«Los maestros son
una amenaza porque enseñan a hacer preguntas»
Los maestros son una amenaza para
el Estado neoliberal porque enseñan a pensar. El poder financiero intenta
controlar la escuela y la universidad con múltiples estrategias. Y a medida que
aumentan las especialidades lo hace el analfabetismo en la comprensión del
mundo. El neoliberalismo, la inequidad y la corrupción están ganando la
partida, dice Henry Giroux, pero todavía queda alguna esperanza.
Henry Giroux (1943)
es considerado como uno de los pensadores más influyentes del mundo en el
ámbito de la educación. En su web hay una foto donde se le puede ver de joven
con Paulo Freire, de quien fue amigo, colaborador y traductor, y es ahora uno
de los grandes albaceas de su legado, como máximo exponente de lo que se conoce
como pedagogía crítica. Autor o coautor de más de 60 libros, Giroux pasó por
varias universidades de EE.UU. hasta que en 2004 recaló en la Universidad de
McMaster, en Canadá, el país de sus padres. Esta semana ha estado en Barcelona,
para abrir la 1ª Conferencia Internacional de Investigación en Educación, una
iniciativa promovida desde la Red Española de Institutos de Investigación en
Educación y que ha organizado el Instituto de Investigación en Educación de la
Universidad de Barcelona ( IRE-UB). Conversamos con Giroux justo después del
acto inaugural en el Paraninfo de la UB.
Al final de la conferencia se ha referido al profesorado como una
amenaza. ¿Una amenaza para quién?
Los maestros son a
menudo una amenaza para el Estado, porque tienen el potencial de educar a la
gente joven para que sepa hacer preguntas impertinentes. Para las sociedades
autoritarias, la alfabetización es un peligro. Y los maestros son un peligro
también para las sociedades que creen que la mejor manera de ser un buen
patriota es no hacer preguntas. Cuando educas a los estudiantes para hacer
preguntas te estás arriesgando, especialmente en aquellas sociedades que hacen
todo lo que pueden para transformar la educación en una especie de
entrenamiento.
Cuando habla de sociedades autoritarias, ¿en qué tipo de sociedades está
pensando?
Los hay de muchos tipos, pero creo que hoy en día lo que vemos son dos
cosas. La primera es el colapso de las democracias liberales, por haber pasado
a ser sociedades gobernadas por el neoliberalismo. Las políticas de austeridad,
autoridad e inequidad masiva, de la riqueza y del poder, de la
descapitalización de los bienes públicos, todas estas fuerzas empujan a la
sociedad a ser mucho más represiva, más preocupada en el control de la
población que en la resolución de problemas. Y, en segundo lugar, estamos
viendo el surgimiento de sociedades que básicamente cambian seguridad por
libertad. Os daremos seguridad pero no podrá haber libertad. Hablo de la
aparición de lo que llamamos democracias en Hungría, Turquía, India, Polonia…
En estos países vemos el surgimiento de movimientos sociales de derechas que
usan un lenguaje de pureza racial porque básicamente son neonazis disfrazados.
Y, cómo no decirlo, en Estados Unidos tenemos un presidente que odia la
educación. De hecho, llegó a decir que quería a los ignorantes
¿Esto dijo?
Sí, esto es una
cita textual. Y eso se traduce en políticas que vacían de fondos públicos
aquellas instituciones que podrían hacer llegar la educación a toda esta gente.
A este tipo de cosas me refiero cuando digo que los maestros pueden ser un
peligro.
Usted subraya la importancia del lenguaje para entender el mundo, pero
¿no cree que es un abuso del lenguaje hablar de fascismo? Por ejemplo, en el
caso de Trump, que está pasando por un impeachment y en caso
de que lo supere deberá pasar por unas urnas para ser reelegido, ¿no le parece
una exageración?
