José Antonio Marina muestra sabiduría añeja en su voz pausada. Con unas
palabras es capaz de hilar un discurso y argumentar concienzudamente sobre el
tema que más nos atañe: la educación.
Este filósofo y pedagogo es Doctor Honoris Causa por la Universidad
Politécnica de Valencia y catedrático, publica recientemente su última obra
Historia Visual de la Inteligencia, en la que vuelve a centrar sus estudios en
la inteligencia humana y su desarrollo desde sus orígenes.
Quién mejor que él para reflexionar sobre los problemas e incertidumbres
de nuestra escuela, sobre los docentes, sobre nuestra sociedad.
Les dejamos con la entrevista a José Antonio
Marina:
P.
¿Cómo debe afrontar la educación la era de los micro contenidos?
R. La educación no solo debe tener contenidos, sino hábitos para manejar
los contenidos. Lo que se está produciendo ahora es una especie de
fragmentación de todo y eso impide que la gente pueda tener una visión general
de la situación.
El modelo que yo propongo va justo en la dirección contraria, lo que
tenemos que hacer es alguna integración de conocimientos dentro de los
currículos escolares para que se pueda tener una visión general del asunto y se
pueda comprender mejor lo que sucede.
Lo de los micro contenidos es, fundamentalmente, una cuestión puramente
didáctica y es una cuestión de gestión comercial. Como elemento didáctico
puntual me parece muy bien, pero en los procesos educativos tenemos que ir al
contrario, tenemos que poner en relación unos contenidos con otros. Hasta tal
punto que yo he defendido que haya un único libro de texto por curso, donde
cada una de las asignaturas estuvieran enlazadas unas con otras para que no
aparezcan como contenidos aislados que luego no sabemos muy bien qué hacer con
ellos.
P.
¿Pero sí que existe esa creencia popular de que se les exige menos a los
estudiantes de hoy en día que a los de antes?
R. Eso se suele decir como una impresión tomada al vuelo. Solo lo
podríamos saber comparando los currículos y los resultados de los estudiantes.
Cuando hablamos de contenidos, hablamos de un cambio de paradigma muy claro.
Uno era la escuela antigua que estaba centrada en el maestro, centrada en los
contenidos, en la obediencia y en la memoria y eso daba muy buenos resultados.
La escuela nueva va en otro lado, centrada en la actividad, en el alumno y en
la creatividad. Lo que hemos hecho mal es marcar las diferencias y no ver
que había que unificar los dos sistemas. ¿Sabían antes hacer más cosas de
memoria? Sin duda alguna. ¿Sabían hacer menos cosas con esos contenidos?
También es verdad.
El gran cambio se da cuando la educación secundaria, que es la
fundamental, se hace universal y hasta los dieciséis años. Esto somete al
sistema educativo a unas tensiones que no existían anteriormente. Cuando yo
estudié bachillerato estoy seguro que éramos mejores, pero porque la selección
se había hecho antes. Ten en cuenta que en esos años estudiaba muy poca gente
el bachillerato.
La educación obligatoria es la más complicada y por eso necesitamos
mejores profesores. Tenemos dos retos: educar a toda la población menor de
dieciséis años y hacer una educación de calidad. Estos dos objetivos son
contradictorios y son muy complicados de cumplir.
P.
¿Qué responsabilidad tienen los docentes en este proceso?
R. Todos los docentes, sea cual sea la ley, puede dar muy buenas clases.
Las dará con más facilidad y eficacia si todo el sistema es bueno. Aquello de
“yo no puedo dar buenas clases porque la ley no me ampara”, no es verdad. Todo
docente en sus clases puede dar muy buenas clases, al igual, todo centro
educativo puede ser un centro educativo de calidad a pesar de las leyes. El pensar
que todo se va a arreglar si cambia la ley o si cambian los currículos, por la
experiencia que tengo, y he visitado muchas escuelas, es que no es verdad. Con
las mismas leyes hay escuelas buenas, regulares y malas. Y no solo depende del
entorno, hay escuelas en entornos difíciles que son extraordinarias.
Los profesores no tenemos un sistema de formación de los docentes, eso
es verdad. Pero esto no implica que los docentes no deban formarse por su
cuenta. Cada uno debe intentar, en la medida de sus posibilidades, mejorar las
cosas.
P.
Sabe que algunos docentes, leyendo estas palabras, van a pesar en la
importancia del contexto…
R. Sin duda alguna. Es decir, cuando analizamos técnicamente el efecto
escuela, aquella responsabilidad en la que el éxito o en el fracaso educativo
se deba estrictamente a la misma no pasa del 40%. El otro 60% depende en primer
lugar de la procedencia socio económica y cultural del alumno y, en segundo
lugar, del ambiente en el que esos alumnos se educan.
