En la vida tenemos episodios que marcan nuestra historia cronológica con un “antes de” y un “después de”. Hoy nos encontramos en uno de ellos, en un punto de quiebre llamado pandemia, enfrentándonos a miedos e incertidumbres que no teníamos contemplados. Sin duda, el coletazo más grande en esta crisis sanitaria es una crisis social basada en la corrupción. Los estragos son enormes: la corrupción nos daña, nos decepciona y quita fuerzas.
Antonio Escohotado, filósofo, jurista y educador
español, dice que un país es rico porque tiene educación, porque las
muestras de respeto entre las personas son infinitas. La pregunta es:
¿Ecuador es un país educado? La respuesta, lastimosamente, es no. Ecuador
sufre de una pandemia lacerante, que es la corrupción, y la
única manera de extirparla es desde la raíz, con la familia y
la escuela como aliados estratégicos.
El sistema educativo debe tener un enfoque cívico
y ético, y reforzar los valores como eje transversal de un currículo
sólido. Nos encontramos frente a una cultura inmediatista, que mide el éxito
basado en el dinero, que quiere causar impacto rápido. Cabe hacer una
pausa y recordar que todo lo transformador y perdurable se da con
perseverancia, paciencia y disciplina, habilidades que son urgentes en
estos momentos.
Es responsabilidad de los educadores, tanto desde
el hogar como desde la escuela, que las nuevas generaciones vengan
cargadas de valores. No tenemos otra opción. Puede tomar décadas, pero el
cambio debe empezar ya. Cada día que pasa es un día menos en esta lucha
histórica.
Hubo un “antes de” y habrá un “después de” en
esta pandemia. Pero lo importante es el “durante”. Algo rescatable es que
la familia ha vuelto a ser protagonista de la educación de sus hijos; que
sea entonces el eje de formación en valores porque no hay mayor lección que
el ejemplo. De esta manera, podremos hablar de educación en todo su
potencial, rebelándonos ante la corrupción como un pueblo educado. Como lo
menciona Escohotado, nos habremos transformado solo cuando aquel que pueda
robar, no lo haga. Porque la corrupción es la pandemia, y la educación es
la vacuna.
Por: Alegría Crespo/vistazo.com
Fuente:
https://www.vistazo.com/seccion/la-corrupcion-es-la-pandemia-la-educacion-es-la-vacuna
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