No creo que sea una
exageración, creo que el fascismo llega de muchas maneras. La gente que habla
de exageración tiende a pensar que el único fascismo que ha existido fue el de
los años 30 y 40 en Europa y de los años 70 en Latinoamérica, y que no se
transmuta en otras formas en diferentes sociedades. El fascismo no ha muerto
nunca, sino que se esconde entre las sombras. Si crees que el fascismo está
muerto en realidad te pasan dos cosas: que te conviertes en su cómplice, y que
no puedes aprender de la Historia, has dejado de tener una relación crítica con
la Historia. Y eso sí es un peligro.
La gente que vota Trump creció con los sistemas educativos del pasado,
mientras que parece que usted nos esté diciendo que en el pasado el mundo era
mucho mejor.
Yo no intento
absolver el pasado, lo que digo es que estamos enterrando los frutos del
pasado, es muy diferente. Trump no es una causa, es un síntoma. Es el síntoma
de una sociedad neoliberal en Estados Unidos que tiene un largo recorrido en
esclavitud, un largo recorrido en racismo y un largo recorrido en inequidades
masivas en la distribución de la riqueza y el poder. En el pasado el
neoliberalismo se ocultaba en la sombra, en medio de un lenguaje que reclamaba
justicia e igualdad, pero esto ya no le hace falta. El presidente de EEUU ya no
reclama la justicia, sino que reivindica la desregulación y la ignorancia. Él
es un ignorante.
¿Era tan pesimista hace unos años, cuando Estados Unidos tenía el primer
presidente negro de su historia?
Que Obama fuera
negro no me hacía sentir optimista, yo era pesimista porque él era un
neoliberal. Lo que no supe anticipar es que gente como Obama o Clinton crearon,
junto con los extremistas republicanos, las condiciones óptimas para la
irrupción de una persona como Trump. Me sorprendió que Trump fuera capaz de
usar el lenguaje del populismo teniendo en cuenta lo que representa. Quiero
decir, el hombre es un billonario, y en cambio puede hablar de atacar el
capitalismo global, y llega al poder y recorta de forma masiva los impuestos a
los ricos. Y desregula todas las leyes que ponen límites a lo que pueden hacer
las grandes corporaciones. Lo que me impresionó fue hasta qué punto había caído
el sistema educativo, y cómo de poderosas eran determinadas formas de educación
fuera de las escuelas. En EEUU el aula educativa más popular es Fox News.
Rupert Murdoch. ¿Sabe de qué le hablo?
Aquí tenemos otras cosas, pero la conocemos.
Es la emisora con más audiencia. Y el 95% de las emisoras de radio en
Estados Unidos son de derechas, propiedad de corporaciones muy poderosas. Los
medios de derechas van locos por publicar historias que son totalmente
demenciales, teorías de la conspiración y cosas así. Y esto hace que los medios
del mainstream parece que sean de izquierdas. De repente,
parece que el New York Times sea un oasis donde encontrar
verdades, y eso que hablamos de un medio que apoyó la guerra de Irak y que
siempre ha estado en la órbita del poder financiero. Los medios alternativos
están cogiendo mucha importancia en los últimos 2000 años, y ahora, con Trump,
son más importantes que nunca.
Pero, entonces, ¿usted no ve mucha diferencia entre Trump y Obama?
Sí que la veo.
Trump es peor. Lo que se debe entender de alguien como Obama, o incluso Hillary
Clinton, es que, a pesar de estar sometidos a Goldman Sachs y los intereses
financieros, creen en un mínimo Estado del Bienestar. Un mínimo. Creen que no
puedes tirar todos los leones, mientras que Trump dice «tire todos los leones».
Esta es la diferencia. Los niños pobres con Trump no tienen comida gratis
debido a los recortes en el Estado del Bienestar, con él los ataques sobre los
bienes públicos son abrumadores. Yo habría votado Hillary Clinton, no porque
apoye sus políticas, sino que cualquier persona habría sido mejor que Trump. Lo
siento, pero Trump es un fascista, un supremacista y nacionalista blanco.
Clinton habría sido el mal menor. Por lo menos, con ella millones de personas
que están cayendo en la pobreza habrían tenido un seguro médico. Pero, al mismo
tiempo, no creo que ésta sea la única respuesta, no renuncio a una
reestructuración radical a cambio de una reforma. La reforma es un tema
temporal. Una reestructuración radical es una estrategia a largo plazo. No es
lo mismo.
