histórico-social. En el proceso de conocimiento, el
hombre o la mujer tienden a comprometerse con la realidad, siendo ésta una
posibilidad que está relacionada con la praxis humana. A través de la
concientización los sujetos asumen su compromiso histórico en el proceso de
hacer y rehacer el mundo, dentro de posibilidades concretas, haciéndose y
rehaciéndose también a sí mismos. En la misma obra, el autor aclara que la
concientización va más allá de la toma de conciencia, debido a que “la toma de conciencia no es todavía la concientización, porque ésta
consiste en el desarrollo crítico de la toma de conciencia” (p. 26).
La
amplitud del concepto también puede ser vista en Pedagogia do oprimido, obra en
la que Paulo Freire afirma que la concientización exige el compromiso de la
acción transformadora que “no para,
estoicamente, en el reconocimiento puro, de carácter subjetivo, de la
situación, sino al contrario, prepara a
los hombres en el plano de la acción, para la lucha contra los obstáculos que
se presenten a su humanización” (p.
114). Así, el compromiso no es un acto pasivo. Implica no sólo la conciencia de
la realidad, sino también el compromiso en la lucha por transformarla.
Es posible
darse cuenta de la existencia de tres momentos distintos del empleo del término
concientización en la obra de Paulo Freire. En un primer momento la concientización es
explícitamente asumida como finalidad de la educación. En la ya referida obra,
se destaca la afirmación que “la realidad
no puede ser modificada, sino cuando el hombre descubre que es modificable y
que él puede hacerlo. Por lo tanto, es necesario hacer de esta concientización
el primer objetivo de toda la educación: antes de nada provocar una actitud
crítica, de reflexión, que comprometa la acción” (p. 40).
En un
segundo momento, llama la atención la ausencia del término. Esa fase de la
escritura traduce su preocupación acerca de los malos usos del concepto en los
años 1970. Al respecto Paulo Freire revela en una entrevista publicada en la
obra Educação na cidade: “con
excepciones, claro, se hablaba o se escribía sobre concientización como si ella
fuera una pastilla mágica a ser aplicada en dosis diferentes para el cambio del
mundo” (p. 114).
El autor
también aclara que la ausencia se debe a su comprensión de que por un lado,
debería dejar de usar la palabra, y por otro, aclarar mejor lo que pretendía
con el proceso de concientización. El tercer momento se relaciona con la
actualización de su reflexión, expresada claramente en Pedagogia da autonomía,
última obra publicada antes de fallecer: “Contra
toda la fuerza del discurso fatalista neoliberal, pragmático y reaccionario,
ahora insisto, sin desvíos idealistas, en la necesidad de la concientización”
(p. 60).
Paulo
Freire reitera la concientización como tarea histórica de resistencia crítica
al contexto neoliberal y ratifica la naturaleza política de la práctica
educativa. Sin embargo, la educación como proceso de concientización, no se
acaba en la dimensión política. Al respecto, es relevante consultar Medo e
ousadia, obra en la que Paulo Freire revela, en el diálogo con Ira Shor, su
comprensión acerca de la complementariedad de las dimensiones política,
epistemológica y estética del acto de conocer, al afirmar que “la educación es simultáneamente, una determinada teoría del
conocimiento puesta en práctica, un acto político y un acto estético” (p. 146).
La
dimensión estética es el énfasis de la obra Pedagogia da autonomía, en la que
son tematizados la intuición, la emoción, el placer, la amorosidad y la
alegría, entre otros saberes necesarios a la práctica educativa. La
concientización requiere el desarrollo de la criticidad que, aliada a la
curiosidad epistemológica (ver esa ficha), potencializa la creatividad de la
acción transformadora ante las situaciones límite (ver ficha). Criticidad,
curiosidad y creatividad integran la complejidad de las relaciones que sitúan a
la concientización en el campo de las posibilidades y no de las certezas,
desafiando la autoría de lo inédito viable (ver esa ficha) en el trabajo de
formación de educadores/as. La profundización de esta reflexión se puede
encontrar en Pedagogia da concientização: um legado de Paulo Freire à formação
de profesores (2001). El estudio del concepto es también realizado por Enrique
Dussel, en la obra Ética da libertação: na idade da globalização e da exclussão
(2000). El autor analiza los conceptos de concientización, utopía e inédito
viable y resalta la contribución de Paulo Freire como “un educador de la
conciencia ético-crítica”. Esta es una referencia importante para profundizar
la comprensión sobre la concientización como principio ético-crítico.
Por Ana
lúcia souza de Freitas
Extraído de
DICCIONARIO Paulo Freire
Danilo R. Streck, Euclides Redin, Jaime José Zitkoski (Orgs.)
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