Hay muchas cosas que están presionando en contra del sistema educativo.
Por ejemplo, las nuevas tecnologías. No las hemos incluido bien en la escuela,
ya nos lo ha dicho la OCDE, y tienen una presión fuera de ella tan sumamente
fuerte en la formación educativa, que no escolar, de los alumnos, que son un
problema.
La escuela tiene que compensar las deficiencias que nos vienen por
procedencia económica y la mejor solución que tenemos es que la edad de acceso
a la escuela sea cuanto antes, si puede ser el primer año, mejor. En segundo
lugar, darnos cuenta que, lo más sabio que hay en la educación es una frase que
me gusta mucho y es que “para educar a un niño hace falta toda la tribu.” La
más responsable es la escuela, por supuesto. Pero hace falta toda la tribu.
P.
Es decir, aquellos que piensan que la raíz del problema radica en el modelo,
están echando balones fuera, por así decirlo.
R. Sí, en parte sí. Vamos a ponerlo en dos niveles distintos. La calidad
de la escuela dentro del estado español difiere mucho de una comunidad a otra.
Este año ha mejorado mucho Galicia y hay otras que están muy atrás. Valencia
está en la zona intermedia, Madrid estaba mejor y ahora no. Todos tienen la
misma ley. El País Vasco bajó en el último PISA, estaban muy preocupados y
ahora están mejor. También depende mucho de cómo se gestione.
Hay algunas cosas que están mal del modelo. Por ejemplo, la Formación Profesional.
El País Vasco tiene una de las mejores formaciones profesionales del mundos,
por eso son un referente internacional.
P.
Pero, en estos resultados, en los de PISA, sí que ha pesado los hechos
históricos. El eje norte sur ha quedado muy marcado.
R. Sí, sí, esto pasa en muchas naciones y es un efecto muy curioso. El
déficit histórico ya debería empezar a diluirse, porque estamos en un estado de
las autonomías con muchas ayudas para aquellas que tenían ciertas deficiencias.
A día de hoy no podemos seguir diciendo que se arrastra una historia, aunque al
mismo tiempo se sigue arrastrando. Ahí sí que estamos haciendo algo mal.
Tenemos que distinguir entre la escolarización, el éxito o fracaso
escolar y otra cosa que es el éxito o fracaso educativo. Escolar es cuando los
objetivos de la escuela se cumplen. Un fracaso es el abandono escolar. En la educación
intervienen más factores, interviene la escuela, la familia, la sociedad… Desde
la escuela tenemos que pedir que ojalá se pudiera hacer una lista de los
deberes educativos de la sociedad: los deberes educativos de la familia, los
deberes educativos de los políticos, los deberes educativos de la cultura,
…Ojalá pudiéramos hacer una gran carta con los deberes educativos de una
nación.
P.
En general, se suele hablar mucho de potenciar el pensamiento crítico de los
alumnos, pero, ¿se trabaja este punto?
R. No. Estamos pasando una epidemia de decaimiento del pensamiento
crítico, por eso están creciendo las fake news, porque a nadie le importa ser
engañado.
P. Y
justo ahora es cuando se nombra más…
José Antonio Marina. Justo ha salido una campaña de las universidades
americanas advirtiendo como en sus universidades se está olvidando el
pensamiento crítico. Esto también parte porque los mismos rectores de algunas
universidades no quieren que sus alumnos se metan en problemas, que se
inquieten. Piensan que es mejor que solo estudien su especialidad. Esto es un
disparate.
Lo que tenemos que decir es que una democracia desarrollada necesita el
pensamiento crítico porque es lo único que le puede proteger de todos los
movimientos adoctrinadores, sus creencias o sus opiniones como sabemos que
están haciendo las redes sociales. Ante las presiones que están haciendo las
redes la única defensa es el pensamiento crítico. Una estructura peligrosa
desde el punto de vista educativo como es Twitter, da mucha influencia a
mensajes cortos que son perfectos para clic publicitarios, para
adoctrinamientos, para consignas, pero donde no caben los argumentos, porque
los argumentos son largos.
Esto no solo ocurre en gente joven, igual los adultos empiezan a tener
dificultades para leer un texto de cierta complejidad. Se hace más simple, más
elemental, más tosca toda nuestra convivencia. Los argumentos son largos y
aburridos y necesitamos esta especie de jaleo continuo. Así no hay posibilidad
de enlazar dos ideas. Esto no ocurre solo en España, ocurre en todas las
naciones desarrolladas. Estamos viviendo un colapso del pensamiento crítico.
