viernes, 22 de julio de 2016

MERCANTILISMO O EDUCACIÓN

Fuera de los que elaboraron y enviaron (Gobierno neo-mayorista, ¿cuántos?) el proyecto de ley sobre educación superior, nadie está de acuerdo con el. ¿Cómo puede suceder algo así? La respuesta es simple, no se consultó a los principales afectados y constructores de la educación superior, es decir, a los académicos y por ende a los expertos, los académicos o si se consultó a algunos no se les hizo caso y el proyecto terminó siendo una componenda de posiciones políticas con el fin de mantener el mercantilismo de la educación en Chile.

El documento tiene 160 páginas, 202 artículos permanentes y 60 artículos transitorios. No hay conceptos matrices, hilos conductores que señalen para dónde, algunos del Gobierno quieren llevar a la ES. No hay conceptos de educación, academia, extensión universitaria, calidad de educación. Dice en su primer párrafo.
“I. Antecedentes 1. La Reforma Educacional en marcha. En las últimas décadas, Chile ha conseguido importantes logros en materia educativa, tales como, altos niveles de cobertura en todos sus niveles e inversión en infraestructura y equipamiento. Dichos logros son una parte de la tarea cumplida como país”.
De acuerdo a este párrafo, se espera avance en calidad (no definida), y los que sabemos (por autoría) de educación universitaria vemos que cada vez llegan los estudiantes peor preparados a tal punto que necesitan nivelación.
Como la educación es en sí más mala, la cobertura mayor en vez de ser un orgullo es una vergüenza: la infraestructura mejor con calidad peor, constituye un escándalo. Vemos realmente que el nivel a lo más se ha mantenido, con el sistema general de la ES desacreditado en un alto porcentaje, y la acreditación se realiza con un instrumento insuficiente, no basado en la calidad académica.
La universidad, que es academia o no es universidad, es una forma de ser de la humanidad, muy probablemente pre-humana y no se va a inventar en Chile.
La Universidad es la forma de cultura comunitaria más elevada en sus aspectos intelectuales, éticos, estéticos y espirituales. El mercantilismo actual define a la universidad como la gestión en actividades “rotulables” como “educación” que rinden ganancias monetarias suculentas. El diálogo entre ambas posiciones contradictorias es imposible.
Las altas especulaciones estéticas, éticas, intelectuales y espirituales, actividades que requieren del “ocio” mental humano siempre estarán desfinanciadas, porque los académicos que las realizan necesitan vivir y su vida, al menos debe pagarla alguien. La universidad siempre va a pérdida monetaria.
La imposición que la Dictadura-cívico-militar-mercantilista-neoliberal hizo de “universidad autofinanciable” o incluso “productora de ganancias económicas” o “negocio” fue pensada, intencionada y dirigida a destruir la universidad en Chile. Una universidad que se autofinancia o que rinde ganancias no es universidad.
La universidad cuyo fundamento es el “ocio mental”, es decir el pensamiento (y muchas otras funciones psíquicas) libre, creativo, autónomo es contradictorio con el pensamiento “condicionado o esclavizado” a obtener un rédito económico u otro o “neg-ocio”. La universidad (y toda la educación) o es “ocio” o es (con exclusividad) “negocio” no hay pie para soluciones intermedias o sincréticas, porque son intencionalidades vectoriales ortogonales y contradictorias de la acción humana.
Pre-humana, porque ya Neanderthal (especie actualmente demostrada como distinta a sapiens y no su precursora) adorna con flores sus ordenados entierros rituales (estética litúrgica) con la evidente creencia de un más allá viviente (espiritualidad), demostrando su finura estética-espiritual, académica-universitaria ¿Tenía cátedras de maestros y discípulos de estética litúrgica? Sí, no cabe la menor duda, el diseño floral es mantenido, luego se aprendía en alguna parte.
También tiene pinturas en sus entierros (estética plástica) y deposita sus muertos en posiciones precisas en relación a los puntos cardinales (intelectualidad geográfica mística). Lástima que no tengamos registros auditivos para saber si acompañaba con música sus entierros. La música es un componente imprescindible de la academia y de la universidad.
Las leyes de la Dictadura y de los gobiernos democráticos consideraron a toda la estética (artes), intelectualidad (filosofía, ciencia) y ética (ética, moral, justicia y derecho en su parte filosófica) como prescindible en, o más bien contradictoria con la educación superior porque no generan ingresos suculentos.
Estas leyes (LOCE incluida) prohíben en Chile que facultades de Ciencias, Filosofía, Humanidades, Artes, Sociología, Antropología y muchas otras afines sean universidades. El odio contra la música fue monstruoso.
El Golpe Militar sorprende al musicólogo, profesor de actuación y director de teatro y televisión (que también dominaba el canto litúrgico gregoriano) Víctor Jara Martínez realizando actividades académicas en la Universidad Técnica del Estado. Preparaba televisivos contra el fascismo, es detenido torturado se le destruyen las manos y se lo asesina de 44 tiros.
En su encierro en el Estadio Chile escribe, “Somos cinco mil, en esta pequeña parte de la ciudad. Somos cinco mil…¡Cuánta humanidad con hambre, frío, pánico, dolor, presión moral, terror y locura!”
En La Serena la “Caravana de la Muerte” detiene, tortura y asesina al Director de la Orquesta Sinfónica y fundador de las orquestas sinfónicas infantiles en Chile, Jorge Peña Hen y desbarata totalmente a esa orquesta. Nunca los gobiernos democráticos han reparado estos daños y devuelto a la estética su lugar en la universidad.
No soy rencoroso ni vengativo. Mi madre me enseñó la “Elegía a los niños muertos” en la Guerra Civil Española, de García Lorca “…sobre quienes los mataron, caigan mil años de sombra”.