Usted defiende que el gran capital intenta controlar la escuela y la
educación superior, una idea que aquí comparte un sector de la comunidad
educativa. ¿Me puede decir a través de qué instrumentos se hace esta operación?
Hay muchos. Primero, la privatización. Hay intentos de privatizar la
educación pública. En segundo lugar, vacían de recursos la educación pública, y
como lo hacen dicen: «¿Ves cómo no funciona?, la única solución es
privatizarla». En tercer lugar, imponen grandes restricciones a lo que es el
aprendizaje hasta convertir a los maestros en técnicos, con esquemas contables
que son enormemente represivos, por decirlo suavemente. En cuarto lugar, crean
escuelas charter, y con ello se desvía dinero público a
organizaciones privadas. En quinto lugar, se refieren a estas escuelas como
«escuelas gubernamentales», con lo que ello implica, ya que cualquier cosa
relacionada con el gobierno básicamente se considera malvada. O sea que tienen
un montón de métodos para hacerlo. Y aún pueden ir más lejos.
¿Cómo?
Hay que mirar al tema de las clases sociales, que es realmente la
categoría que falta en torno a la educación. No es sólo que la gente tenga
menos acceso, es que los estudiantes pobres, negros y blancos, están sufriendo
en estas escuelas que los hacen formar parte de lo que se conoce como the
school-to-prison pipeline (el oleoducto de la escuela a la prisión).
Las escuelas se han militarizado. Hay más policía, más medidas de seguridad y
se podría ir aún más lejos con la excusa de la violencia que hemos visto en las
escuelas en los últimos diez años, desde Colombine. En las escuelas se ha
dejado de lado el aprendizaje crítico porque lo importante son las medidas de
seguridad. Hay un boom del sector de la seguridad, las
escuelas están generando un negocio de millones de dólares para las empresas
que fabrican detectores de metales e instalan circuitos internos de televisión.
Mientras los directores invierten miles de dólares en cámaras recortan los
salarios de los maestros y atacan a los sindicatos de docentes. Todo ello, en
el nombre de la seguridad. Por eso las escuelas terminan siendo moldeadas a
imagen de las cárceles. Es lo que yo llamo el castigo de la prisión (prison
punishment creep), estamos haciendo la mudanza de la prisión en la escuela.
¿Y en la educación superior?
Allí pasan otras cosas. Por ejemplo, ves que se están contratando más
burócratas para administrar que profesores para enseñar, en especial en Estados
Unidos. El sistema de gobernanza se está modelando según la cultura de los
negocios, no según la cultura de la democracia. Cada vez vemos emerger una
burocracia más interminable y sin sentido, por lo menos a la educación superior
de Estados Unidos y del Reino Unido, donde los profesores ya no tienen tiempo
para escribir, y donde cada vez tienen más contratos temporales. Como he dicho
en la charla, el 70% del profesorado universitario de EEUU tiene un contrato
temporal. Los sistemas de gobernanza son reaccionarios, el profesorado cada vez
pinta menos, y el dinero cada vez está menos en las disciplinas de humanidades
y más en las relacionadas con el negocio y el capital. Por lo tanto, la
universidad está siendo reimaginada como una agente de las corporaciones. En el
pasado un ethos democrático guiaba estas universidades, con
todos sus problemas, al menos, había un ethos donde había un
bien público, pero ahora este lenguaje está tan muerto como el mito de la
virgen María.
Ha mencionado también, como un aspecto negativo, que el profesor
universitario es cada vez más un especialista. ¿A qué se refiere?
Nos están haciendo
personas menos cosmopolitas, menos atentas a todo este abanico de realidades
que necesitamos aprender para ser capaces de adquirir un lenguaje para la comprensión
de la sociedad.
O sea ¿que tenemos más graduados universitarios que nunca pero están
poco capacitados para entender la realidad?