P.
Sin embargo, cita mucho la palabra adoctrinar. ¿No cree que se utiliza esta
etiqueta contra el docente cuando se abre un poco fuera del currículo?
José Antonio Marina. Lo que pasa es que tenemos muchos ejemplos de que
los docentes sí que pueden adoctrinar. No están abriendo el currículo, sino que
lo están es cerrándolo. Lo que tienen que hacer es potenciar el pensamiento
crítico a través de su asignatura.
A mí lo que me interesa es que un proyecto de un curso escolar tiene que
ser un proyecto integrado en el que todas las asignaturas se supieran que están
colaborando en una misma tarea, entre ellas, a tener un pensamiento crítico.
¿Cómo no va a poder desarrollar el pensamiento crítico las matemáticas? Por
supuesto que sí. ¿Cómo puede hacerlo la historia? La historia es la asignatura
más vulnerable al adoctrinamiento, en esa hay que tener mucho cuidado porque
puede estar muy sesgada.
Ojalá tuviéramos unos docentes en la educación obligatoria sobre una
visión de los movimientos culturas, el arte y por supuesto, la filosofía, donde
los alumnos tengan la capacidad de comprenderlas. Cada una de las asignaturas
tiene dos funciones: enseñar los contenidos y enseñar a pensar críticamente.
P.
Apunta a la filosofía que últimamente ha sido muy atacada…
José Antonio Marina. Yo soy catedrático de Filosofía, hablo de lo mío y
bueno, muchas veces no hemos estado a la altura de las circunstancias. Cada
barco que aguante su vela, hemos hecho muchas tonterías. Hemos transmitido una
especie de escepticismo generalizado, una devaluación de la verdad pensando que
todo son opiniones, un cambio del estudio de la filosofía por Historia de la
Filosofía que son cosas distintas.
Deberíamos hacer lo mismo que el resto de profesores. Todos los
profesores tenemos que saber contestar a la pregunta que nos van a hacer los
alumnos: ¿y esto para qué sirve?
Cada uno de los alumnos debe saber por qué es importante aquello que
estamos estudiando. Tenemos que dar sentido a aquello que estamos enseñando, si
no lo hacemos, no debemos ser profesores.
P.
Al final, entiendo que todo puede tener un sentido pragmático.
R. La idea de la inteligencia no es conocer ni hacer ciencia, es dirigir
la conducta y dirigirla bien. Si haces política, hacer buena política. Si haces
ciencia, hacer buena ciencia. Pero siempre es para algo.
Muchas veces decimos, ¡qué importante es leer! Pero, habrá que leer para
algo. Leer nos permite pensar mejor, expresarnos mejor y también, como no, para
divertirnos. Estamos enseñando cosas que son importantes para sus vidas,
explícales para qué.
P.
Por último, ha apuntado una idea de reestructuración de contenido…
José Antonio Marina. Sí, en los dos últimos libros que he escrito,
“Biografía de la Humanidad” y “Historia visual de la Inteligencia» me he pasado
a la historia. En ellos se habla sobre la idea de cómo podríamos introducir de
nuevo el humanismo, aunque nadie dice cómo hay que hacerlo. Creo que estamos en
un momento en el que hay que introducirlo no aprendiendo un poco de aquello y
un poco de lo otro. No, habría que ver desde el principio cómo funciona la
inteligencia humana. La inteligencia humana ha hecho ciencia, ha creado
sentimientos, arte, religiones, cultura política… ¿Todo esto por qué lo ha
hecho?
Lo importante es saber por qué las matemáticas tienen tanta influencia
en nuestra vida, por qué nos hemos dedicado tanto a estudiarla. Por qué la inteligencia
ha aprovechado herramientas que tiene a su alrededor y le permiten pensar de
otra manera. Por ejemplo, cuando aparece el lenguaje nos permite pensar de una
manera distinta, cuando aparece la escritura, cuando aparece las notaciones
musicales o las notaciones algebraicas. Ahora aparece las tecnologías digitales
que también nos hacen pensar de una manera distinta.
Hay que ver cómo las diferentes culturas a lo largo de la historia se
han enfrentado a los mismos problemas, pero los han resuelto de forma
distintas. Tenemos que tener esa visión. Por eso tendríamos que incluir la
asignatura: “Ciencia de la evolución de las culturas”. Esto nos ayudaría a
comprendernos mejor.
P.
Esto daría pie al pensamiento crítico que citaba anteriormente.
R. Exactamente.
Por Yosoytuprofe
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