Por: Carlos Valenzuela
Tomado de: http://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/mercantilismo-o-educacion/2016-07-18/162033.html


jueves, 21 de julio de 2016

Modelo usamericano de propaganda

Una escuela crítica no permanece indiferente ante lo que sucede en el mundo ¿Cuál es el modelo de propaganda que circula en los grandes medios? ¿Qué efectos pretende producir?


Ningún parecido de la propaganda nazi con la actual de Washington es casual. Tras la Segunda Guerra Mundial, la CIA, el Departamento de Estado y el Servicio de Inteligencia Militar contrataron a miles de criminales de guerra nazis y sus colaboradores expertos en propaganda, guerra psicológica y armas avanzadas. Los gobernantes estadounidenses esperaban obtener así ventaja en la lucha contra la URSS. El resultado fue la contaminación de toda la propaganda yanqui con los valores, conceptos y lenguaje de estos expertos.

Con la mundialización introducida por el capitalismo tras el derrumbe del campo socialista a comienzos de la década de los 90, también se han mundializado las técnicas del dominio de las conciencias. Incluso se han perfeccionado con el tiempo. Si los nazis aprovecharon los principios del ecumenismo de la Iglesia para desarrollar su propaganda totalitaria, hoy día es el mismo fundamentalismo yanqui el que se ha instalado en la Administración de Washington, en perfecta connivencia y cooperación con el capitalismo más salvaje que imaginarse pueda. El síndrome nazi no sólo está donde se pintan cruces gamadas. Es un complejo de hacerse valer, de temores burgueses, de desprecio humano.

Si Hitler aprovechó los servicios de la cineasta Leni Riefenstal, Bush dispone de los expertos venales de Hollywood. Basta con echar un ligero vistazo a la escenificación de sus apariencias públicas, por ejemplo. Así, mientras su país se hallaba en guerra y el mundo apenas empezaba a recuperarse del desastre del tsunami, La señora Laura Bush se gastó 40 millones de dólares en diez fiestas para celebrar la inauguración del segundo mandato de su marido. A quienes cuestionaron semejante extravagancia les respondió que eso formaba parte del ritual de su gobierno.

La agitación de los sentimientos patrióticos mediante el símbolo nacional se ha exarcebado tras los atentados del 11-S en Nueva York y Washington, la declaración de guerra al terrorismo y la introducción de la Ley Patriótica. Así, por ejemplo, los grandes almacenes Wal-Mart, conocidos por la explotación de sus empleados, declararon que en los tres días posteriores a los atentados vendieron 450 mil unidades de la bandera nacional y que muchas de sus sucursales agotaron sus existencias. Otros grandes almacenes, K-Mart, vendieron 200 mil. Eso frente a las 26 mil vendidas en el mes de septiembre del año anterior. Ambas cadenas dicen que los artículos más vendidos son los que ostentan los colores rojo, azul y blanco, esto es, los de la enseña nacional. El más vendido de todos, una sudadera con la bandera usamericana y la inscripción United We Stand.

La bandera, símbolo patriótico por excelencia, se sacraliza hasta el punto de que es contrario a la ley que toque el suelo o que ondee con mal tiempo. Pero no va contra la ley que las personas sin techo duerman en el suelo aunque llueva. En la escuela, todas las mañanas los niños tienen que jurar lealtad a la bandera, como el “Cara al Sol” en las escuelas españolas durante la dictadura franquista. Pero nadie jura lealtad a la justicia y a la paz.

Edward S. Herman y Noam Chomsky han analizado el modelo de propaganda usaco en su libro Manufacturing Consent. Su análisis se centra en los efectos que el sistema económico imperante tiene en los medios de comunicación. Los componentes básicos de este modelo o “filtros” como ellos los llaman, son, entre otros, los siguientes:
1) El tamaño, la concentración de la propiedad  y la orientación al beneficio privado de las principales empresas de comunicación.
2) La publicidad comercial como principal  fuente de ingresos de los medios.
3) La dependencia de los medios respecto  de la información proporcionada por el gobierno y el mundo de los negocios y los “expertos” como fuentes.
4) La “inculpación” como instrumento para  disciplinar a los medios.
5) El “anticomunismo”, que, una vez desaparecida la URSS, se ha sustituido por el “terrorismo”.

Según estos autores, estos “filtros” fijan las premisas del discurso y la interpretación. La propaganda usamericana ha utilizado, con bastante éxito, por cierto, siete subterfugios, siete axiomas torticeros.

El gigante dormido. EEUU se considera a sí mismo un gigante bonachón cuya tranquilidad se ve alterada de vez en cuando por un ataque avieso. De ahí que nadie pueda culpar al gigante de sus reacciones una vez despierto. El Maine, Pearl Harbour, el ataque de unas patrulleras nordvietnamitas a la flota usamericana en el Golfo den Tonking (desmentido un año más tarde por el propio presidente Lyndon B. Johnson), el 11-S, las armas masivas de Sadam, etc.

Las guerras buenas.
Se trata de un concepto diseñado para sentirse bien. Los libros de historia y los medios de comunicación hablan en términos hiperbólicos de la bondad innata de los EEUU. Se programan así las conciencias para aceptar las invasiones de sus tropas en un pequeño país del Tercer Mundo. Sus acciones están justificadas, aunque a veces hay que cometer actos violentos para impedir que los realicen otros: Granada, Panamá, Iraq, Yugoslavia, Somalia, Líbano, etc.

EEUU versus ellos. Se trata de pintar a todos los enemigos como terroristas, salvajes, malvados, comunistas, ateos, etc. Se alimentan así los peores miedos: ¡que vienen los rusos!, los “pijamas negros”, los islamistas... La propaganda usamericana demoniza así a mucha gente, desde los habitantes originarios de Norteamérica hasta los iraquíes, palestinos y libaneses que están muriendo mientras se redactan estas líneas.

