En Alemania, España o América Latina, la pandemia
de la violencia de género y su extremo, los feminicidios, ya precedían a la del
COVID-19. ¿Cómo se ha enfrentado hasta ahora esta “otra pandemia”?
Cada día, en Alemania, una mujer sufre un intento
de asesinato por parte de su pareja o expareja. Cada tres días,
lamentablemente, más de un agresor lo consigue. El problema se conoce desde
mucho antes de esta pandemia de coronavirus. Pero “no se está haciendo lo
suficiente” para proteger la vida de estas mujeres, afirmaba un reporte de la
cadena pública MDR en junio pasado.
¿Qué debería hacerse, además de reforzar líneas de
ayuda y servicios de asesoría y refugio que ya existen, aunque insuficientes?
En Alemania, como en la mayoría de los países europeos, falta prevención
sistemática y efectiva a nivel nacional, alertan expertas como la socióloga
Monika Schröttle, coordinadora del European Observatory on Femicide (EOF).
Según el EOF, la violencia contra las mujeres ha
aumentado en todo el mundo en tiempos de confinamiento. Hay países donde los
casos han llegado a triplicarse. En Alemania, algunos políticos locales
corrieron a alistar plazas de refugio temporal adicionales, por ejemplo, en
hoteles vacíos.
Pandemia antes de la pandemia
Ya desde antes de la pandemia, esta potencia
europea apenas disponía de datos sobre feminicidios que no fuesen cometidos por
parejas o exparejas, así como de asesinatos de mujeres trans o trabajadoras
sexuales. Falta, por tanto, información. Falta una red y mecanismos de
prevención del delito, para identificar y dar seguimiento a casos de alto
riesgo. Y faltan proyectos vecinales, o en instituciones educativas, enumeran
Schröttle y otras estudiosas y activistas a la prensa local.
Ya desde antes de la pandemia, Alemania apenas
disponía de datos sobre feminicidios que no fuesen cometidos por parejas o
exparejas. Ya desde antes de la pandemia, Alemania apenas disponía de datos
sobre feminicidios que no fuesen cometidos por parejas o exparejas.
En España, el observatorio y portal de información
y periodismo de datos con perspectiva de género feminicidios.net ha registrado
ya 51 “feminicidios y otros asesinatos de mujeres” este 2020. De ellos, 42 en
el primer semestre. En 2019, los casos ascendieron en total a 99. El
observatorio incluye “feminicidios íntimos”, “familiares”, “infantiles”, “por
prostitución”, “por robo” y “por violencia comunitaria”, además de casos “sin
datos suficientes”.
Pero, “al menos en España, un problema precisamente
son los datos de personas fallecidas durante esta pandemia. Y en el cribado de
esos datos tenemos que incluir los que corresponden a feminicidios. El gobierno
no está siendo todo lo claro que debería. Precisamente uno de los problemas
importantes es cómo se cuentan las muertes ocurridas durante estos meses. Eso
está siendo objeto de polémica”, comenta a DW Chaime Marcuello, uno de los
coordinadores del EOF en el país.
Al otro lado del Atlántico, entretanto, “aún no
tenemos datos sistematizados sobre el impacto de la pandemia y las medidas de
confinamiento en los femicidios o feminicidios, que nos permitan llegar a
conclusiones sobre tendencias o hacer comparaciones regionales”, explica a DW
Yeliz Osman, de la oficina regional de ONU Mujeres para América Latina y el
Caribe.
“Lo que sí sabemos es que las cifras ya eran de
niveles pandémicos antes de la crisis porque el problema de la violencia contra
las mujeres no es debido a COVID-19, sino por la desigualdad y discriminación
de género, así como las masculinidades nocivas aún vigentes en nuestras
sociedades”, insiste la experta.
Los últimos datos que registra el Observatorio de
Igualdad de Género de la CEPAL se remontan a 2018 o, incluso, 2017.Los últimos
datos que registra el Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL se
remontan a 2018 o, incluso, 2017.