Tienen un
conocimiento menos exhaustivo sobre el mundo en el que viven. Están atrapados
en su especialidad. Y las especialidades en algunos aspectos pueden ser
estranguladoras, porque no equipan a los estudiantes para entender el contexto
en el que operan estas especialidades. ¿Qué significa ser un doctor y no tener
ética? ¿Qué quiere decir que seas un ingeniero armamentístico y no tengas
ninguna conciencia sobre el dolor que causan las armas que fabricas? ¿De qué
sirve ser un especialista en tantas profesiones y no tener que pensar más sobre
desigualdades, pobreza o sobre los desastres ecológicos que están teniendo
lugar para acabar con el planeta en 10 años? Todo esto es una forma de
analfabetismo. Seguro que es gente muy lista en su disciplina, pero es estúpida
en cuanto a entender el mundo en términos globales, mientras se crean las
condiciones para que ellos prosperen en su especialidad. ¿De qué te sirve haber
sido formado como cirujano ocular si vives en Florida y en diez años ya no lo
podrás hacer porque el océano la engullirá?
¿Será esto lo que explica por qué personas con estudios superiores
pueden acabar votando Trump?
Esto sería una
explicación. Pero creo que hay otra, y es que Trump impulsa unas políticas que
benefician a los intereses egoístas de esta gente, como el hecho de pagar menos
impuestos. Cuando te defines como un contribuyente y no como un ciudadano, como
resultado de la especialización en la que te encuentras, y rechazas
considerarte ciudadano, es aquí donde acabas yendo. Te acabas definiendo sólo
por tus intereses y dejas de ser un ciudadano para convertirte en un enemigo de
la democracia.
¿No cree que en el mundo occidental hay mucha gente que protesta y que,
por tanto, se considera muy crítica con el sistema, pero que al mismo tiempo no
tiene la más mínima conciencia de que vive en la parte del mundo privilegiada?
La crítica puede
servir para la mejora de la humanidad o para tus intereses particulares; claro
que se puede ser crítico con algunas cosas y al mismo tiempo muy reaccionario. Porque
no eres o no quieres ser consciente de que tus privilegios están basados en
la explotación de otra gente. Esto ocurre cuando no puedes entender hasta qué
punto está mal repartida la riqueza en este mundo. ¡Hay tres personas que
poseen la misma riqueza que la mitad de la población mundial! Este tipo de
problemas atraviesan las fronteras nacionales. Aquí hay tres temas: primero,
que la gente tiende a pensar en ella misma ante todo; en segundo lugar, que no
se da cuenta que el Estado ya no les protegerá más, porque los virus no
entienden de fronteras, como tampoco lo haría una guerra nuclear; y en tercer
lugar, su crítica contribuye al problema porque lleva a la gente a creer en una
justicia propia, basada en una especie de pureza política que en realidad es
sólo reaccionaria.
Estaría bien acabar la entrevista con algún signo de esperanza…
Yo tengo mucha
esperanza en la gente joven, a raíz de lo que veo que está pasando en Hong Kong
o en Chile. También en Ecuador, o en Brasil, o en Estados Unidos o quizás aquí
mismo. Estamos al final de un siglo de explotación y contradicciones que la
gente no puede soportar más. Mucha gente ya no piensa en mejorar el mundo, sino
en sobrevivir. Estamos en la lógica de la supervivencia, y esto empuja a la
gente hacia un lenguaje que es muy diferente del que tenía hace años. Creo que
los jóvenes, en todo el mundo, empiezan a darse cuenta de que les están robando
la democracia. Cada vez hay más gente manifestándose en el mundo contra un
sistema económico que es absolutamente explotador, y que está ligado a la
corrupción, a las diversas formas de represión policial y gente que pasa hambre
porque simplemente no está siendo pagada adecuadamente. Este sistema que pone
en peligro el Estado del Bienestar y promueve el auge del Estado del Castigo.
Ver toda esta lucha me da esperanza.
Por
Víctor Saura 8/11/2019
Fuente
https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/08/los-maestros-son-una-amenaza-porque-ensenan-a-hacer-preguntas/?fbclid=IwAR0XuNQRO6udSDYye-X2pgWuazeCGThHvJXn46DV1rdsQxJXnhH7iOTe1VI
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