Apoyo incondicional a las tropas. Los estadounidenses se crían viendo películas de guerra, jugando con armas de fuego, rodeados de monumentos bélicos, entrenados en el respeto y temor a los uniformes. Presencian la demonización de quienes se oponen a la guerra. Los medios rezuman fervor militarista. Aceptan que los impuestos financien las guerras y la propaganda bélica. Una vez iniciadas las intervenciones, todos tras las fuerzas armadas hasta la victoria final: My country right or wrong. Todo ello fomentado por la industria del reclamo, como se demostró claramente en la primera Guerra del Golfo.

El demonio nos obligó a hacerlo.
A veces, los buenos se ven forzados a cometer pequeños actos impropios en aras de la libertad y la democracia. “Yo también cometí el mismo tipo de atrocidades que los demás soldados” —confesó en 1971 el último candidato a la presidencia—. “Participé en misiones de búsqueda y destrucción, en la quema de aldeas”. (Meet the Press, 18 de abril de 1971).

Los tres meses que duró la “litle wonderful war” hispanonorteamericana es lo que se les enseña a los niños en las escuelas. Pero no les enseñan su peor consecuencia: la guerra de Filipinas, iniciada con el presidente McKinley en 1889 y mantenida hasta 1910, con una proporción de víctimas semejante a la de Vietnam. El presidente McKinley declaró que se había arrodillado “ante Dios Todopoderoso pidiéndole luz y guía para salvar, civilizar y cristianizar a los filipinos”, tras lo cual pudo dormir en paz.

Golpes quirúrgicos.
Las intenciones son buenas y las bombas inteligentes. Esas armas que cuestan miles de millones pueden distinguir entre buenos y malos, entre culpables e inocentes. Cegados por la fe en su superioridad moral y tecnológica, hinchan las cifras de sus éxitos militares hasta extremos absurdos. Así, durante la guerra de Vietnam el periódico neoyorquino The Guardian se entretenía en ir sumando el número diario de bajas que las tropas yanquis infringían a los vietnamitas, hasta que llegó el momento en que se superó el número de habitantes. Pero debían resucitar porque terminaron por echar a los yanquis de su país.

Durante los 78 días de bombardeos contra Yugoslavia, el mismo modelo de información. El secretario de Defensa, William Cohen, declaró: “Hemos destruido más del 50 % de su artillería y una tercera parte de sus vehículos acorazados”. Pero el informe publicado un año más tarde por las Fuerzas Aéreas era muy distinto.

Sólo los perdedores cometen crímenes de guerra.
Al llevar a los vencidos ante los tribunales, los vencedores imprimen a sus acciones un sello moral de aprobación. Las criaturas que miran llenas de odio tras los barrotes confirman que el fin justifica los medios.

Ya lo dijo Hermann Goering en Nuremberg: “Los vencedores serán siempre los jueces, los vencidos los acusados”.

¿Y qué pasa con Dresde, Hiroshima, Faluya, Sabra, Chatila, Qana? Este trabajo se centra precisamente en los aspectos de esta influencia intoxicadora y perversa sobre el discurso, a fin de manipular las conciencias y llevarlas a una interpretación falsa, de los acontecimientos y de la realidad.



Extraído de
La Intoxicación Lingüística
El uso perverso de la lengua
Vicente Romano
Colección TILDE



lunes, 18 de julio de 2016

Dominio del tiempo

Una escuela crítica debe sacar a luz todos los aspectos de nuestra vida, en especial a los que permiten mejorar la convivencia ¿Qué significa “tiempo libre”? ¿Qué sentido tiene?



El dominio del tiempo se manifiesta también como necesidad imperiosa para el siglo XXI. Entre las numerosas coacciones a las que está sometido el ser humano se cuenta también la del tiempo. ¿Quién no se queja hoy de la falta de tiempo, de lo que le gustaría hacer si tuviera tiempo, es decir, si el tiempo fuera suyo? Una de las paradojas de la sociedad industrial desarrollada, o postindustrial, como también se dice, consiste precisamente en que a medida que se ha reducido la jornada laboral, el tiempo de trabajo, parece que la gente tiene menos tiempo libre, esto es, menos tiempo de libre disposición para hacer lo que le gustaría. De ahí que el dominio del tiempo constituya hoy día parte esencial de todo proyecto emancipador, de todo proyecto político que pretenda transformar las actuales condiciones de vida y de trabajo en el sentido de mejorar la calidad de vida de todos y no sólo de una minoría. Cualquier ideal de progreso, o sea, de perfeccionamiento de la organización social, debe, por tanto, tomar en consideración la valoración del tiempo, o mejor dicho, de los diferentes tiempos.

La conciencia de las necesidades humanas exige también prestar atención al modo de vida como instrumento de la lucha ideológica. Para las grandes masas de la población, el modo de vida actual está marcado por la relación recíproca entre trabajo y descanso, o sea, entre producción y reproducción. Se da como elemento sustancial una radical separación entre tiempo de trabajo y tiempo libre.

Desde una perspectiva tradicional, muy arraigada en la conciencia de las masas, se considera tiempo libre el que queda a diario después de descontar la jornada de trabajo y el tiempo dedicado al descanso, restauración de fuerzas y reproducción social, o tiempo de mantenimiento. A este planteamiento tradicional habría que hacerle una primera matización.

La cantidad de tiempo libre no es igual para todos, es una función del género y de la clase social. Ahora bien, esta variación de disponibilidades no es un problema estrictamente cuantitativo, sino que también interviene en calidad y forma de empleo, que guardan también una relación directa con los ingresos y el nivel de educación, que es a su vez función de esos ingresos. Por lo tanto, estos aspectos cualitativos están, asimismo, estrechamente relacionados con la clase social de pertenencia.

Ahora bien, la matización clasista indicada no es suficiente. Hay que ir más lejos, hasta poner en cuestión la propia definición y preguntarse si existe realmente tiempo libre, no en una u otra minoría (elites económicas y/o culturales), sino en la mayoría de la población.

