lunes, 10 de septiembre de 2018

“CONDICIONADO/DETERMINADO” según P Freire

Freire (1994, 1997) concibe que, siendo determinados, somos también seres humanos condicionados por el contexto histórico socio cultural en el que vivimos. Pero el potencial de la existencia humana está en tener conciencia de sus condicionamientos, pues a partir de su visión crítica sobre el mundo, podrá enfrentar las situaciones límite, superándolas a través de la lucha solidaria y colectiva por la transformación de las realidades condicionantes.

El ser condicionado en la naturaleza humana expresa la historicidad de la existencia concreta de las personas en su vida, siempre situadas en el tiempo y en el espacio con todas las variaciones socio culturales que concretiza esa situación. Pero, a partir de los condicionantes históricos y de las transposiciones de ellos por la praxis transformadora, los seres humanos se van construyendo como seres abiertos, dialécticos y hacedores de sí mismos.


La lucha por la superación de las situaciones límite en que nos encontramos involucrados en nuestro mundo histórico cultural es la razón de ser de nuestra existencia y el impulso práctico con que nos humanizamos como seres capaces de conquistar más libertad (FREIRE, 1993) y construir permanentemente nuevos sentidos existenciales para la convivencia en el mundo.

Esta es la gran diferencia que anota Freire entre concepciones deterministas y/o mecanicistas de la naturaleza humana y de la vida en sociedad, y la concepción radicalmente dialéctica y dialógica, que nos confiere una capacidad ético-política única de nuestra especie, de poder vivir en el mundo. El testimonio de Freire es profundamente revelador de ese sentido original de concebir la existencia humana:
Me gusta ser persona porque sé que soy un ser condicionado, pero consciente del inacabamiento, sé que puedo ir más allá de él. Esta es la diferencia profunda entre el ser condicionado y el ser determinado. La diferencia entre el inacabamiento que no se sabe como tal y el inacabamiento que histórica y socialmente alcanzó la posibilidad de saberse inacabado. (FREIRE, 1997, p. 59)


En el pasaje colocado arriba se puede verificar la gran importancia que Paulo Freire atribuye a la consciencia que tiene cada ser humano en sí mismo, tanto de su inconclusión como de los condicionamientos de su forma de existir en sociedad. Sin embargo, la consciencia de la que nos habla Paulo Freire no debe ser entendida de forma espontánea, ingenua y/o fragmentada. Al contrario, la lucha de Freire siempre fue en el sentido de que debemos superar la condición ingenua en que nos encontramos espontáneamente y alcanzar la criticidad de la conciencia como realización de la propia naturaleza humana.

En ese nivel, somos capaces de ver el por qué de todo lo que está relacionado con nuestra vida. En su última obra publicada en vida, Freire refuerza una vez más el papel de la concientización en la construcción auténtica de la existencia humana que, al mismo tiempo, implica la construcción de un mundo socio culturalmente más humanizado. Es a través de la conciencia crítica del inacabamiento de su ser y de la necesaria actuación práctica para transformar la realidad social que nos condiciona, que nosotros, seres humanos, somos capaces de trascendernos a nosotros mismos y humanizarnos como seres en permanente búsqueda del ser más. Entre nosotros, hombres y mujeres, la inconclusión que se reconoce a sí misma implica necesariamente la inserción del sujeto inacabado en un permanente proceso social de búsqueda.

Mujeres y hombres históricos, socio culturales, nos convertimos en seres en los que la curiosidad, al sobrepasar los límites que les son peculiares en el dominio vital, se convierte en la base de la producción del conocimiento (FREIRE, 1997, p. 61). El sentido que Freire (1997) atribuye a la concientización es el pasaje de la curiosidad ingenua a la curiosidad crítica y/o epistemológica. El proceso de elaboración/construcción/actualización del conocimiento requiere, además de la toma de conciencia, la radicalidad dialéctica que produce la tensión constante entre reflexión-acción, teoría-práctica, discurso-inserción en la realidad. Sin ese proceso de tensión y síntesis entre los dos polos dialécticos, la curiosidad epistemológica no se completa, de manera que atrofia el potencial de trascendencia del horizonte de la conciencia y ocasiona también cierta cristalización de la visión del mundo por falta de inserción práctica en la realidad que lo está condicionando. O sea, las situaciones límite que desafían el potencial de realización de una existencia más libre, consciente y responsable de su historia, no podrán ser transpuestas apenas en la teoría. La praxis transformadora de la realidad, como construcción dialéctica del mundo y de los propios sujetos (personas humanas) es la que caracteriza el proceso de concientización y lo diferencia de la simple toma de conciencia.



Por Jaime José Zitkoski
Extraído de
DICCIONARIO Paulo Freire
Danilo R. Streck, Euclides Redin, Jaime José Zitkoski (Orgs.)



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