México: recortes, pese a más feminicidios
En el caso concreto de México, sin embargo, sí hay
datos que apuntan a un incremento en los feminicidios, confirman Osman y sus
colegas de ONU Mujeres México, apoyados en datos del Sistema Nacional de
Seguridad Pública. 1.932 mujeres han sido asesinadas entre enero y junio de
2020 -más de 10 cada día, o una cada menos de 2 horas y media-, si se suman
presuntas víctimas de homicidios dolosos y feminicidios. Y esto representa un
aumento de casi un 5% respecto a las 1.842 víctimas de ese mismo período en
2019.
En este marco, el número específico de presuntas
víctimas de feminicidio aumentó en un 9.2%: pasó de 448 de enero a junio de
2019, a 489 en igual período de 2020, confirma ONU Mujeres, de acuerdo con los
datos oficiales mexicanos. Vale aclarar que, en México, la tipificación del
delito de feminicidio incluye “privar de la vida a una mujer, por razones de
género”, independientemente de la relación de la víctima con su agresor.
No obstante, el presidente Andrés Manuel López
Obrador ha minimizado estas cifras. “Las mujeres mexicanas nunca han estado tan
protegidas como ahora”, ha dicho AMLO a periodistas, mientras el Instituto
Nacional de las Mujeres enfrenta un recorte del 75% de su presupuesto y se
habla de retirar la financiación a los refugios de mujeres gestionados por ONG,
como parte del programa de austeridad del Gobierno frente a la pandemia.
Confinadas con su agresor
Obviamente, la pandemia ha generado “riesgos
adicionales para mujeres víctimas-sobrevivientes de violencia de género”,
reconoce la experta de ONU Mujeres. Servicios esenciales de justicia, salud y
servicios sociales han sido interrumpidos. Y el hecho de que las autoridades se
concentren en hacer frente a la crisis y hacer cumplir medidas de
distanciamiento social, “puede generar mayor impunidad para los perpetradores
y, al mismo tiempo, puede resultar en un aumento en la severidad y en la
frecuencia de la violencia contra las mujeres”, advierte.
Esta es, justamente, una de las conclusiones a las
que ha llegado “La pandemia invisible”, una investigación colaborativa y
trasnacional, en 21 países de habla hispana y Brasil, con apoyo de medios de
Nicaragua (La Lupa), México (Expediente Político), EE. UU. (Te lo cuento News),
Guatemala (La Cuerda), Venezuela (La Tribuna de Todos) y El Salvador (La
Brújula): quedarse en casa no solo aumentó el riesgo de sufrir violencia, sino
que se expresó en “un incremento de los niveles de crueldad y letalidad por
parte del agresor contra las mujeres”.
En Perú, durante los dos primeros meses de
cuarentena nacional, decretada el16 de marzo, se registraron 12 feminicidios y 26 tentativas
de feminicidio, según la Defensoría del Pueblo. Sin embargo, durante los tres meses y medio que
duró la cuarentena, hasta el 30 de junio, 915 mujeres desaparecieron. Un dato
significativo si se toma en cuenta que Perú registró 166 feminicidios en 2019,
y una décima parte de ellos fueron primero catalogados como desapariciones.
En Argentina, 92 mujeres fueron asesinadas en
cuatro meses de confinamiento desde el 20 de marzo, reporta el observatorio La Casa del Encuentro.
En Paraguay, en lo que va de año, el Observatorio del Ministerio de la Mujer ha registrado 16 feminicidios, aunque la Fiscalía contabiliza, hasta la segunda semana de julio, 18 causas de feminicidios
y un total de 21 víctimas.
Bolivia cerró el primer semestre del año con 59 feminicidios,
luego de que las mujeres permanecieran al menos tres de esos meses en sus hogares por la cuarentena.
La cifra fue menor que la registrada en similar período de 2019, cuando estos
asesinatos de mujeres llegaron a 65, un tope que ya se ha alcanzado, sin
embargo, en este mes de julio, según registros de la Fiscalía.
Encerradas con el agresor: violencia de género en Bolivia
Una parte importante de estos feminicidios, en las
condiciones de aislamiento, ha ocurrido a manos de familiares, parejas o
personas cercanas, convivientes con las mujeres. “Se ha continuado verificando
que los hogares son o pueden ser un lugar inseguro” para ellas; que son
necesarias políticas específicas para afrontar, como problema público, la
violencia contra las mujeres, los niños y las niñas en los hogares, comenta a
DW la académica y activista feminista Ailynn Torres Santana, radicada entre La
Habana y Quito.