Desde luego, aceptando la definición tradicional, es más que evidente que el tiempo libre existe para todos, si bien con mayor o menor extensión y cubierto de forma diferente. Pero si se parte de una concepción más precisa, que vea en el tiempo libre aquel que está bajo dominio y control propios, por oposición al tiempo de trabajo (organizado por el empresario, privado o estatal), al tiempo de mantenimiento, indispensable para cubrir el anterior y que, dentro de ciertos límites, no puede ser modificado, y la parte de tiempo de ocio que forma parte de la definición dada de tiempo libre y que es organizada y manipulada por otros en beneficio suyo, sin apenas posibilidades reales de participación, entonces resulta absolutamente legítimo preguntarse si existe realmente tiempo libre (al menos para una gran parte de los miembros de la sociedad, encabezada especialmente por las mujeres).

La mencionada separación radical entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio, en el tiempo, en el espacio y en la conciencia, lleva a una dicotomía que, al plantear la cuestión en términos de opuestos no conciliables y no en términos de polos de una realidad única en tensión dialéctica, es aberrante y limitativa. Las actividades del ser humano, múltiples en un ente que no tiene que ser reducido a la unidimensionalidad, no aparecen en forma complementaria y dirigida al desarrollo máximo y equilibrado de sus capacidades (de ocio y de trabajo, ambos creadores), sino como contrapuestas, cerradas y en absoluto relacionadas.

A su vez, esta situación empuja lógicamente a una escisión dentro del propio individuo, creándose en su interior unas pautas culturales para el trabajo y otras, completamente distintas, para el asueto. En realidad, el tiempo libre se presenta como liberación (en teoría, claro está) del trabajo, mientras que, consecuentemente, el tiempo de trabajo se ve como maldición (incluso como maldición bíblica).

Pero si se mira más de cerca y se observa en qué actividades o cómo ocupa su tiempo libre la inmensa mayoría de la población trabajadora y sus familias, resulta que también está lleno de coacciones, de determinaciones ajenas, de angustias, en suma, de la inseguridad social que caracteriza a los asalariados y a las amas de casa. Reparación del coche, lavado y cosido de la ropa, cuidado de los niños, mantenimiento de la vivienda, etc., son actividades efectuadas durante el tiempo libre y destinadas a conservar el nivel de vida y a sobrevivir. El tiempo libre no sólo es cada vez más pobre y limitado, sino que también sigue dominado por el capital, o por quienes dominan lo que eufemísticamente se llama “sociedad libre de mercado”. Si, además, se tiene en cuenta que las horas que quedan libres se pasan mayoritariamente ante el televisor, se tendrá un cuadro más preciso de esta pobreza espiritual. Desaparece así la dicotomía entre tiempo de trabajo y tiempo libre, pues también éste es tiempo alienado, de otros, dominado por otros, y no tiempo propio, autodeterminado. Desde una perspectiva emancipadora, sólo acabando con esta doble alienación será posible acabar con la escisión a nivel social y a nivel interno del individuo, y comenzar a sentar las bases materiales y espirituales para la autorrealización plena, ni escindida ni alienada, del género humano.

Parece como si el desarrollo de las nuevas tecnologías vaya a convertir en realidad el “derecho a la pereza”, título del libro de Paul Lafargue, escrito hace ya más de un siglo y recuperado ahora ante las posibilidades emancipadoras que ofrecen esas nuevas tecnologías.

El desarrollo multilateral y armónico de la personalidad no sólo exige la apropiación del tiempo de trabajo, sino también una cantidad de tiempo libre socialmente necesario. Un cambio en el empleo del tiempo pasa, finalmente, por una definición de la cultura
a partir de la práctica de las masas y de un nuevo concepto del ser humano. Habría que crear una cultura cotidiana en la que el tiempo fuese propio y no alienado y alienante, de otros, de los pocos que se enriquecen con las carencias de los muchos. Crear una nueva cultura significa ante todo liberar el potencial creador y organizativo de las masas, empezando por devolverles el habla, hacer que el pueblo (el populicus, público) sea el protagonista activo y no el consumidor y (“pagano”) pasivo. Si la cultura enriquecedora ha sido y es prerrogativa de una minoría de “conocedores”, habría que “ampliar el círculo de conocedores”, como decía Brecht, cuyo centenario se celebra este año. Y para todo esto, el dominio del tiempo parece requisito imprescindible en la visión humanista del siglo XXI.

Finalmente, el desarrollo tecnológico vivido en el siglo XX está llevando a plantearse la cuestión de si es socialmente conveniente todo lo que es tecnológicamente posible. La actual glorificación de las nuevas tecnologías, a las que se califica incluso de “inteligentes”, como si los seres humanos estuvieran de sobra, no es nada nuevo. El fascismo y el nazismo las ensalzaron en su momento (recuérdese a Marinetti) y las aplicaron hasta donde pudieron. Aunque no precisamente para fomentar el progreso social, humano, sino para la deshumanización.

Conviene, pues, hacer una reevaluación de los conceptos de desarrollo y progreso para el siglo XXI. La idea del progreso es indudablemente uno de los lo gros más viejos de la burguesía. Si no se entiende únicamente como mera acumulación de medios técnicos, el progreso significa también superación de prejuicios, producción de juicio crítico, aumento de la emancipación, extensión de la autodeterminación en menoscabo de la heterodeterminación, en suma, de la libertad del ser humano. Es evidente que no se trata entonces de un continuo proceso en ascenso y hacia adelante, sino que avanza en zigzag. Progreso y regreso, avances y vuelta de lo viejo, son los aspectos condicionantes de una cultura que parece haber perdido la capacidad de descubrir y supe rar sus propias contradicciones. El verdadero progreso parece consistir hoy en la conservación de lo viejo, olvidado y desplazado, de una naturaleza no mutilada, de la dignidad humana, de la participación.

