La desigualdad social no es una ley de la
naturaleza. Cinco medidas podrían reducir la brecha entre ricos y pobres.
La buena noticia es que la desigualdad entre los
países del Sur y los del Norte está disminuyendo a medida que aumenta el
producto interno bruto, especialmente el los países emergentes. La mala noticia
es que en los países de todo el mundo, la brecha entre los ricos y los
pobres se está ampliando. Pero la desigualdad no es una ley de la
naturaleza. Existen medidas tanto políticas como económicas para combatir la
desigualdad.
Progresividad y evasión tributaria
La progresividad tributaria grava los altos
ingresos a un mayor porcentaje que los bajos. El principio de la
progresividad es la medida más eficaz para la redistribución de ingresos dentro
de una sociedad. En muchos países, sin embargo, los ingresos del trabajo se
gravan a una tasa más alta que los ingresos provenientes de activos como las
participaciones accionarias. La reforma fiscal del presidente Donald Trump va
en esa línea. Eso produce una redistribución desde abajo hacia arriba en lugar
de a la inversa.
La evasión de impuestos también es un gran
problema. La Comisión de la Unión Europea estima que los estados miembros
pierden entre 50 y 70 mil millones de euros cada año debido a trucos
legales por parte de los acaudalados y las grandes empresas. Un regreso al
principio de la progresividad y un sistema en el que los ricos pagan más que
los pobres podría financiar inversiones gubernamentales en educación y salud,
por ejemplo.
Prosperidad
y pobreza, lado a lado.
El que daña debería pagar
Hoy en día la economía trabaja a nivel global. Las
materias primas se compran donde menos cuestan, luego se fabrica el producto en
países con salarios bajos y se vende en todo el mundo. Las ganancias se gravan
luego donde sea más favorable: en los llamados paraísos fiscales. Sin embargo,
los costos de estas cadenas de producción globalizadas son pagados por los
ciudadanos y el medio ambiente.
Una obligación de pagar impuestos en los lugares de
producción y un registro mundial para impedir la evasión fiscal y el lavado de
dinero podrían asegurar los recursos para inversiones públicas. La responsabilidad
directa de las empresas por daños ambientales sería un incentivo para la
producción de productos más respetuosos con el medio ambiente.
Salarios justos
Cuando las grandes empresas amenazan con reubicar
una fabrica en otro país porque los salarios ahí son más bajos, los
Gobiernos a menudo las apoyan. Lo que se pierde en el proceso es el
salario justo, la seguridad en el trabajo y la seguridad social. Los salarios
bajos significan también menos ingresos para el Estado y con ello menos dinero
para inversiones públicas.
Si bien la mano de obra barata puede tener en el
corto plazo un impacto positivo en las ganancias de las empresas, ellas
perderán en el largo plazo si se ven afectadas por protestas, huelgas y
disturbios sociales.
Los
que quieran tener éxito en la economía digitalizada deben invertir en
educación.
Educación para todos
La educación es el garante del progreso social en
todo el mundo. Con la “Agenda 2030” de las Naciones Unidas, los países miembros
se han comprometido a velar por educación para todos hasta el año 2030. Cada
vez más trabajos requieren un alto nivel de educación. Un buen sistema
educativo para todos garantiza empleos mejor pagados y promueve la democracia y
la participación en la sociedad a través de la equidad.
Promover la igualdad
Ya sea en países ricos o pobres: las mujeres ganan
en promedio menos que los hombres y tienen menos probabilidades de pertenecer a
la elite política o económica. Si la equiparación continúa al mismo ritmo
que hasta ahora, pasarán 217 años hasta que hombres y mujeres tengan los mismos
ingresos.
¿Podemos permitirnos discriminar a la mitad de la
población mundial? Estudios muestran que las mujeres son las que priorizan la
educación y la buena nutrición para sus hijos. Sin la participación activa de
las mujeres, tanto económica como política, no será posible reducir la
desigualdad social en el mundo.
Por: Helle
Jeppesen
Fuente: http://www.dw.com/es/desigualdad-social-un-problema-global/a-42647789
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