“Otra pandemia”
En esta situación, no siempre han aumentado las
denuncias, porque también las mujeres están en peores condiciones para
hacerlas, para salir de sus casas, aclara. Lo que sí tiende a haber en todos
los países es “un aumento en las llamadas de auxilio, o en las consultas a las
líneas institucionales dedicadas a este asunto”, precisa Torres Santana.
Esta psicóloga, comunicadora e investigadora social
llama a prestar atención, además, a indicadores de aumento de la violencia
contra mujeres en el espacio público: especialmente contra trabajadoras
informales (sector donde ellas son mayoría en América Latina) y contra
trabajadoras de los llamados “servicios esenciales”.
“En una cuarentena que se supuso un beneficio
general, muchas mujeres se encontraron solas, o con niños y niñas, encerradas
con su agresor”, resume “Violentadas en cuarentena”. Esta otra investigación
colaborativa de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas de Distintas
Latitudes y la comunidad global de mujeres en medios de comunicación Chicas Poderosas
da cuenta también de las acciones estatales para enfrentar la violencia contra
las mujeres por razones de género durante la cuarentena por COVID-19, en 19
países de América Latina.
¿Qué hacer?
“En la región, hemos visto algunas buenas prácticas
o prácticas promisorias. Por ejemplo, en Argentina y Uruguay se están
prorrogando automáticamente las medidas cautelares para víctimas de violencia
de género que vencieron o que vencerán dentro del periodo de la cuarentena”,
ilustra la experta de ONU Mujeres.
Los distintos países reaccionaron “en el marco de
sus legislaciones”, y no todas contemplan la violencia contra la mujer o el
concepto de género, subraya “Violentadas en cuarentena”. Entre los que aún no
cuentan con legislación específica ni línea telefónica nacional de ayuda para
estos temas, destaca Cuba.
Sin embargo, la isla acaba de anunciar un paso en
el tratamiento gubernamental más sistemático al tema: la aprobación de una guía
para implementar una línea de atención telefónica específica para casos de
violencia de género, señala Torres Santana. Según la corresponsalía de IPS en
Cuba, la isla ha registrado al menos siete feminicidios en 2020, cinco desde el
inicio de las medidas de aislamiento.
En algunos países, se han generado alianzas con
hoteles para brindar espacios gratuitos a mujeres víctimas-sobrevivientes y sus
hijas e hijos, cuando no hay acceso a refugios o casas de acogida. “En Chile,
Argentina, Colombia entre otros, se han puesto en marcha canales alternativos
para realizar
denuncias o reportes de violencia por ejemplo a
través de WhatsApp, o en farmacias o supermercados.
Y en múltiples países se han implementado campañas
para generar conciencia y difundir información y números telefónicos sobre los
servicios de atención”, destaca Yeliz Osman, desde ONU Mujeres.
Sin embargo, para evitar el aumento de feminicidios
y otras formas de violencia contra las mujeres se requieren estrategias
integrales de mediano y largo plazo enfocadas en la prevención y acompañadas
por una inversión adecuada, advierten expertas de todas las latitudes.
De ahí que ONU Mujeres insista en el llamado a
todos los actores a priorizar la prevención, atención y sanción de la violencia
contra las mujeres y niñas. ¿Cómo? Desde Panamá, Osman enumera estrategias a
DW:
Garantizar el acceso a servicios esenciales de
atención (de justicia, salud, psicosociales y asesoría legal). Trabajar
estrechamente con organizaciones de la sociedad civil y redes de mujeres
defensoras de derechos humanos, y fortalecer sus capacidades y recursos.
Generar tolerancia cero hacia la violencia contra las mujeres, asegurando que
los servicios policiales y judiciales prioricen su atención y sanción.
Involucrar a la comunidad. Aumentar la inversión en la prevención a través de
programas de educación, campañas públicas, programas para empoderar a las
mujeres y niñas y programas que buscan transformar las masculinidades nocivas o
las normas sociales que fomentan o toleran la violencia contra las mujeres y
niñas.
Fuente: https://www.elmostrador.cl/braga/2020/07/30/covid-19-que-ha-hecho-america-latina-para-evitar-mas-feminicidios/
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