Frente al pesimismo y escepticismo que dominan hoy la esfera intelectual y que niegan el progreso social (fin de la historia, de las ideologías, de la utopía, etc.), no cabe duda de que si se mide éste por el criterio del perfeccionamiento de la organización social, aún queda mucho camino por recorrer. Dado que la sociedad persigue la consecución de bienes para sus miembros, a primera vista podría tomarse como índice de su progreso la eficacia de la organización social productiva y medida por la capacidad social de obtener bienes per cápita. Pero es un criterio estático, que no habla de cómo se obtienen los bienes ni se refiere al modo de producirse el progreso.

Ante la creciente complejización y dinamización de la sociedad, ante la creciente sucesión y densidad de los acontecimientos, la acelerada masificación de los medios de in formación y de los transportes hace que el aluvión de estímulos sociales afecte a un número rápidamente creciente de personas y, a este respecto, la humanidad parece uniformarse con rapidez. Si, irreflexivamente, se pensara que la abundancia de estímulos sociales que inciden sobre las personas ofrece un índice significativo del progreso de su acción y experiencia individual, uno podría sentirse inclinado a aceptar que la organización social moderna es satisfactoriamente progresiva.

El criterio de progresividad de una sociedad no puede medirse por su mera capacidad de producir bienes per capita, sino por su adecuación para fomentar el desarrollo de la acción y experiencia de sus individuos de modo que repercuta sobre la organización social, haciéndola más apropiada para favorecer, a su vez, el desarrollo de la acción y experiencia individual, y así sucesivamente.

Sirva esta lista de valores para una cultura alternativa como base para completar de manera colectiva una visión más solidaria y libre, esto es, más humana, de esta sociedad para el siglo XXI.




Extraído de
La Intoxicación Lingüística
El uso perverso de la lengua
Vicente Romano
Colección TILDE


sábado, 16 de julio de 2016

MOVIMIENTO PEDAGÓGICO LATINOAMERICANO DE MINAS GERAIS

 La reunión del Movimiento Pedagógico Latinoamericano de Minas Gerais terminó el viernes 8 de Julio, después de dos días de intercambios, debates y conferencias, bajo la organización de Sind-UTE / MG en conjunción con la CNTE y  la Internacional de la Educación para América Latina, para fortalecer el movimiento sindical latinoamericano.




Escenarios Preocupantes
La situación actual ha confirmado el avance neoliberal en América Latina, una creciente ola de conservadurismo con ataques sistemáticos para derrocar a los derechos de los trabajadores. En el segundo y último día del calendario de reuniones, esta realidad se ha discutido a partir de las experiencias de México y Venezuela. En Brasil, trabajadores de la educación, liderados por la Confederação Nacional dos Trabalhadores em Educação (CNTE), afiliada a la Internacional de la Educación para América Latina, han hecho una resistencia implacable contra el retroceso en la escuela pública brasileña, combatiendo las medidas regresivas como el fin de jubilación especial para la enseñanza, los ataques a los recursos del petróleo para la educación, que no intenten hacer aplicación de la Ley piso, entre otros indicadores principales para la categoría.
México
Con la presencia de dos representantes del país, la exposición se dividió entre la Dra. Gabriela Vásquez, profesora del programa de Pos Grado de Estudios Latino Americanos de la UACM (Universidad Autónoma de la Ciudad de México), y el profesor José Antonio Altamirano Ojeda de la CNTE (Coordinadora Nacional de trabajadores de la educación) en la región de Oaxaca, la cual  ha experimentado intensos conflictos entre los trabajadores de la educación y de la fuerza militar en el país.
La Dra. Vázquez expuso la deficiencia de la enseñanza causada por reforma de la educación impuesta a los educadores mexicanos por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Un sistema que no invierte nada en la enseñanza, los maestros son culpados por la mala calidad de la educación con el apoyo de los medios de comunicación que están al servicio de los gobernantes.
Esta Ley educativa busca razones para perseguir y castigar a los profesores y crear situaciones en las que los concursos, por ejemplo, son pruebas de opción múltiple, obligatorios para la entrada en carrera y el mantenimiento de puestos de trabajo, pero puede ser proporcionada por cualquier profesional sin formación o cualificación para la enseñanza. Para la profesora Gabriela Vázquez, el mayor problema de dicha reforma es la desprofesionalización de la enseñanza en el país. Expresó: “Hoy en día, los maestros en México se manifiestan intensamente en contra de esta reforma que amenaza la  educación pública y esto ha llevado a una categoría de organización más grande en contra de todas las formas de represión”.
El profesor José Antonio Altamirano Ojeda, centró su presentación en la explicación de cómo el movimiento laboral se ha hecho para hacer frente utilizando la constante presencia en las calles, promoviendo protestas para exigir la derogación de lo que se impone a los maestros, especialmente la evaluación obligatoria de la enseñanza incluida en la reforma educativa de 2013.
Él utilizó el espacio para denunciar la precaria situación de los maestros mexicanos, lo que resultó en los últimos años en muchos conflictos. Este último ocurrió en la zona de Oaxaca, causando seis muertes de los trabajadores después de la policía federal lanzara disparos con armas de fuego contra los manifestantes. ”Ahora más que nunca, hay que continuar esta lucha, porque estos compañeros que perdieron la vida son un reflejo más del por qué rechazamos el modelo neoliberal que quieren imponerle a nuestra educación”,  expresó.
La reforma que los sindicatos y los movimientos sociales anhelan México, se basa en cuatro áreas: educativos, legales, políticas y organizativas.  Por eso, cada vez más, es necesario para contrarrestar los intereses de los oligarcas y el imperialismo financiero.  Sin embargo, todavía hay un largo camino por recorrer, un camino que ha dado lugar a episodios tristes, como el caso de los estudiantes muertos en Ayotzinapa, cuyos cuerpos nunca han aparecido, y también el hecho de que hay en este país, más de 500 presos políticos, personas encarceladas por defender diferentes pensamientos del estado. ”Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”, concluyó el profesor Altamirano, de la voluntad incansable para luchar.
Venezuela
Para hablar de la venezolana, el invitado fue el profesor José Humberto Guariguata Osorio, Director General de Investigación y Formación de la MPPE (Ministerio del Poder Popular para la Educación), del gobierno de Venezuela.  Comenzó su discurso señalando que el imperialismo avanza, no se detiene, y recordando que, mucho antes de que el presidente Hugo Chávez llegó al poder e inició el cambio social que el pueblo venezolano ansiaba, los principales medios de comunicación han tratado de satanizar medidas que serían creadas por los más necesitados.
Resaltó que anteriormente los golpes tenían una configuración clásica, donde se usurpaba  el poder utilizando solamente la fuerza, mientras que hoy en día, los golpes vienen disfrazados de legalidad,  ya que el derecho simplemente no respeta los marcos legales.  El profesor Guariguata, argumentó que el movimiento de la  izquierda, debe ir más allá de la transformación de la estructura legal del país, buscando fortalecer la conciencia política, fundamento que sustenta el poder que hemos conquistado sobre el sector burgués.
En diciembre de 2015, la oposición ganó las elecciones parlamentarias en Venezuela y en ese momento, la izquierda comenzó un ejercicio de autocrítica. Teniendo en cuenta el hecho de que gran parte de la población culpa al chavismo por la recesión y la escasez experimentada por el país, se hizo evidente la falta de conciencia política necesaria para analizar y comprender cuáles eran los intereses del imperialismo en el monopolio petrolero que causó este aislamiento del país.  Por otro lado, el presidente Maduro también vio la urgencia de liberar al país de la dependencia exclusiva del petróleo, e instituyó lo que llama “el Congreso Nacional,” una unión entre la clase obrera, el gobierno y los líderes sociales para potenciar a las personas y fortalecer el gobierno popular.En este sentido, la educación ha jugado un papel importante y las escuelas han estado entrenando sitio para las comunidades a través de un programa llamado “Todas las manos a la siembra”, que consiste en reunir a la comunidad escolar (profesores, estudiantes, padres y otras partes interesadas) los sábados para hablar de política y otros asuntos sociales y plantar verduras el consumo de la comunidad, es decir, el socialismo experimentado en la práctica.
Siendo que existen severas críticas de la frecuencia con la izquierda se ha comportado después de su llegada al poder en los países latinoamericanos, se pide una reflexión sobre la actualidad: “Tenemos que resistir más, tenemos que llegar al poder. Pero, ¿qué hacemos con el poder?  Si solo llegar ahí fuera suficiente, no habríamos perdido las elecciones en la Argentina, no habría ocurrido golpes de Estado como en Honduras y Paraguay, y la realidad brasileña sería diferente “, bromeó.  El profesor José Humberto concluyó defendiendo la unidad y cooperación entre la izquierda latinoamericana, basada en los principios del conocimiento, el apoyo mutuo y el respeto por la verdadera liberación de la Patria Grande.
La Resistencia al Golpe de Estado 2016
Hubo un tiempo para poner en marcha el proyecto, organizado por Carol Proner, Gisele Cittadino, Marcio Tenenbaum y Wilson Ramos Filho.Flocado, 103 artículos y entrevistas con los maestros / as, periodistas, líderes de movimientos sociales, artistas y científicos, los brasileños y extranjeros, como Boaventura de Sousa, Leonardo Boff, Guilherme Boulos y el trabajo de Jandira Feghali se erige como una herramienta en la lucha política que sucede en Brasil.
Los textos, analizan las causas, las consecuencias y las peculiaridades de la destitución de Rousseff, ahora en curso, explorando temas como el papel del Tribunal Supremo y de los actores políticos, la cobertura de los principales medios de comunicación, el despliegue de la operación Lava Jato y el ataque a las políticas de inclusión social. Para presentar el trabajo durante la reunión, llegó el doctor Alexandre Gustavo Melo Franco de Moraes Bahía, uno de los colaboradores de los temas “Después de todo, ¿quién es el guardián de la Constitución?” Y “Golpe vergonzoso pasa en la casa.”
El papel de la educación y los educadores en la Resistencia Democrática
El Profesor Gaudêncio Frigotto es un filósofo y doctor en Educación, Historia y Sociedad en la Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP).Actualmente se desempeña como profesor en la Facultad de Educación y el Programa de Postgrado en Políticas Públicas y Formación Humana UFRJ (Universidad del Estado de Río de Janeiro).
Ha sido un incansable paladín de las causas sociales de la izquierda y seguido de cerca la lucha de los trabajadores de la educación, manteniendo una mirada realista, pero con la esperanza en el horizonte que está diseñado para el próximo período. Habló de cómo los socialistas tienen que estar en las calles, es el pensamiento socialista de ser internacionalista y no sumisa, los socialistas no quieren ser aislados ni colonizados.
Valoró todas las inversiones que Lula y Dilma hicieron para la creación de Institutos Universitarios y federales, haciendo hincapié en que los que no ven este gran avance social, que abrió las puertas del espacio arrebatado a la clase obrera, fueron adoctrinados por los medios tradicionales. No dejó de llamar a la izquierda a la autocrítica , diciendo: “colegas, nadie está en contra del término “competencia “, pero el neoliberalismo enseña que sólo hay espacio para los más competentes,  en términos de las habilidades que demanda el mercado”.
Frigotto cree que la izquierda no se dio cuenta de que el sector privado se infiltró gradualmente el proyecto del gobierno.  A través de unas alianzas que se necesitaban para gobernar la ideología de mercado estaba tomando el lugar de la liberación de la pedagogía que predicamos y creemos. ”La burguesía no estaba en contra de instruir, sino que está en contra de educar”, dijo.
Motivó a continuar una lucha contra la esperanza y la feracidad para tratar de bloquear el impeachment, especialmente para restaurar la confianza en el valor del voto.” Hoy es el momento de unirse a las fuerzas progresistas.Para concluir, me pregunto: ¿cual es, en la resistencia, nuestra verdad sustancial, profunda e inquebrantable ?”.
Acto “Fora Temer” en defensa de la Educación
Los trabajadores de la educación que participaron en el Encuentro del Movimiento Pedagógico, finalizaron las actividades del evento con una protesta en defensa de la educación y “Fora Temer”. Cientos de manifestantes caminaron por las calles de Belo Horizonte para exigir el respeto con consignas. Vestidos de “luto” con la frase emblemática “Yo ‘luto’ por la educación”, llevando velas y con mordazas, refiriéndose a algunos proyectos de ley  que se tramitan en la Cámara de Diputados. La manifestación fue pacífica y dejó claro que los trabajadores de la educación de Minas Gerais no se dejarán silenciar, incluso cuando tratan de amordazarlos.
Carta de Minas Gerais
“Vamos a seguir denunciando los golpes, luchando en las calles y luchando por la patria libre!”
Todos los debates y reflexiones prestados durante la reunión dio lugar a la “Carta de Minas Gerais”, un documento que será ampliamente distribuido entre los órganos de gobierno de la educación en el estado y también a nivel federal.


Fuente: http://www.ei-ie-al.org/index.php/1293-brasil-conclusiones-de-la-reunion-del-movimiento-pedagogico-latinoamericano

miércoles, 13 de julio de 2016

El perfecto negocio de la educación

Las grandes corporaciones han tomado el mando de una “reforma” educativa, que acompañan con campañas de desprestigio de los docentes. Bill Gates encabeza la operación en Estados Unidos, en pos del apetecible mercado de la educación. Gates apoyó el documental “Waiting for Superman”, dirigido por David Guggenheim, que apunta al sentido común del sujeto parido por los medios corporativos. Fue duramente impugnado por los gremios docentes estadounidenses y tiene versiones para países latinoamericanos, como “De panzazo” (ver youtube). En Estados Unidos, como ha denunciado el periodista David Brooks, la educación alcanzó el segundo lugar en el mercado con cerca de dos billones de dólares en juego, siendo pioneras las empresas dedicadas a vender exámenes estandartizados para docentes, alumnos y establecimientos educativos; son las que más rédito sacan del negocio, alcanzando una tasa de crecimiento de dos dígitos. 


Rápidos para los negocios, el magnate Rupert Murdoch y bancos como Goldman Sachs y JPMorgan Chase, han incrementado poderosos fondos de inversión en educación. El mexicano Luis Hernández explica que la campaña de satanización en su país está motorizada por los monopolios informáticos, como Televisa y TV Azteca. Evaluar ahora resulta un negocio redondo: inscripto en el discurso pedagógico neoliberal, el término se torna medir para tasar, poner precio a cada trozo del proceso educativo. De eso se trata. La “reforma” consiste en habilitar el sistema público para que la modernización tecnológica quede en manos de las empresas de informática, se establezcan aranceles para favorecer los préstamos usurarios de los bancos a las familias, se privatice la administración de contrataciones de docentes y personal administrativo. 

Como corresponde a la lógica empresarial, hay que bajar costos. Dado que el rubro salarial docente es más del 80 por ciento del presupuesto educativo, hay que eliminar docentes. Pero la mayor parte de la sociedad todavía sabe que la educación requiere de la maestra/o, los alumnos se alegran cuando un humano los atiende en persona (y no solamente por Skype) y la educación sigue siendo un vínculo social, aunque algunos seres poderosos se escondan detrás de los robots y de los paquetes de contenidos que venden en el mercado. Que el sistema escolar siempre necesita mejoras es una verdad de Perogrullo, por lo cual no es difícil deducir que denostar a los docentes es uno de los más fáciles programas publicitarios de la “reformas” que tienen como meta flexibilizar las formas de contratación. No obstante, se les interpone una de las más caras conquistas de los trabajadores de la educación: la convención colectiva de trabajo. 

Nuestros trabajadores, entre ellos los docentes, tienen esa conciencia de clase que pudo palparse en la multitudinaria manifestación del pasado 29 de abril y en el encomiable esfuerzo que están realizando en pos de la unidad de las centrales gremiales. Hay la resistencia en varios países, como en México donde los docentes están en pie de lucha y en Chile donde no ceden las demandas masivas por la estatización y gratuidad de la enseñanza. Frente a esos obstáculos, los técnicos de las corporaciones desarrollaron un discurso que justifica poner precio a los educadores y hacerlos competir en el mercado. La historiadora de la educación Diane Ravitch-quien ocupó importantes cargos en el área durante los gobiernos de George H.W.Bush y Bill Clinton- renunció en 2010 a sus lugares públicos, denunciando el carácter destructivo de la evaluación que se aplica. En su best seller La muerte y la vida del gran sistema escolar estadounidense: como evaluar y socavar la educación, Ravitch criticó los usos punitivos del “accountability” para echar a educadores y cerrar escuelas. 

La autora relaciona fuertemente el sostenimiento de la educación pública con el derecho de los docentes a la negociación colectiva. En cambio el principal argumento (falaz) que usa la campaña es que los maestros y profesores no quieren que se los evalúe porque no saben nada; son burócratas que aprovechan los puestos estatales para trabajar lo menos posible. Ninguno de los tres argumentos contiene verdad. Los gremios han expresado repetidamente que no rechazan la evaluación que integre el proceso de enseñar-aprender, sino su uso para justificar los despidos, la estratificación del sector, la baja de los salarios y la entrega de las contrataciones a las leyes del mercado. 

Los docentes reclaman que se mejore la organización de su trabajo, concentrar sus horas en una o dos escuelas, tener una cantidad razonable de alumnos para trabajar en profundidad con ellos. Resienten la escasa capacitación que (en la Argentina como en la época de Menem) vuelve a ser un negocio. El instrumento para llevar a cabo la discriminación ha sido probado en Chile e instalado en numerosos países y consiste en un Instituto estatal con autonomía, dedicado a la evaluación de la “calidad”. Esa es la palabra que esconde el secreto: ¿quién y con qué objetivos se define la “calidad” de la educación? La acepción neoliberal sirve para legitimar las regulaciones de la educación de acuerdo a los requerimientos del mercado. Es un negocio perfecto: una clientela infinita y regulable, más un Estado tonto que financie lo que no rinde dividendos. Afortunadamente, organizaciones de la importancia de la Internacional de la Educación (que representa a los sindicatos del mundo), el Movimiento Pedagógico Latinoamericano, la Ctera y las demás organizaciones de trabajadores de la educación de nuestro país, trabajan intensamente para evitar el derrumbe cultural y luchan por una educación cuya “calidad” se defina desde concepciones democráticas de la cultura, de la historia y del futuro.


Por Adriana Puiggrós *
Pedagoga. Ex diputada nacional por el Frente para la Victoria.
Fuente Página 12 Buenos Aires

lunes, 11 de julio de 2016

CAPITALISMO CASI ANTÓNIMO DE DEMOCRACIA

El orden socioeconómico capitalista es sinónimo de libertad… siempre que usted acepte que la primera de las libertades la disfrute el capital, y que el dinero pueda ser libre para comprarlo todo. Cuando se restringe la capacidad del dinero para adquirir los bienes que sustentan la vida en sociedad o se impide que éstos se comporten a la manera de una mercancía más, susceptible de ser comprados y vendidos, se restringe al capitalismo.

Por eso es tan importante para el capitalismo que la conciencia ciudadana sea manipulada para fijar la idea de que capitalismo es igual a democracia y que cualquier atentado contra la libertad del dinero para adquirir cualquiera de los bienes terrenales y morales del hombre es una agresión contra la democracia.
Lamentablemente, la organización social en que vive el mundo es el capitalismo y son pocos los países cuyos pueblos han logrado- o luchan aun por hacerlo- que no sean las clases adineradas las que detenten el poder político y hayan emprendido, con dificultades enormes, rutas distintas a ese orden económico, político y social.
Por ese motivo, las reglas de juego que rigen las relaciones internacionales en el planeta en forma de leyes, prácticas sociales y tradiciones, tienen todas -o casi todas- una fundamentación conveniente al orden burgués.
Hay veces que la dictadura global capitalista se ejerce con mayor violencia que otras, pero siempre subyace una lucha entre los ricos empoderados y los pobres que sufren las consecuencias de tal prerrogativa ajena.
Cuando las condiciones lo permiten, las oligarquías se obligan a hacer concesiones a sus “sometidos” en aras de evitar que éstos se vean estimulados a recurrir a su ventaja numérica y se organicen para un enfrentamiento que perturbe de alguna manera su orden.
Pero, con igual o mayor prontitud, suelen reaccionar las clases adineradas cuando su hegemonía se encuentra en peligro y acuden al recurso de apoyarse recíprocamente en defensa de sus espurios intereses explotadores.
Los privilegiados se preguntan cómo sería un país donde los médicos, los educadores, los tribunales, los gobiernos, los medios de producción y de servicios, los medios de información, las expresiones culturales y hasta las condiciones para hacer el amor estuvieran al servicio de todos por igual en una sociedad en la que el dinero no pueda determinar diferencias en la calidad y urgencia de las prestaciones.
Algo así, consideran, distorsionaría el precario y asimétrico equilibrio actual de casi todas las sociedades nacionales; el capitalismo precisa que tales ideas continúen al margen de las aspiraciones ciudadanas.
¿Por qué aceptar que, en caso de enfermedad, una persona con recursos económicos se vea condenada a la misma calidad de atención e iguales condiciones de tratamiento y posibilidades de curación que los que carecen de ellos?
¿Es lógico que los descendientes de personas adineradas deban compartir las mismas aulas y calidad de educación con los hijos e hijas de las familias pobres?
¿Es racional que pobres y ricos sean juzgados, si delinquen, con el mismo rasero, o que compartan galeras en prisión cultos millonarios corruptos con rústicos y hambrientos delincuentes comunes?
¿Por qué candidatos a cargos de gobierno, en sus campañas electorales, han de prescindir de las donaciones que les hagan las personas más ricas, influyentes y responsables de la sociedad, a fin de que, en su futuro desempeño como dirigentes, se consideren obligados a proteger prioritariamente la seguridad de los capitales de las corporaciones y los del segmento más importante y poderoso de la nación?
Para el capitalismo internacional, la prensa sólo se considera democrática en un país donde esté permitido al capital privado comprar emisoras de radio y de televisión, periódicos, revistas, agencias de noticias o cualquier otro medio para así cuidar que lo que se publique sirva a sus intereses, que son los determinantes en el conjunto de la sociedad.
El orden burgués valora también como lícito que el disfrute de lo mejor del arte y la cultura nacional e internacional esté limitado a la élite culta de la sociedad que es capaz de sufragar, mediante la publicidad, el precio de sus costosas realizaciones, o de pagar onerosos billetes de entrada a los espectáculos.
¿Acaso no considera natural y lógico que todo en la sociedad esté estructurado de modo que el atractivo principal para la relación de géneros sea el dinero y la posición económica, y que la competitividad y la lucha por la ganancia sean los motores del progreso en cualquier nivel?
La historia registra la existencia de una supuesta democracia esclavista en Grecia y los capitalistas han pretendido apropiarse del término cual si fuera privativo de su ordenamiento socioeconómico, pese a ser el vocablo “capitalismo” casi antónimo de “democracia”, un término sólo reclamable etimológicamente por el “socialismo”.


Por Manuel E. Yepe
Fuente: https://manuelyepe.wordpress.com/2016/06/14/capitalismo-es-casi-antonimo-de-democracia/



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